Qué es el síndrome del túnel carpiano

El hormigueo persistente en las manos, el entumecimiento de los dedos o ese dolor que se intensifica al dormir no siempre son simples molestias pasajeras. En muchos casos, detrás de estos síntomas se esconde el síndrome del túnel carpiano, una neuropatía compresiva cada vez más frecuente, sobre todo entre personas que trabajan muchas horas frente al ordenador o realizan movimientos repetitivos con las manos. Esta afección, que afecta al nervio mediano a su paso por la muñeca, puede interferir notablemente en la calidad de vida si no se diagnostica y trata a tiempo.

¿Qué es el síndrome del túnel carpiano?

El túnel carpiano es un canal estrecho en la base de la mano, situado entre los huesos de la muñeca y el ligamento anular del carpo, que contiene los tendones flexores de los dedos y el nervio mediano (uno de los nervios de la mano).

Por tanto, el síndrome del túnel carpiano (STC) es una neuropatía (afectación del nervio periférico) originada por la compresión del nervio mediano –uno de los principales nervios que permiten la sensibilidad y el movimiento de parte de la mano1– a su paso por el túnel carpiano –una estructura estrecha situada en la base de la palma, en la muñeca–, debida a una inflamación de los tendones, presencia de líquido, etcétera, que tienen como consecuencia la disminución del espacio y el atrapamiento del nervio. Como consecuencia el afectado nota desde dolores o inflamación a hormigueos2 en la zona.

El nervio mediano se encarga de inervar los dedos pulgar, índice, medio y parte del anular, además de permitir el control de algunos músculos importantes para el movimiento de la mano. Cuando la presión dentro del túnel carpiano aumenta —ya sea por inflamación, retención de líquidos, traumatismos o sobreuso—, el nervio se comprime, generando alteraciones en la sensibilidad, fuerza y función de la mano. Aunque suele desarrollarse de forma progresiva, existen casos más agudos y súbitos que requieren una valoración urgente.

Se puede diferenciar en aguda y crónica.

• Síndrome de túnel carpiano de forma aguda: es poco frecuente y se debe a un aumento súbito y sostenido de la presión en el túnel carpiano por una causa repentina como un traumatismo directo, una fractura de muñeca o de radio, hemorragia local o una retención brusca de líquidos, como puede ocurrir en ciertas situaciones médicas (por ejemplo, en el embarazo o con enfermedades renales). Se manifiesta con un inicio rápido e intenso del dolor, entumecimiento o debilidad en la mano, y puede requerir tratamiento quirúrgico urgente para evitar daño permanente al nervio.

• Síndrome del túnel carpiano de forma crónica: es la más común y los síntomas pueden persistir durante meses o años. Suelen padecerla personas con ocupaciones como cajeros, envasadores, carniceros, trabajadores de costura… En definitiva, profesionales que realizan movimientos repetitivos o que emplean herramientas vibratorias en su desempeño profesional e incluso deportivo; o bien debido a posturas inadecuadas o enfermedades sistémicas que favorecen la inflamación de los tejidos del túnel carpiano En estos casos, los síntomas tienden a fluctuar, especialmente por la noche o tras actividades manuales prolongadas, y pueden mejorar con reposo, fisioterapia o tratamientos conservadores si se detecta a tiempo.

Afecta a entre el 3 y el 5% de la población adulta3. Este cuadro es mucho más frecuente en adultos de entre 40-60 años, afectando particularmente a las mujeres4, posiblemente por diferencias anatómicas en la estructura del túnel carpiano o por factores hormonales. Suele ser bilateral en más del 50% de los casos. 

El síndrome del túnel carpiano no es solo una molestia funcional: si no se trata a tiempo, puede llegar a afectar la capacidad de realizar actividades cotidianas como escribir, cocinar o conducir. Por ello, su detección precoz es clave para evitar un deterioro progresivo de la función nerviosa. Para solucionarlo, como veremos más adelante, puede recurrirse a un tratamiento conservador, o bien, apostar por la cirugía5 si el médico así lo recomienda, siendo otra opción de tratamiento no quirúrgico las inyecciones de corticosteroides6.