Tendinitis
Un esfuerzo repetitivo o una sobrecarga en una zona de tu cuerpo puede provocar que algunos músculos trabajen más que otros, debilitando la zona de los tendones. Te contamos cómo recuperarte de una tendinitis.

Qué es la tendinitis y causas

Por: Julián Martínez San Juan

Osteópata, quiromasajista deportivo y técnico superior deportivo

Actualizado: 25 de abril de 2025

Cuando un dolor sordo o punzante aparece en un tendón y se instala como ese invitado molesto que no quiere marcharse, es muy posible que estemos hablando de tendinitis. No hace falta ser atleta profesional para sufrirla: basta con correr demasiado, abusar del teclado o levantar la compra de forma poco amable con nuestros tejidos. Esta inflamación del tendón —el cordón fibroso que une músculo y hueso— es una de las lesiones más frecuentes tanto en el deporte como en la vida cotidiana, y si no se trata a tiempo, puede convertirse en una molestia crónica que limite tu actividad durante semanas… o meses.

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A continuación abordaremos qué es exactamente la tendinitis y cómo se produce, qué tipos existen (spoiler: no, no todo dolor de hombro es igual), y qué señales debes vigilar para saber si la estás padeciendo. Te contaré además cómo se trata y qué puedes hacer desde hoy mismo para aliviar el dolor y prevenir recaídas. Porque sí, la buena noticia es que la tendinitis tiene solución, pero también exige que le prestes atención.

¿Qué es la tendinitis?

La tendinitis es la inflamación aguda (con irritación e hinchazón) del tendón, que es la estructura que une el músculo con el hueso. Puede causar dolor y dificultar el movimiento en el hombro, codo, manos o muñecas, o incluso el talón, que son las zonas del cuerpo que con mayor frecuencia se ven afectadas por este problema. 

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La tendinitis es una enfermedad crónica y recidivante. Esto provoca la degeneración del tendón. En los últimos años, el término 'tendinitis' ha sido cuestionado por la ciencia médica y la fisioterapia moderna. ¿Por qué? Porque no siempre hay inflamación real, y el problema suele ser más complejo que eso. Es por ello actualmente el término tendinitis se está reemplazando por tendinopatías, un término paraguas que engloba no solo la inflamación, sino también la degeneración progresiva del tendón (tendinosis) y otras alteraciones en su estructura.

Este tipo de afecciones se han ido incrementando en los últimos tiempos debido al aumento de la práctica de actividades recreativas de carácter deportivo como tenis, golf, béisbol, baloncesto, natación o esquí. Aunque también se puede contraer en el trabajo por la repetición continua del mismo movimiento en el desempeño laboral (pintores, carpinteros, peluqueros, soldadores), o incluso en pasatiempos como los videojuegos o la jardinería.

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Exploración de la tendinitis en la muñeca

Causas de la tendinitis

La tendinitis o tendinopatía generalmente ocurre en adultos jóvenes por un esfuerzo repetitivo o sobrecarga de una zona del cuerpo. Esto provoca que algunos músculos trabajen más que otros, debilitando la zona de los tendones al someterlos a esfuerzos reiterados sin darles tiempo suficiente para recuperarse. Imagina un mensajero que lleva demasiados recados en poco tiempo: acaba fatigado, irritado, e incluso puede romperse. Así funciona el tendón cuando le pedimos más de lo que puede dar. Por este motivo, las tendinitis se consideran como enfermedades por sobrecarga, y son especialmente frecuentes dentro de la patología laboral y deportiva. 

Esto puede deberse a un aumento brusco del volumen de entrenamiento, una técnica de movimiento deficiente o incluso un equipamiento inadecuado (como zapatillas gastadas o raquetas mal adaptadas). A esto se suman otros ingredientes, como la falta de fuerza muscular específica, la pérdida de flexibilidad, alteraciones biomecánicas (por ejemplo, pisadas inestables) y, en algunos casos, factores sistémicos como la edad, enfermedades metabólicas (diabetes, dislipemias) o desajustes hormonales.

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En adultos mayores la tendinitis ocurre debido al envejecimiento de los tejidos, y en estos casos puede haber degeneración del tendón. Igualmente, es más frecuente en pacientes con artritis, gota, diabetes o enfermedad renal. Las posibilidades de sufrirla también aumentan si toma con frecuencia medicamentos como los antibióticos, fluoroquinolona o las estatinas para reducir el colesterol. 

También es importante entender que no todos los tendones reaccionan igual. Algunos soportan cargas colosales en cada movimiento —pensemos en el tendón de Aquiles en una carrera de velocidad—, mientras que otros se irritan por microtraumatismos acumulados —como los tendones del codo en un oficinista que pasa horas escribiendo o usando el ratón—. Por eso la tendinitis no es solo "cosa de deportistas".

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Zonas del cuerpo más propensas a la tendinitis

Puede verse afectado cualquier tendón, aunque la tendinitis se observa con mayor frecuencia en la parte superior del cuerpo. Los tendones más castigados y, por tanto, más propensos a tendinitis son:

  • Tendinitis del hombro: sobre todo los tendones del manguito rotador (supraespinoso, infraespinoso).
  • Tendinitis del codo: epicóndilo lateral (codo de tenista) y epitroclea (codo de golfista).
  • Tendinitis de la mano y muñeca: tendones extensores y flexores por uso excesivo.
  • Cadera: tendón del glúteo medio, sobre todo en corredores y mujeres posmenopáusicas.
  • Rodilla: tendón rotuliano (rodilla del saltador) y tendón cuadricipital.
  • Tobillo o talón: tendón de Aquiles, en deportes de carrera, salto o cambios rápidos de dirección.
  • Pie: tendones de la fascia plantar o los tendones tibiales.

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Mujer en la oficina con dolor por tendinitis en la muñeca

Actividades más ligadas a la aparición de tendinitis

Cualquier disciplina o actividad física que implique movimientos repetitivos de alta intensidad puede ser terreno fértil para una tendinopatía. Algunos ejemplos clásicos:

  • Running: el tendón de Aquiles y la fascia plantar sufren la carga de cada impacto contra el suelo.
  • Natación: las sobrecargas en los tendones del manguito rotador del hombro son un clásico de los nadadores.
  • Tenis y pádel: favorecen la aparición del famoso codo de tenista (epicondilitis) o el codo de golfista (epitrocleitis).
  • CrossFit y halterofilia: movimientos explosivos mal controlados pueden inflamar tendones de hombro, codo o rodilla.
  • Ciclismo: puede generar tendinopatías rotulianas (por la flexión continua de la rodilla) o aquileas (por la posición del pie).
  • Trabajo de oficina: aunque parezca inocente, pasar horas al teclado puede provocar tendinopatías de muñeca o codo.

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