Fibra alimentaria, tómatela en serio
La fibra alimentaria es esencial para que una dieta se considere sana y equilibrada, y ayudar a combatir el estreñimiento, aunque no se debe abusar de su consumo. Conoce sus propiedades y funciones, y qué alimentos la contienen.

Funciones de la fibra alimentaria

Por: José González Sancho

Periodista especializado en salud y bienestar

Actualizado: 4 de junio de 2024

Aunque la fibra alimentaria no se puede digerir ni absorber en el intestino delgado, la flora bacteriana del aparato digestivo se encarga de fermentarla parcialmente, lo que da lugar a varios compuestos químicos y ácido grasos de cadena corta que son muy beneficiosos y tienen un gran papel en una dieta saludable, contribuyendo a la salud digestiva, metabólica y general. La fibra desempeña diversas funciones más en el organismo, entre las que destacan:

  • Regulación del tránsito intestinal: tiene la función de absorción del agua. Gracias a ello aumenta el volumen de las heces, haciéndolas más fluidas, facilitando su expulsión. Ayuda así a combatir el estreñimiento, promoviendo una evacuación regular y saludable, y a reducir la posible aparición de hemorroides.
  • Evita la diverticulosis. Al regular el tránsito intestinal evita la diverticulosis (formación de pequeñas bolsas en el colon) cuya causa es la excesiva presión de las heces en las paredes de los intestinos. 
  • Aumenta la sensación de saciedad. La fibra insoluble no aporta calorías. Ésta se hincha con el agua provocando la sensación de saciedad, beneficiando especialmente a los que tienen problemas de peso.
  • Reduce los niveles de colesterol circulante. Una dieta de fibra soluble puede reducir el colesterol malo (LDL), ya que este tipo de fibra es capaz de cubrir las paredes del intestino evitando la absorción del colesterol de los alimentos, por lo que previene la hipercolesterolemia.  
  • Posible efecto protector contra cáncer de colon, mama y próstata. La fibra insoluble acelera el tránsito intestinal, disminuyendo el tiempo de exposición del revestimiento intestinal a posibles agentes cancerígenos.
  • Reduce la posible aparición de diabetes: la fibra forma un gel viscoso en el intestino, lo que ralentiza la digestión y disminuye la velocidad de absorción de los hidratos de carbono de los alimentos ingeridos, evitando así que aumente bruscamente el azúcar en la sangre, previniendo picos bruscos de glucosa después de las comidas. Por otro lado, el consumo regular de fibra puede mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que es beneficioso para la prevención y el manejo de la diabetes tipo 2.
  • Ayuda al incremento de bacterias intestinales que son muy beneficiosas para nuestro organismo. La fibra soluble actúa como prebiótico, alimentando a las bacterias beneficiosas en el intestino grueso. Estas bacterias fermentan la fibra, produciendo ácidos grasos de cadena corta que son beneficiosos para la salud intestinal y general.
  • Evita la obesidad. La fibra es capaz de atrapar una parte de las grasas y de los azúcares ingeridos, por lo que las dietas que contienen buenas cantidades de fibra evitan la absorción de ambos. Esto, sumado a que la fibra, especialmente la soluble, puede aumentar la sensación de saciedad al ralentizar el vaciado gástrico y prolongar la digestión. Esto puede ayudar a controlar el apetito y reducir la ingesta calórica total, favoreciendo el mantenimiento o la pérdida de peso, o dicho en otras palabras, evitando el sobrepeso.
  • Reducción de la presión arterial: el consumo adecuado de fibra, especialmente de fuentes vegetales, se ha asociado en diversos estudios científicos con una reducción de la presión arterial. Los mecanismos incluyen la mejora de la sensibilidad a la insulina, la reducción del colesterol y el aporte de antioxidantes y otros compuestos beneficiosos presentes en los alimentos ricos en fibra.

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Creado: 24 de mayo de 2011

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