Dra. Victoria Verdú
10/07/2013
La clínica especializada en técnicas de reproducción asistida, Ginefiv, acaba de publicar un libro, ‘El gran sueño de ser papás’, que recoge el testimonio de personas que se han sometido a este tipo de terapias para conseguir tener un hijo, y han querido compartir su experiencia con todos aquellos que deseen conocer de primera mano en qué consisten los tratamientos, los temores y dudas que asaltan a los futuros padres durante el proceso, y la gran felicidad que ha supuesto para ellos el nacimiento de su bebé. Este libro, además, proporciona información práctica y actualizada sobre todas las posibilidades que la medicina reproductiva pone a disposición de las personas que tienen dificultades para concebir de forma natural, y aclara las principales dudas que pueden tener al respecto. La Dra. Victoria Verdú, coordinadora de Ginecología de la clínica Ginefiv, nos explica los últimos avances que se han producido en este campo, y los pasos a seguir por las pacientes, desde la primera consulta, hasta lograr el deseado embarazo.
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Gracias a iniciativas como el libro que acaba de publicar Ginefiv, cada vez hay más información sobre las posibilidades que ofrece la reproducción asistida, y se sabe, por ejemplo, que los óvulos envejecen y perderán calidad con los años. ¿Se ha producido un aumento en la demanda de vitrificación de óvulos por parte de mujeres que quieran retrasar su maternidad?
Sí, aunque yo creo que todavía hay mucha gente que no conoce la técnica como tal porque empezamos a vitrificar óvulos en el año 2007 y hasta ese momento las técnicas de las que disponíamos eran de congelación lenta, hacían que los ovocitos no sobrevivieran, y no se podían congelar óvulos. La vitrificación de óvulos es una técnica que ha facilitado mucho las cosas, y no solo vitrificamos los ovocitos de mujeres que quieren preservar su fertilidad, sino los de mujeres que realizan un ciclo, y en un momento determinado su pareja tiene un bloqueo y no puede entregar la muestra de esperma, o por otras circunstancias no se puede hacer la transferencia en el ciclo de fecundación ‘in vitro’. Cada vez son más las mujeres que se deciden por esta opción, y algunas vitrifican sus óvulos porque en un momento dado no pueden tener hijos por cuestiones de trabajo, o porque no tienen pareja y ven que el tiempo pasa y que tienen más de 35 o 36 años. Hay un poquito más de demanda porque ahora hay gente que no puede tener hijos porque no tiene trabajo y ven que se escapa el tiempo.
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O sea, que la crisis ha influido en esto…
La crisis ha influido en todo, está influyendo en que la edad media de las mujeres que deciden tener un hijo cada vez es más elevada; hace ocho años la edad media de las pacientes que realizaban fecundación ‘in vitro’ en este centro era de 34 años y medio, y en estos momentos es de 38 años. Probablemente porque no encuentren el momento de tener un hijo, en el sentido de que necesitan una estabilidad económica, emocional con su pareja…, y con todo el problema que tenemos con la crisis, la gente va difiriendo las cosas hasta los 38 o 39 años, que creo que es el momento en que las mujeres se dan cuenta de que o tienen un hijo, o probablemente se queden sin tener hijos genéticamente suyos; o sea, que es verdad que realizamos muchos tratamientos hasta los 40 o 43 años, pero por encima de estas edades, la inmensa mayoría de los embarazos que conseguimos es porque utilizamos óvulos de mujeres jóvenes y sin problemas de fertilidad. Creo que la gente cada vez es más consciente de que el tiempo pasa y que las cosas se dificultan, y hay un momento, con 37 o 38 años, que es cuando las mujeres dicen ‘o lo intento ya o no me va a ser posible tener hijos’.
Hace ocho años la edad media de las pacientes que realizaban fecundación ‘in vitro’ en nuestro centro era de 34 años y medio, y en estos momentos es de 38 años
Uno de los casos que se plantea en el libro es el de una pareja que a pesar de tener ya una hija no conseguía un segundo embarazo. ¿Cómo es posible que alguien que es fértil deje de serlo?
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Porque el tiempo pasa. Una mujer que no tiene problemas y se queda embarazada con 34 o 35 años, y después espera hasta que ese niño tenga dos o tres años e intenta un segundo embarazo con 37 o 38 años, como nuestro cuerpo y nuestros óvulos son muy sensibles al paso del tiempo, la mujer que con 34 o 35 años no tuvo problemas, con 38 o 39 años ya tiene un problema de fertilidad. A partir de los 36 años se incrementa mucho la tasa de anomalías cromosómicas, disminuye la cantidad de óvulos, y obviamente es más difícil conseguir un embarazo. Se produce un problema de infertilidad asociado a la edad.
Donación de óvulos y adopción de embriones
La donación de óvulos puede ser la única opción para mujeres que tienen alterada la función ovárica, o cuyos ovocitos no tienen la calidad suficiente. ¿Cuáles son los pasos que se siguen en el caso de que la mujer necesite una donación de ovocitos? ¿cuánto tiempo pasa desde la primera consulta hasta el positivo en el test de embarazo?
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Lógicamente, depende de si la paciente se queda embarazada a la primera o no, pero lo primero es realizar las pruebas pertinentes a ambos miembros de la pareja. Obviamente, hay que hacer toda una serie de análisis hormonales, además de las pruebas de hepatitis, rubéola, toxoplasmosis, sífilis, VIH… También tenemos que hacer un análisis a la muestra de semen del varón, porque como la fertilidad es más prolongada en los varones casi siempre se puede utilizar el semen de la pareja aunque sean más o menos de la misma edad. Las pruebas suelen tardar como mucho un mes, y luego tenemos que sincronizar el ciclo de la mujer receptora con una donante de unas características físicas similares a las suyas, de un grupo compatible con ambos miembros de la pareja. Así que desde que llega la paciente a la clínica hasta que se le realiza el tratamiento pasan dos o tres meses. Hay que tener en cuenta que es más fácil encontrar donantes similares si la receptora es española, porque la mayoría de nuestras donantes son mujeres españolas, y lo lógico es buscar a alguien lo más parecida posible, porque además la ley dice que tenemos que buscar a una donante fenotípicamente similar.
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¿Cuáles son las dudas o los miedos más frecuentes que asaltan a las mujeres o parejas que utilizan óvulos o semen de donante?
Están en relación a cómo va a ser el donante o la donante. Obviamente, a los donantes se les hacen unas pruebas que están totalmente determinadas por la ley de reproducción asistida y que comprenden análisis de hepatitis, rubéola, sífilis, VIH, también se les pide un estudio genético, un careotipo, y un estudio psicológico, porque la ley lo exige desde el año 2003. Se solicitan algunas pruebas complementarias porque pensamos que hay enfermedades genéticas que tienen una alta incidencia en la población general en función de las zonas donde estemos trabajando; en el área mediterránea, por ejemplo, pedimos mucho fibrosis quística porque es una enfermedad genética de alta prevalencia en esta zona. Si todas estas pruebas y analíticas están bien, y siempre y cuando la historia clínica de su familia sea normal, entonces puede donar. Sin embargo, los receptores tienen miedo a que el donante no esté bien, no sea una persona buena, no sea una persona inteligente… Esto es normal, porque es miedo a lo desconocido, y más en este caso que se trata de un bebé, que es lo más preciado que tenemos. Por eso yo entiendo que tengan ciertos miedos.
La consulta de fertilidad está a caballo entre la psicología y la medicina, porque son personas que necesitan mucho apoyo a nivel emocional
También se plantean dudas con respecto a si el día de mañana le van a contar cuál fue su origen genético, o no, si le van a querer lo suficiente al no tener su carga genética…, pero bueno, yo creo que eso es un proceso de maduración, y en el centro tenemos un equipo de psicólogos para ayudarles, además de que los ginecólogos hablamos mucho con las pacientes, porque la consulta de fertilidad está a caballo entre la psicología y la medicina, y probablemente son personas que necesitan mucho apoyo a nivel emocional. Lo que todos sabemos es que a la hora de optar una donación de gametos hay que tenerlo muy claro, igual que si adoptas un hijo. La diferencia está en que cuando se trata de una adopción tienes más tiempo para recapacitar sobre tu decisión, mientras que en el caso de una donación de gametos, los tiempos no son tan largos, porque en tres meses puede hacerse el tratamiento. Por ello, se hace un estudio muy exhaustivo, sobre todo a la madre receptora, porque ahora hay técnicas que permiten ser madres a mujeres con edad avanzada, a partir de 45 años, y en España estamos trabajando hasta los 50 años, y obviamente no todas las mujeres de esa edad están en las mismas condiciones. Si es un óvulo joven tiene muchas más posibilidades de implantación del embrión, pero luego el embarazo lo va a pasar la receptora, y tiene que estar bien, ya que el embarazo es una sobrecarga para el cuerpo, e incluso podría ser riesgoso para una mujer que no estuviera en las condiciones adecuadas.
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Otra de las parejas que ha conseguido su ‘sueño de ser papás’ –en este caso gracias a la donación de óvulos–, vino de Francia para someterse al tratamiento. Y es que las clínicas españolas especializadas en reproducción asistida cuentan con un gran prestigio fuera de nuestras fronteras. ¿Cómo se actúa en Ginefiv con los pacientes extranjeros para facilitarles el proceso?
Hay países donde este procedimiento no es legal, como en Italia, por ejemplo; y en otros, como en Francia, aunque es legal no se puede compensar económicamente a los donantes, y entonces hay muy pocos ciclos de donación. Pacientes de Francia, de Inglaterra, de Italia, de Alemania…, vienen a España. En un primer momento contactan con nosotros –para lo que tenemos un servicio de traductoras que hablan diversos idiomas–, y les solicitamos determinados datos como la edad, las pruebas básicas de serología de hepatitis, rubéola, toxoplasmosis, etcétera, y les informamos cómo va todo vía mail. Si nos envían las pruebas y está todo bien, tienen una edad razonable, y están en unas condiciones aceptables para asumir un embarazo, se les cita para que vengan desde su país. En una primera consulta se vuelven a revisar las pruebas, se les realiza una ecografía, y en esa misma consulta se toma una muestra de semen de su pareja, que posteriormente se analiza y ya se deja una muestra congelada, porque en el caso de que esté bien probablemente podamos usar esa muestra de semen para fecundar los óvulos de la donante. Una vez revisadas todas las pruebas, las pacientes pueden comenzar a tomar el tratamiento hormonal en su país y hacerse allí las ecografías, mientras que aquí se realiza el tratamiento a la donante. Tras esa primera consulta, mantenemos el contacto por vía mail o vía telefónica y, el día que se realiza la punción de su donante, si la muestra de semen estaba bien y podemos trabajar con ella, fertilizamos los óvulos con esa muestra de semen, y la paciente tiene que venir tres días más tarde a que le implantemos los embriones. De manera que lo más probable es que tenga que venir únicamente en dos ocasiones. El contacto vía mail facilita mucho el procedimiento.
Supongo que tras la transferencia de embriones, y si ésta tiene éxito, el seguimiento del embarazo se hace en su país…
Sí, se hace allí. Las pacientes se hacen ecografías y nos las envían por correo electrónico. Nosotros seguimos a la paciente hasta las ocho o nueve semanas de embarazo, cuando ya se ve que el embrión va creciendo, tiene latido, y va todo bien, y a partir de ahí su ginecólogo habitual es el que controla la gestación.
Cuando se precisa una doble donación, en la que tanto los espermatozoides como los óvulos proceden de donantes, no existe carga genética de los futuros padres, ¿no sería entonces más sencillo recurrir directamente a la adopción de embriones?
Sí, de hecho, la ley de reproducción asistida ahora mismo establece que una mujer o una pareja que tiene embriones congelados y ya no los quiere, y la mujer tiene menos de 35 años, aparte de donarlos a investigación o implantárselos ella misma, tienen la opción de donarlos a otras parejas. En todos los centros de fertilidad hay un programa de donación de embriones para que estos embriones procedentes de parejas que ya no quieren tener niños y son así de generosos, los puedan donar a otras parejas. Hay una lista de espera, que se sigue escrupulosamente, y hay muchos embriones que pasan a adopción. El tratamiento consiste en administrar a la receptora una medicación hormonal –pastillas y óvulos vaginales– para preparar el endometrio, que es la ‘camita’ donde vamos a poner los embriones. Sin embargo, hay que tener en cuenta que son embriones congelados y las tasas de embarazo son las que se tienen con este tipo de embriones, y están en un 30 o 40%. Cuando hacemos tratamientos con embriones en fresco, en tiempo real, haciendo la punción a la donante y fertilizándolos con semen de donante en este caso, las posibilidades de embarazo son más altas, y si ponemos dos embriones están en torno a un 50-60%.
Con embriones congelados las tasas de embarazo están en un 30 o 40%, mientras que con embriones en fresco son del 50-60%
En el libro también se recogen los testimonios de dos donantes, de óvulos y de semen. La donación de óvulos es bastante molesta y, sin embargo, Paloma ha donado nada menos que cuatro veces. Según tu experiencia, ¿cuáles crees que son las principales motivaciones de las personas que se ofrecen a donar sus gametos?
Los tratamientos de estimulación que se realizan en este momento a las mujeres que van a donar sus gametos son llevaderos; no es que no noten nada, pero se intentan minimizar los riesgos al máximo. Por otra parte, lo que sí es cierto es que hay muchos comentarios acerca de que las donantes lo hacen por dinero. Y la ley de reproducción asistida establece que por todas las molestias que supone someterse a todas las pruebas, y luego hacerse una punción ovárica para extraer los óvulos, hay que compensar económicamente a las donantes con una cantidad de entre 600 y 1.000 euros, que es lo que estamos haciendo en todas las clínicas en España, y es legal desde el año 78. En otros países, en los que no hay compensación económica, como es el caso de Francia, no se realizan apenas donaciones, porque obviamente la compensación económica es importante, pero también es verdad que no puedes vivir de eso, y hay otras maneras con las que una mujer o un hombre pueden conseguir dinero. Yo creo, y conozco a muchas donantes, que hay una motivación altruista, porque hay gente de raza negra o asiática, que pueden tener problemas económicos y sin embargo no donan porque por su religión, o por su ética, no les parece bien donar. España, por lo general es un país bastante donador, y se dona mucha sangre, se donan muchos corazones y muchos riñones, y es algo que nos parece altruista y bueno. Además, la ley también limita el número de donaciones, porque solo se puede donar hasta que haya seis nacidos vivos de un mismo donante, aunque todavía el registro de donantes sigue sin existir, así que cabe la posibilidad de que alguien done en nuestro centro y luego se vaya a donar a otro centro.
Avances en las terapias de reproducción asistida
Antes me comentaban que en Ginefiv disponéis de un gabinete psicológico, ¿es entonces habitual que la mujer o la pareja reciban apoyo psicológico durante el proceso de reproducción asistida?
Pues sí, y cada vez más. Hace unos años no teníamos el gabinete psicológico, pero es algo que la gente ha ido poco a poco demandando. Yo llevo ya 17 años en la clínica y recuerdo perfectamente que hace unos años a una pareja le decías que existía la posibilidad de ir al psicólogo y parecía que le estabas comentando que no se encontraban bien o que a lo mejor tenían algún problema psicológico muy importante, pero les hacemos entender que no es que tengan nada anormal, y que preocuparse por su embarazo y por su futuro hijo no tiene nada de extraño. Y se dan cuenta de que los psicólogos lo que intentan es ayudarles a resolver sus dudas, y las técnicas de reproducción asistida, además, se realizan sobre parejas que llevan un bagaje, años de esterilidad, y muchas veces están tristes porque no lo consiguen, y yo creo que el apoyo psicológico es importante porque son profesionales que saben manejar esos niveles de ansiedad y estrés, y a mí me parece que les sirve de mucha ayuda.
Es posible también que un estado psicológico apropiado facilite el embarazo, ¿no?
Hay estudios que dicen que el hecho de estar en las mejores condiciones psíquicas podría incrementar las tasas de embarazo; no es seguro al cien por cien porque es algo difícil de comprobar, pero lo cierto es que disminuye mucho la tasa de abandonos, ya que si la paciente tiene un buen estado anímico y lo lleva más o menos bien, aunque no se quede embarazada a la primera, lo sigue intentando, y a la segunda o la tercera se puede quedar. Pero si está muy mal psicológicamente, y le produce un estrés tremendo, es posible que realice un tratamiento y, si no se queda, lo deje, de manera que probablemente la tasa acumulada de embarazo es más alta cuando el estado psicológico es bueno, porque disminuye la tasa de abandono del tratamiento. Además, el sufrimiento no sirve para nada, y si podemos ayudar a disminuir esos niveles de estrés, ansiedad y sufrimiento, pues genial.
En el libro apuntáis que en el caso de inseminación artificial los test de embarazo que se comercializan no son tan fiables como cuando se trata de una concepción natural ¿por qué?
Hay un poco de confusión a este respecto. Si una paciente se hace un test de embarazo muy cercano a una inseminación y se ha puesto una medicación que sirve para inducir la ovulación, tanto en los ciclos de FIV, como con inseminación, puede dar positivo. Los test de embarazo ahora son buenísimos y detectan muy bajos niveles de hormona del embarazo, pero no determinan qué cantidad da positivo o negativo, y cuando nosotros estamos haciendo una inseminación o una fecundación in vitro, la cantidad de hormona de embarazo que se está produciendo es importante para nosotros, porque si el nivel es alto puede indicar que a lo mejor vienen dos bebés, por ejemplo. Así que no es que los test de embarazo sean malos, sino que si se hacen en el momento inadecuado, la paciente puede creer que está embarazada y no estarlo, porque sale positivo debido a la medicación que se ha puesto.
Ya se han producido grandes avances en el campo de la reproducción asistida, y en el libro auguráis que los tratamientos mejorarán todavía más en el futuro ¿nos puedes adelantar un poco cómo esperáis que sean esos cambios?
Yo destacaría que las estimulaciones cada vez son más suaves y menos riesgosas para las pacientes. Antes había mucho riesgo de hiperestimulación ovárica y ahora, con los nuevos protocolos que se utilizan, disminuyen mucho los riesgos y las complicaciones para la madre. Otra innovación fundamental son las estufas donde ponemos los embriones para el cultivo hasta que los implantamos en el útero, que cada vez son más sofisticadas. Ya existen estufas que realizan un seguimiento y cada 15 minutos hacen una foto del embrión, y no hace falta estar sacando y metiendo los embriones porque los vemos a través de una grabación. Gracias a que están mejorando mucho los métodos de cultivo de los embriones en el laboratorio, cada vez tenemos menos necesidad de poner dos o tres embriones a la paciente. Nuestro objetivo es disminuir las complicaciones y, al ser más eficaces las técnicas, se necesitan menos embriones para conseguir un embarazo, y esto reduce la tasa de gestaciones múltiples, por lo que esperamos que en el futuro no habrá gemelares ni triples (estos últimos han disminuido ya muchísimo).
Otro ejemplo de un gran avance en reproducción asistida son las posibilidades que ofrece la preservación de la fertilidad, el hecho de que las mujeres que ahora mismo no puedan tener niños, tengan la opción de extraerse 15 o 20 ovocitos y congelarlos para que el día de mañana, con 40 años, puedan tener hijos mediante una autodonoación, utilizando sus propios óvulos. Actualmente en nuestro centro un 30% de los tratamientos que se realizan son con óvulos de donante y, si no fuera por esas donantes, habría por lo tanto un 30% de pacientes nuestras que jamás tendrían un niño.
A partir de los 36 años se incrementa mucho la tasa de anomalías cromosómicas, disminuye la cantidad de óvulos, y obviamente es más difícil conseguir un embarazo. Se produce un problema de infertilidad asociado a la edad
También me gustaría añadir que en las revisiones ginecológicas que se realizan a mujeres que tienen 28 o 30 años cabe la posibilidad de hacer una ecografía con un recuento de folículos, que es una forma muy fácil de comprobar cuántos folículos tienen en los ovarios, y conocer así sus expectativas en cuanto a reserva ovárica. También hay determinados análisis hormonales, como la hormona antimulleriana, que sirven para determinar la reserva ovárica y, si no es muy alta, cabe la posibilidad de vitrificar óvulos o de adoptar. Así, la paciente averigua a tiempo que es posible que su vida fértil no sea tan larga como la de otras mujeres. Por lo tanto, ya hay formas de conocer las expectativas reproductivas en una revisión ginecológica, una información fundamental para cualquier mujer.