Rubéola
Esta infección, aunque de carácter leve, resulta muy peligrosa si la madre la transmite al feto en desarrollo. Por eso, si quieres tener un bebé, te conviene saber si tienes anticuerpos para la rubéola y, si no es así, debes vacunarte.

Qué es la rubéola y cómo se transmite

Por: María Dolores Tuñón

Médico Residente de Medicina Familiar y Comunitaria

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 5 de septiembre de 2022

¿Qué es la rubéola?

La rubéola es una enfermedad contagiosa causada por un virus de la familia de los togavirus. Afecta tanto a niños como a adultos, pero su verdadera importancia como problema de salud pública radica en que si una mujer embarazada resulta infectada durante los primeros meses de la gestación, la enfermedad puede afectar también al feto y causarle malformaciones congénitas graves.

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Es una enfermedad exantemática, es decir, que se caracteriza por la aparición de un exantema o lesiones rojizas inicialmente en la cara, para posteriormente distribuirse al resto del cuerpo, junto con fiebre no muy alta, ganglios característicos detrás de los oídos, dolores de cabeza, de las articulaciones y conjuntivitis.

Su incidencia es mayor en primavera e invierno, aunque desde el inicio de la vacunación universal se ha pasado a una incidencia mínima, menor de 0,3 casos/100.000 habitantes, aunque estos se mantienen por la migración que permite diagnosticar casos en adultos de países no vacunados. Todavía se mantiene una mayor notificación de casos en países como Polonia. La incidencia de rubéola gestacional también es muy baja, de menos de un caso por 100.000 nacidos vivos.

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En los casos no congénitos, el tratamiento suele ser sintomático, con terapias dirigidas a la fiebre y a los dolores, pero el objetivo fundamental es conseguir la vacunación universal para evitar casos sobre todo en gestantes y erradicar su principal y más grave complicación, el síndrome de la rubéola congénita (SRC).

Cómo se transmite la rubéola

El virus de la rubéola se propaga mediante las gotitas que se expulsan con las secreciones respiratorias de los individuos infectados. Durante el embarazo, la rubéola puede transmitirse de la madre al feto a través de la placenta, causándole graves trastornos (esto es lo que se denomina rubéola congénita).

El agente infeccioso llega a la faringe gracias a la inhalación de esas gotitas contaminadas. Una vez allí, pasa al torrente sanguíneo y alcanza el tejido linfático, donde queda alojado y se reproduce. Finalmente, cuando el virus ya se ha multiplicado lo suficiente, vuelve a pasar a la sangre. Es en este momento cuando el organismo comienza a responder a la infección, produciendo anticuerpos capaces de destruir al virus. El individuo infectado puede contagiar la enfermedad aproximadamente desde una semana antes de la aparición del exantema hasta una o dos semanas después.

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Rubéola: vacunarse, la mejor forma de prevenirla

Una vez que una persona ha sido infectada, los anticuerpos que genera su organismo permanecen inactivos en el tejido linfático durante el resto de su vida. Gracias a ello, si en cualquier momento se vuelve a producir una infección, el cuerpo humano será capaz de combatirla.

Epidemiología

Antes de la introducción de la vacuna contra la rubéola (en España se incluyó en el calendario de vacunación infantil en 1977), se producían epidemias periódicamente, y la enfermedad solía afectar más a los niños, especialmente a aquellos en edad escolar por tratarse de una enfermedad que se transmite fácilmente con el contacto cercano. En la actualidad, sin embargo, las epidemias han quedado prácticamente erradicadas, y la enfermedad afecta principalmente a adultos jóvenes que no han sido vacunados.

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En España se consiguió el estado de eliminación de la rubéola por primera vez en 2015, y en 2019 seguía siendo considerado un país libre de la transmisión endémica de este virus.

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