Meningitis
Los niños y adolescentes son las víctimas más vulnerables de la meningitis, pero los expertos advierten que los mayores de 65 años y los viajeros también corren peligro. Conoce sus causas y cómo evitar las secuelas de esta grave infección neurológica.

Qué es la meningitis y síntomas

Por: María Alba Jiménez

Licenciada en Medicina por la Universidad de Alcalá de Henares y pediatría en el Hospital General de Villalba

Por: Dr. Pablo Rivas

Especialista en medicina interna

Actualizado: 30 de septiembre de 2024

¿Qué es la meningitis?

La meningitis es un tipo de infección del sistema nervioso central. Es una inflamación de las meninges, las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Esta inflamación puede ser causada por infecciones virales, bacterianas o, en raros casos, fúngicas, así como por ciertas enfermedades o medicamentos. Las formas bacterianas y virales son las más comunes, siendo la meningitis bacteriana la más grave.

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Las infecciones neurológicas son uno de los problemas más graves de la medicina, pues la supervivencia del paciente depende fundamentalmente de que se detecten de manera precoz para proceder inmediatamente al tratamiento específico.

La trascendencia de las diferentes infecciones del sistema nervioso es muy variable. Aunque es cierto que hay algunas que solo requieren reposo en cama, las más importantes son aquellas en las que la vida del paciente corre un verdadero peligro o pueden dejar secuelas importantes que incapaciten para siempre al enfermo.

Cómo afecta la meningitis al sistema nervioso central

El sistema nervioso central está formado por el cerebro, el cerebelo, el tallo cerebral y la médula espinal. Las tres estructuras primeras forman el encéfalo. Todo ello está protegido por hueso, en concreto por el cráneo y la columna vertebral. Además, el sistema nervioso se encuentra cubierto por tres membranas llamadas meninges, que se localizan directamente sobre él y le proporcionan una protección adicional a la ósea. En el interior de estas membranas está el líquido cefalorraquídeo, que funciona a modo de amortiguador de posibles lesiones.

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La meningitis se define como la inflamación de las meninges, con la consiguiente alteración del líquido cefalorraquídeo. Este líquido es muy importante para el diagnóstico de la meningitis, pues su aspecto va a cambiar, o no, dependiendo del tipo de microorganismo que produzca el cuadro. La inflamación de las meninges aumenta la presión alrededor del cerebro y la médula espinal, lo que puede causar síntomas como dolor de cabeza intenso, fiebre alta y rigidez en el cuello. Esta presión puede llevar a complicaciones graves si no se trata a tiempo.

La meningitis se acompaña, en ocasiones, de un proceso de inflamación del encéfalo que puede conducir a una disminución del nivel de conciencia y otros síntomas que sugieren un cuadro más grave. Cuando sucede esto se conoce como meningoencefalitis.

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Infografía sistema nervioso central y meninges

La meningitis se acompaña, en ocasiones, de un proceso de inflamación del encéfalo que puede conducir a una disminución del nivel de conciencia y otros síntomas que sugieren un cuadro más grave. Cuando sucede esto se conoce como meningoencefalitis.

Síntomas de la meningitis y riesgos para la salud

Los síntomas de la meningitis pueden aparecer de forma repentina e incluyen fiebre, dolor de cabeza intenso, rigidez en el cuello, náuseas, vómitos, confusión, somnolencia, sensibilidad a la luz (fotofobia) y, en algunos casos, una erupción cutánea.

En los bebés, los síntomas pueden ser más difíciles de identificar e incluyen irritabilidad, letargo, llanto constante, falta de apetito y, en casos avanzados, una protuberancia en la parte superior de la cabeza (fontanela abultada).

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La meningitis bacteriana es especialmente peligrosa y puede progresar rápidamente, causando daño cerebral, pérdida auditiva, problemas neurológicos permanentes e incluso la muerte. Es una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato con antibióticos y, a veces, medidas de soporte intensivo. ​Las personas que sobreviven a la meningitis bacteriana pueden experimentar secuelas como pérdida de la audición, problemas de memoria y aprendizaje, convulsiones, dificultades motoras y, en casos extremos, amputaciones debido a complicaciones como septicemia.

La meningitis viral, aunque generalmente menos grave, puede dejar secuelas neurológicas, sobre todo si no se maneja adecuadamente.

Los bebés y los niños pequeños son especialmente vulnerables a la meningitis debido a que su sistema inmunológico aún está en desarrollo. La enfermedad puede afectar su desarrollo cognitivo y motor, impactando negativamente su crecimiento y calidad de vida. Haz click en el enlace si quieres saber más sobre las características concretas de la meningitis en niños.

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La importancia de detectar la meningitis y abordarla a tiempo

Un diagnóstico rápido y un tratamiento temprano son fundamentales para minimizar el riesgo de complicaciones graves. La detección se realiza mediante análisis de sangre y una punción lumbar (para obtener una muestra de líquido cefalorraquídeo). Dependiendo de la causa (bacteriana o viral), el tratamiento puede incluir antibióticos, antivirales y medidas de soporte en el hospital.

La vacunación es la principal herramienta de prevención, ya que puede proteger contra las bacterias más comunes que causan meningitis, como Neisseria meningitidisStreptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae tipo b.

Aunque históricamente el Día Mundial contra la Meningitis se conmemoraba el 24 de abril, desde el 2022 y tras un acuerdo con la OMS se pasa a celebrar el 5 de octubre.

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Tipos de meningitis

Uno de los puntos más importantes a la hora de diagnosticar una meningitis es diferenciar si la causa es bacteriana o vírica, pues la supervivencia del paciente no es la misma en ambos casos y, por consiguiente, la actitud terapéutica será distinta según sea una forma u otra. Estos son los tipos de meningitis existentes:

Meningitis vírica

Esta forma de enfermedad suele implicar mucho menos peligro para la vida del paciente. A este tipo también se le conoce como meningitis aséptica porque los estudios encargados de demostrar la presencia de microorganismos en las muestras suelen dar negativo.  

Hay varios tipos de virus que son capaces de provocar un cuadro de meningitis. Los más frecuentes son los llamados enterovirus, pero también es importante el virus del herpes simple.

La forma vírica de la meningitis suele presentar una clínica más leve que la bacteriana. Cursan normalmente con fiebre, dolor de cabeza y, a veces, presentan algún síntoma que se acerca más a la clínica de la forma bacteriana, pero de forma menos intensa. Este cuadro suele desaparecer en pocos días. En general, son procesos benignos que cursan sin complicaciones, y el tratamiento se limita a aliviar los síntomas del paciente.

Concepto de meningitis y encefalitis

Sin embargo, hay que resaltar que la meningitis causada por el virus del herpes simple ha de recibir una atención especial, pues es mucho más frecuente que se complique con encefalitis, donde la inflamación llega al cerebro y provoca alteraciones neurológicas importantes, que pueden incapacitar al enfermo de por vida. Por eso, ante la mínima sospecha de que se trate de un virus herpes simple, se añade al tratamiento normal uno específico para este virus, y se somete al paciente a una observación rigurosa.

Meningitis bacteriana

Esta es la forma más conocida de la enfermedad. Los diferentes microorganismos que pueden provocar este tipo de infección dependen de la edad del paciente y de otros factores como, por ejemplo, el estado del sistema inmune del enfermo. Este sistema es el encargado de proteger al cuerpo humano de las agresiones externas como son las infecciones; su mal funcionamiento implica una mayor predisposición a padecerlas.

De entre todas las bacterias responsables de meningitis destacan:

  • El Streptococcus pneumoniae o neumococo. Es la causa más frecuente de meningitis. Esta bacteria coloniza con frecuencia la faringe de las personas sin dar ningún tipo de enfermedad. Se puede encontrar en un 5-10% de los adultos sanos y en un 20-40% de los niños sanos. Sin embargo, en ocasiones, el sistema inmune no pueden controlar su crecimiento y llega a las meninges a través de la sangre, o directamente por contigüidad en caso de que exista una infección de los senos para nasales (sinusitis) o del oído medio (otitis media), o un fractura craneal tras un traumatismo. El neumococo también puede ser el causante de neumonías (pulmonías) que ocasionalmente se pueden asociar a meningitis. La meningitis por neumococo puede aparecer a cualquier edad. Es más frecuente que se dé en personas con algunas deficiencias del sistema inmune (por ejemplo tratamientos con medicamentos inmunosupresores, o personas con trastornos del bazo), también en diabéticos, alcohólicos, personas con insuficiencia renal o hepática, personas desnutridas, o tras un traumatismo en el que se producen fracturas craneales. Su mortalidad es muy alta. Existe una vacuna que cubre algunos serotipos de neumococo y que ha bajado la incidencia de la meningitis por neumococo en niños.
  • La Neisseria meningitidis o meningococo, que es responsable de muchas de las epidemias de meningitis, sobre todo en los niños y jóvenes. El meningococo puede colonizar la faringe de muchas personas sin dar enfermedad. La meningitis puede aparecer en personas con algún trastorno del sistema inmune, pero con frecuencia se da también en personas sanas. Existe una vacuna eficaz contra el meningococo, pero que desgraciadamente no cubre todos los serotipos que hay de esta bacteria.
Meningitis bacteriana
  • En los recién nacidos y en los ancianos las bacterias causantes de esta enfermedad pueden ser totalmente diferentes a las del resto de la población. Por ejemplo, en recién nacidos se puede dar una meningitis por una bacteria llamada Streptococcus agalactiae (también llamado estreptococo del grupo B). Esta es una bacteria que coloniza el tracto genital femenino y puede infectar al recién nacido durante el parto. Afortunadamente, el estudio y erradicación de esta bacteria en mujeres embarazadas ha disminuido la incidencia de esta complicación. En niños menores de cinco años era frecuente la meningitis por una bacteria que se encuentra en el tracto respiratorio llamada Haemophilus influenzae tipo b. La vacunación en la infancia ha disminuido en gran medida esta enfermedad. Los niños, los ancianos, las mujeres embarazadas, y algunas personas inmunodeprimidas, pueden sufrir una meningitis por una bacteria llamada Listeria monocytogenes. Se asocia con frecuencia al consumo de productos lácteos o algunas verduras crudas y tiene un mal pronóstico.

Como vemos, es muy importante tener en cuenta la edad y el estado de salud del paciente para empezar a administrar el tratamiento ante una sospecha de meningitis.

A partir de este punto, la información que sigue se va a referir principalmente a la meningitis de causa bacteriana.

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