Los fármacos de la familia Ozempic también tienen efecto rebote tras dejarlos

23/07/2025
Para 2020, se estimaba que 2.200 millones de adultos en todo el mundo padecían sobrepeso y obesidad, y se prevé que esta cifra aumente a 3.300 millones para 20351. Ante este contexto, no es un secreto que los medicamentos contra la obesidad como la semaglutida —popularizada con nombres comerciales como Ozempic o Wegovy— se han convertido en uno de los mayores fenómenos farmacéuticos de los últimos años. Celebrados por su eficacia para ayudar a perder peso, estos fármacos han suscitado a la vez entusiasmo, cautela y un aluvión de preguntas médicas y éticas. Una de las más importantes acaba de recibir una respuesta con base científica: ¿qué ocurre con el peso perdido cuando se deja de tomar?
Hasta ahora, hay 6 medicamentos (orlistat, naltrexona-bupropión, liraglutida, semaglutida, tirzepatida y fentermina-topiramato) que han sido aprobados para el tratamiento de la obesidad en adultos2. Diferentes trabajos han demostrado que el uso a largo plazo de estos medicamentos antiobesidad (también llamados AOMs, por sus siglas en inglés) en adultos contribuyó a una pérdida de peso significativa. Sin embargo, otros estudios han informado que tras interrumpirlos puede darse una recuperación de peso. Hasta ahora no había una evaluación sistemática de este efecto a largo plazo, pero un nuevo trabajo global parece haber indagado a fondo en el asunto.
La respuesta no es optimista. Este nuevo metaanálisis de 11 ensayos aleatorizados publicado en BMC Medicine3 y coordinado desde el Peking University People’s Hospital por Xiaoling Cai y Linong Ji, con más de 2.466 participantes (1.573 en tratamiento y 893 en control), ha confirmado que, tras suspender el tratamiento, los pacientes con obesidad recuperan gran parte del peso perdido durante el año anterior con estos medicamentos. Es lo que se conoce popularmente como “efecto rebote”, un fenómeno que muchos sospechaban, pero que ahora se cuantifica con más precisión. Así, durante el período de seguimiento, se observó una recuperación de peso significativa entre las 8 y las 52 semanas posteriores a la interrupción del tratamiento.
Todos los estudios evaluaron el peso al menos cuatro semanas tras interrumpir el fármaco. Se usaron modelos de efecto aleatorio y meta‑regresión para analizar la trayectoria del peso después del tratamiento. Del total de estudios se incluyeron seis estudios sobre AR GLP-1 o semaglutida (el ingrediente activo de Ozempic y Wegovy), un estudio sobre agonistas de receptor dual GLP-1 y GIP, un estudio sobre orlistat, dos estudios sobre fentermina-topiramato, y un estudio sobre naltrexona-bupropión.
Los datos muestran un patrón consistente: durante las primeras cuatro semanas tras dejar el fármaco, el peso apenas cambia. Pero a partir de la octava semana, comienza a recuperarse de forma clara y progresiva. En la semana 20, los pacientes ya habían ganado, de media, 2,5 kilos más que los que nunca tomaron estos fármacos, aunque seguían por debajo de su peso inicial. Al cabo de un año, la tendencia se estabiliza, pero el peso recuperado persiste.
Los autores recuerdan que no es posible establecer con los datos actuales los mecanismos exactos del rebote, pero mencionan algunos factores que podrían contribuir, como la reducción del gasto energético basal tras la pérdida de peso, cambios hormonales que aumentan el apetito, o adaptaciones metabólicas que favorecen la recuperación. También apuntan a la necesidad de realizar estudios más prolongados que evalúen la evolución tras uno o dos años sin tratamiento.
La obesidad, un problema crónico y una solución ¿a largo plazo?
La realidad es que estos resultados subrayan que la obesidad es una enfermedad crónica y que el tratamiento médico a largo plazo puede ser necesario, no siempre los atajos son una solución definitiva. Sin embargo, la perspectiva de un tratamiento indefinido no es sencilla. Los medicamentos como Ozempic son caros, pueden tener efectos secundarios gastrointestinales molestos, y su accesibilidad sigue siendo limitada en muchos sistemas sanitarios. Además, los ensayos clínicos suelen combinar el tratamiento farmacológico con asesoramiento dietético y actividad física supervisada, algo difícil de replicar en la vida real para algunos pacientes. De hecho, uno de los principales debates que genera este tipo de fármacos es si permiten adelgazar sin cambiar los hábitos de vida.
El estudio parece venir a confirmar lo que ya se intuía en otros trabajos: si se suspende el tratamiento farmacológico, el peso se recupera en gran medida. Ante esta realidad, los especialistas reclaman una integración más realista y estructurada de estos medicamentos en las estrategias de salud pública contra la obesidad. Esto implicaría no solo financiar los tratamientos a largo plazo para quien los necesite, sino también ofrecer un acompañamiento médico y psicológico sostenido en el tiempo.
En la semana 20 tras dejar el tratamiento, los pacientes ya habían ganado, de media, 2,5 kilos más que los que nunca tomaron estos fármacos
Ana Belén Crujeiras Martínez, investigadora líder del grupo de Epigenómica en Endocrinología y Nutrición, del Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago de Compostela (IDIS), y que no ha participado en el estudio, ha apuntado a Science Media Centre España4 que "El estudio tiene implicaciones significativas para el mundo real como evidenciar que se requiere continuidad o estrategias sostenidas a largo plazo en el tratamiento de la obesidad. Los profesionales de la salud deben preparar a los pacientes para el posible rebote de peso y considerar tratamientos a largo plazo mediante combinaciones entre tratamiento farmacológico y estrategias conductuales. Además, se pone de manifiesto una vez más la necesidad de personalizar el tratamiento según las características del paciente y la relevancia del efecto de los ciclos de reganancia de peso sobre la salud metabólica, lo cual no está todavía bien estudiado y debería minimizarse".
No obstante, el nuevo estudio no desacredita el valor de medicamentos como Ozempic, pero pone límites claros a las expectativas. Como resume el propio artículo científico: estos hallazgos indican que los beneficios del tratamiento se reducen después de la interrupción, lo que respalda la necesidad de un tratamiento continuo para el mantenimiento del peso. Por tanto, como demuestra este metaanálisis, el verdadero desafío no es perder peso, sino evitar que vuelva.
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- 1«World Obesity Day Atlases | Obesity Atlas 2024». World Obesity Federation Global Obesity Observatory, https://data.worldobesity.org/publications/?cat=22.
- 2Susan L. Samson, Priyathama Vellanki, Lawrence Blonde, Elena A. Christofides, y Rodolfo J. Galindo. «American Association of Clinical Endocrinology Consensus Statement: Comprehensive Type 2 Diabetes Management Algorithm – 2023 Update». Endocrine Practice, vol. 29, n.º 5, Elsevier BV, 2023, pp. 305–340+, doi:10.1016/j.eprac.2023.02.001.
- 3Linong Ji. «Trajectory of the Body Weight After Drug Discontinuation in the Treatment of Anti-Obesity Medications». BMC Medicine, vol. 23, n.º 1, Springer Science and Business Media LLC, 2025, doi:10.1186/s12916-025-04200-0.
- 4SMC España. «Los fármacos Contra La Obesidad Se Asocian a Un ’rebote’ De Peso Tras El Tratamiento». SMC España, https://sciencemediacentre.es/los-farmacos-contra-la-obesidad-se-asocian-un-rebote-de-peso-tras-el-tratamiento.
Actualizado: 23 de julio de 2025