Parálisis cerebral
Una de cada dos mil personas sufren parálisis cerebral. No suele haber dos casos iguales, y sus consecuencias pueden ir desde problemas de movilidad al retraso mental. Conoce cómo abordarlo.

Qué es la parálisis cerebral y causas

Por: Esther Martín

Estudiante de medicina de la Universidad de Alcalá de Henares

Actualizado: 6 de octubre de 2025

La parálisis cerebral (PC) es un trastorno en el desarrollo motor, de carácter crónico y no progresivo, secundario a una lesión cerebral, producida generalmente durante el crecimiento intrauterino, pero que también puede ocurrir en el momento del parto (por falta de oxígeno durante el periodo de expulsión, por ejemplo), o durante los dos primeros años de vida del bebé, mientras su cerebro aún se está desarrollando (traumatismos, infecciones…), y que afecta a la capacidad para moverse y mantener la postura o el equilibrio. Se trata de la causa más frecuente de discapacidad en la infancia.

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No es una enfermedad específica, sino un grupo de trastornos de causas variables, que puede presentar síntomas muy leves o muy graves. Las lesiones propias de la parálisis cerebral se traducen en una dificultad para controlar las funciones del sistema motor, y el afectado puede presentar espasmos o rigidez muscular, movimientos involuntarios, falta de coordinación, o trastornos en la postura o la movilidad del cuerpo. Dependiendo de la extensión y localización de la lesión, pueden existir otros problemas como retraso mental, dificultades para hablar o en el aprendizaje, o deficiencias visuales o auditivas.

Se estima que dos de cada mil personas padecen parálisis cerebral, porcentaje que se eleva a diez de cada mil cuando se trata de bebés prematuros o con bajo peso al nacer. Esta prevalencia se mantiene estable en los países desarrollados, pero gracias a los avances en tratamientos y cuidados, la esperanza de vida de los afectados ha aumentado en los últimos años, por lo que se ha incrementado el número de pacientes. Según datos de ASPACE unas 120.000 en España padecen esta patología discapacitante. 

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Los grados de parálisis cerebral puede ser variables, teniendo en algunos afectados un impacto apenas perceptible en sus vidas, mientras que para otros supone depender de terceras personas para desempeños básicos de su día a día, y de elementos de ayuda para caminar (sillas de ruedas, exoesqueletos…).

Causas de parálisis cerebral

En la mayoría de los casos la lesión de la parálisis cerebral infantil se produce durante el embarazo a causa de:

  • Infecciones intrauterinas: toxoplasma, rubéola, varicela, citomegalovirus, Zika u otras pueden inflamar o dañar el cerebro fetal).
  • Problemas placentarios o procesos vasculares: insuficiencia placentaria, preeclampsia, restricción del crecimiento o eventos trombóticos fetales pueden causar ictus antes de nacer).
  • Malformaciones cerebrales: el cerebro puede formarse de manera atípica por cambios genéticos o ambientales (por ejemplo malformaciones de la corteza, del cuerpo calloso o de la sustancia blanca).
  • Causas genéticas: se sabe que en una proporción nada desdeñable hay variantes genéticas que predisponen a un desarrollo cerebral anómalo o a mayor vulnerabilidad frente a lesiones.  
  • Exposición a tóxicos o desnutrición severa: menos frecuentes, pero pueden afectar al neurodesarrollo.

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También puede originarse en torno al parto. Así: 

  • Prematuridad extrema y bajo peso al nacer: se ha demostrado que más de la tercera parte de los niños afectados pesaban menos de 2,5 kg al nacer, por lo que la causa probable en estos casos es la anoxia cerebral (falta de oxígeno), normalmente complicada con hemorragias internas, asociadas a prematuridad y bajo peso al nacer. En estos casos el cerebro muy inmaduro es más susceptible a lesiones, sobre todo en la sustancia blanca periventricular (leucomalacia periventricular). El traumatismo en el parto también es una posible causa. 
  • Asfixia perinatal (hipoxia-isquemia): falta significativa y sostenida de oxígeno o flujo sanguíneo durante el parto puede dañar estructuras profundas (ganglios basales, tálamo). Es importante recalcar que no todos los partos difíciles causan parálisis cerebral y, en conjunto, la asfixia explica una minoría de casos.
  • Ictus perinatal: coágulos o interrupciones del flujo sanguíneo alrededor del nacimiento que provocan lesiones focales.
  • Hemorragia intraventricular en prematuros: más probable cuanto menor es la edad gestacional.
  • Ictericia neonatal grave (kernícterus): poco frecuente hoy con controles adecuados, pero la bilirrubina muy elevada puede ser tóxica para el cerebro.
  • Hipoglucemia mantenida o trastornos metabólicos no detectados: si son intensos y prolongados, pueden lesionar.

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Menos del 10% de los casos se deben a problemas surgidos tras el nacimiento del bebé a término, y entre las posibles causas destacan:

  • Infecciones del sistema nervioso: meningitis, encefalitis pueden dejar secuelas motoras.
  • Traumatismos craneoencefálicos: caídas o accidentes graves.  
  • Ictus en la infancia: asociados a cardiopatías, alteraciones de coagulación o infecciones.
  • Anoxia: ahogamientos, convulsiones prolongadas sin control, intoxicaciones severas.
  • Desnutrición extrema y carencias prolongadas en contextos muy adversos.

Sin embargo, en algunos casos no es posible determinar la causa de la parálisis cerebral.

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