Neuralgia del trigémino
El trigémino es un nervio facial que puede alterarse y provocar episodios de intenso dolor en uno o ambos lados de la cara. Aún no es posible curar la neuralgia del trigémino, pero hay tratamientos capaces de controlar el dolor.

Tratamiento de la neuralgia del trigémino

Doctor Miguel Vacas

Por: Dr. Miguel Vacas Córdoba

Especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Príncipe de Asturias

Actualizado: 7 de octubre de 2022

El tratamiento de la neuralgia del trigémino incluye tres aspectos: actuar sobre la causa que lo provoca, farmacología o recurrir a la cirugía:

  • Tratamiento de la lesión causal en los casos sintomáticos.
  • Tratamiento farmacológico: se dispone de varias opciones para bordar sus síntomas:
    • Los analgésicos habituales (paracetamol, ibuprofeno, metamizol) no suelen ser especialmente útiles para calmar el dolor producido por la neuralgia del trigémino.
    • La carbamazepina se ha considerado clásicamente el tratamiento sintomático de elección, de tal forma que la dosis debe incrementarse lentamente para evitar la aparición de efectos secundarios como vértigo o ataxia. Al inicio del tratamiento es necesario realizar analíticas de sangre frecuentes para descartar complicaciones como el desarrollo de agranulocitosis (disminución en sangre del número de un tipo concreto de glóbulos blancos llamados neutrófilos) o una afectación del hígado.
    • La gabapentina se ha convertido en una buena alternativa de tratamiento, especialmente en ancianos y en enfermos que no toleran la carbamazepina, ya que tiene menos efectos secundarios y apenas interacciona con otros fármacos.
    • Otras alternativas son la fenitoína, el clonazepam, el baclofén y el ácido valproico y, de más reciente introducción, la pregabalina.
  • Cirugía: se reserva para los casos en los que el tratamiento farmacológico no consigue controlar el dolor. Existen diversas técnicas, bien conservadoras (radioterapia estereoatáxica, termocoagulación, infiltración con glicerina del ganglio de Gasser), o agresivas (craniectomía occipital con descompresión microvascular).
    • Descompresión microvascular: consiste en explorar la fosa posterior del cráneo y separar el nervio trigémino del vaso sanguíneo que lo está comprimiendo. Esta intervención ha demostrado tener buenos resultados en un porcentaje alto de pacientes, ya que en torno al 90% de los afectados experimenta alivio inicial del dolor, más del 80% permanece sin dolor al cabo de un año y en torno al 72-73% continúa sin dolor al cabo de cinco años. Es la técnica que ofrece mejores resultados a largo plazo, sin embargo, se trata de un procedimiento de cirugía mayor, por lo que sus riesgos son mayores. Las complicaciones más frecuentes de esta cirugía a largo plazo son la pérdida de sensibilidad (7%) y de audición (10%), y las más graves (pueden ocurrir hasta en un 4% de los casos) incluyen la pérdida de líquido cefalorraquídeo, la aparición de hemorragias intracraneales, o el desarrollo de una meningitis aséptica.
    • Tratamientos ablativos: estas intervenciones tienen como objetivo lesionar el nervio trigémino a través de diferentes formas (inyectando glicerina, mediante calor, o mediante una corriente eléctrica). Aunque son menos eficaces a largo plazo (con algunas de estas técnicas, solo el 50% de los pacientes permanece sin dolor pasados cinco años) tienen mucho menor riesgo de complicaciones importantes, por lo que son recomendables en pacientes de riesgo.

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Creado: 6 de febrero de 2015

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