Neurodegenerativa e irreversible, esta enfermedad no es una consecuencia natural del envejecimiento, sin embargo, es la principal causa de demencia en los mayores. Conoce cómo vivir con alzhéimer.
Recomendaciones para vivir con alzhéimer
El entorno del paciente con alzhéimer debe facilitarle en lo posible sus actividades cotidianas.
Una vez que se ha diagnosticado la enfermedad de Alzheimer comenzará un proceso muy difícil, tanto para el enfermo como para las personas que le rodean (más si cabe para estas últimas). Todo el entorno del enfermo, la casa y la familia, deberá ser reorganizado para evitar cualquier tipo de lesión, para facilitar el manejo de situaciones complicadas, y para asegurar una calidad de vida adecuada al paciente y a sus cuidadores.
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Se deben adoptar medidas destinadas a:
Evitar caídas: hay que asegurarse de quitar todo aquello con lo que sea fácil resbalar, eliminar obstáculos que dificulten el desplazamiento, evitar que los cables arrastren por el suelo, asegurar un buen alumbramiento de las estancias, etcétera. En caso de que fuese necesario, existen andadores adaptados que se pueden conseguir en centros de ortopedia.
Evitar accidentes: es importante retirar de la circulación todo tipo de materiales cortantes, inflamables y tóxicos. Es recomendable equipar la bañera con barras que faciliten la entrada y salida de la misma, y con bandas antideslizantes. Instalar seguros en ventanas y puertas, y no dejar nunca solo al paciente en lugares como terrazas, escaleras, y otros lugares que puedan resultar peligrosos para él. Es muy recomendable tener siempre a mano el número de teléfono del servicio de urgencias o centro de salud más cercano.
Organizar el entorno: en general se debe intentar simplificar la disposición de la casa y de los objetos, no dejar nada que pueda caerse con facilidad o con lo que se pueda tropezar. Además, es conveniente no cambiar las cosas de sitio para no desorientar al enfermo. Es bueno indicar el recorrido desde el dormitorio hacia el baño y la cocina, y se pueden colocar carteles con el nombre (y a ser posible un dibujo sencillo) de estas estancias en la puerta.
Estimulación cognitiva y terapia ocupacional: son fundamentales en el abordaje del alzhéimer, afirma el Dr. el Iván Iniesta López, neurólogo del Hospital Los Madroños de Madrid, centro de referencia nacional en el campo de la neurorrehabilitación, que destaca –en una nota de prensa difundida por el centro con motivo del Día Mundial del Alzhéimer 2025– que la terapia ocupacional, junto con un buen entorno psicosocial resultan fundamentales a lo largo de la enfermedad.
Actividades cotidianas: ya desde las primeras etapas de la enfermedad se debe crear una rutina y seguirla lo más fielmente posible; lo que ayudará al enfermo a orientarse en el espacio y en el tiempo. Esto también se puede conseguir facilitando al paciente el acceso a un calendario donde este pueda ir tachando los días, elaborando una lista de actividades, o situando a la vista un reloj que el paciente comprenda (normalmente les resulta más fácil interpretar los relojes digitales).
Las 3 Cs que ralentizan la enfermedad: el Dr. Iniesta habla de las 3 Cs que ralentizan la enfermedad: "En consulta lo llamo el tratamiento de las tres Cs: Crucigramas, Compañía y Caminar. La primera nos obliga a pensar y supone una gimnasia mental, además de un reto necesario para mantenernos activos cognitivamente. Y quien dice crucigramas dice jugar al ajedrez o a los naipes, que además conlleva el componente social; la compañía, esencial también para el estado de ánimo del paciente; y la tercera, caminar, porque la práctica deejercicio contribuye a enlentecer el deterioro cognitivo”, concluye el especialista.
Consejos para familiares de pacientes con alzhéimer
La familia va a vivir y sufrir con el enfermo de alzhéimer todo el progreso de su enfermedad. Los cambios que van a ocurrir a partir de este momento supondrán en muchos casos la aparición de ciertos sentimientos negativos (depresión, miedo, ansiedad, culpabilidad…), y un nivel de estrés y desgaste, tanto físico como psicológico, que van a dar lugar a lo que se ha denominado “síndrome del cuidador”.
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Para evitar que la persona que asume el papel principal de cuidador sufra este trastorno debe, en primer lugar, estar informada y recibir algún tipo de formación que la oriente en el desarrollo de su función. En segundo lugar, debe saber que dispone de ayuda siempre que la necesite, apoyo psicológico, social y familiar.
Por último, y no menos importante, el cuidador debe tener tiempo para descansar y poder realizar actividades fuera del entorno del enfermo. En definitiva, no se debe olvidar que tan importante como el bienestar del paciente es el mantenimiento de la calidad de vida de las personas que le rodean.