Cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides es un tumor poco frecuente cuya incidencia se está incrementando. Aprende a identificar los signos que nos avisan de su aparición, ya que con un tratamiento adecuado suele tener una evolución benigna.

Tratamiento del cáncer de tiroides

Por: Natalia Bermejo Rubio

Médico de Familia

Actualizado: 24 de septiembre de 2025

El tratamiento del cáncer de tiroides depende del tipo de cáncer, el estadio, la edad del paciente, y si el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo. Afortunadamente, la mayoría de los cánceres de tiroides, sobre todo los de tipo papilar y folicular, tienen un buen pronóstico y pueden tratarse con éxito. 

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A modo de resumen, el tratamiento básico de los diferentes cánceres de tiroides es el siguiente:

  • Carcinomas papilar y folicular: tiroidectomía casi total o lobectomía según el tamaño, extensión y riesgo; administración de yodo radiactivo (I-131) en casos de riesgo intermedio/alto o enfermedad residual; y hormonas tiroideas a dosis supresoras de la TSH. tiroidectomía total.

  • Carcinoma anaplásico: radiaciones externas, quimioterapia con finalidad paliativa o de control local. La cirugía, solo si es resecable (poco frecuente). Nuevos tratamientos: inmunoterapia y terapias dirigidas (por ejemplo dabrafenib + trametinib si BRAF mutado). Debido a que es muy agresivo y suele diagnosticarse en estadio avanzado los cuidados paliativos son fundamentales en enfermedad avanzada.

  • Carcinoma medular de tiroides: tiroidectomía total con eliminación ganglionar cervical. No responde al yodo radiactivo, porque las células C no captan yodo. Tratamientos dirigidos (inhibidores de RET, multiquinasas como vandetanib, cabozantinib) en casos avanzados o metastásicos.

  • Linfoma tiroideo: suele tratarse con quimioterapia y radioterapia, no con cirugía extensa. 

  • Carcinoma pobremente diferenciado: tratamiento intermedio entre el diferenciado y el anaplásico (cirugía, yodo radiactivo según sensibilidad, quimio/radioterapia).

A continuación entramos a detallar las opciones de tratamiento del cáncer tiroideo según las técnicas terapéuticas:

Cirugía para tumores tiroideos

La cirugía es el pilar básico de la terapéutica del cáncer de tiroides, ya que su finalidad es la de eliminar todo el tumor o la mayor parte de este.

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En los carcinomas papilar y folicular, el tratamiento de elección es quitar la glándula casi en su totalidad (tiroidectomía total), junto con ganglios si estos se encuentran afectados.

En el carcinoma medular también hay que quitar la glándula, junto con la extirpación profiláctica de los ganglios (por su alta frecuencia de afectación), ya que además en este caso es la única posibilidad de curación, porque ni el radioyodo ni las hormonas tiroideas ayudan a controlar la enfermedad.

En el carcinoma anaplásico y en el linfoma, la cirugía suele ser poco útil, y hay ocasiones en las que el tratamiento se basará en intervenciones de carácter paliativo.

Si la PAAF (ver apartado pruebas diagnósticas) realizada ofreciese dudas, o presentara características foliculares o no concluyentes, con un factor de alto riesgo para lesión maligna, se podría llevar a cabo una extirpación amplia de la lesión, pero sin quitar toda la glándula, realizando posteriormente una biopsia de la pieza, para determinar cómo continuar el tratamiento.

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Hay que tener en cuenta que la tiroidectomía puede dejar algunas secuelas en los pacientes, que van desde problemas en la voz a dificultades en el metabolismo del calcio.

Paciente tratado de cáncer de tiroides

Radioyodo

Los carcinomas papilar y folicular captan yodo 131, y la administración de radioyodo sirve para facilitar la eliminación de los restos tiroideos después de la cirugía.

Tratamiento con hormonas tiroideas

La administración de hormonas tiroideas es obligatoria tras la extirpación de la glándula tiroides.

En los pacientes intervenidos por carcinoma anaplásico, medular o linfoma, la hormonoterapia se utiliza para evitar un posible hipotiroidismo, sin embargo, en el papilar y folicular se emplea también para suprimir la secreción hipofisaria de TSH (habrá que administrar dosis superiores que en los casos anteriores).

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La radioterapia externa normalmente solo se usa (y en ocasiones seleccionadas) con finalidad paliativa, ya que no surte efecto para destruir los tumores. Sí puede tener efecto curativo si se asocia a quimioterapia en los linfomas tiroideos; sin embargo, en los carcinomas medulares suele resultar poco efectiva. Ver más sobre la radioterapia

Por último, el Dr. Javier Santamaría, endocrinólogo de la SEEN, apunta que “en los últimos años están apareciendo numerosas moléculas que pueden frenar el desarrollo de los tumores con mala evolución, mejorando el pronóstico de estos escasos pacientes que no respondían a los tratamientos clásicos”.

Experto en cáncer de tiroides

Seguimiento del cáncer de tiroides

Los diferentes tipos de cáncer de tiroides requieren un seguimiento concreto por parte del especialista médico:

Carcinomas papilar y folicular

Unas semanas después de la cirugía se realiza “captación corporal con yodo” y, en base al resultado, se indica la dosis de yodo 131 a administrar; una vez administrado el radioyodo comienza el tratamiento con hormonas tiroideas y, tras unos meses, se realizan determinaciones de hormonas tiroideas, TSH, tiroglobulina, anticuerpos antitiroglobulina y otro rastreo con yodo.

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Si con estas pruebas no se detecta enfermedad, se pautarán controles evolutivos cada 4-6 meses. Además, suele practicarse una radiografía de tórax anual. Y como las recurrencias suelen darse en los 10 primeros años se suelen determinar hormonas tiroideas, TSH, tiroglobulina y anticuerpos antitiroglobulina anualmente, hasta el sexto año, momento en que la determinación será bianual hasta los 10 años, y el rastreo con yodo se hará a los cinco, siete y nueve años.

Carcinoma anaplásico

El tratamiento suele ser paliativo, por lo que el principal seguimiento se hará para controlar la sintomatología que produzca el tumor.

Carcinoma medular

Se realiza determinación de calcitonina plasmática cada 6-12 meses, ya que el aumento en sus niveles suele indicar metástasis, por lo que si no hay evidencia de enfermedad, pero la calcitonina está aumentada, se realizan pruebas para localizar el tumor. También se determinan otros marcadores como el CEA (antígeno carcinoembrionario), porque aunque no es tan específico, aumenta cuando hay un tumor. En caso de que se detecte un tumor, habrá que realizar cirugía de nuevo con la mayor extirpación posible.

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Linfoma tiroideo

Se realizan pruebas para determinar otras posibles localizaciones del tumor.

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