El paso más importante en el tratamiento del infarto de miocardio es su detección precoz para recibir la asistencia sanitaria lo antes posible. Para realizar este diagnóstico de un ataque al corazón son necesarias algunas pruebas especializadas que se explican a continuación.

Pruebas eléctricas

En cuanto existe la mínima sospecha de infarto, se procede a realizar un electrocardiograma que confirme o descarte dicha sospecha. La actividad eléctrica del corazón se caracteriza por una serie de impulsos que se pueden registrar mediante electrodos conectados a la superficie corporal. Cuando existe una zona del corazón lesionada, o que recibe menos aporte sanguíneo del necesario, queda reflejado en el registro electrocardiográfico, poniendo en alerta al personal sanitario.

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Análisis de sangre

Además de conocer los niveles de ciertas sustancias como son el colesterol, la glucosa y ciertas hormonas, cuando se realiza una analítica sanguínea en el momento del infarto interesa especialmente estudiar las concentraciones de algunas enzimas cardiacas. Las enzimas son proteínas que intervienen en las reacciones químicas que tienen lugar en los tejidos vivos. Cuando hay una lesión en el corazón que se debe a la falta de aporte de sangre, se produce un característico aumento de algunas enzimas como la creatininquinasa (conocida como CPK) y la troponina, lo que permite diagnosticar el infarto.

Evaluación de la movilidad de la pared cardiaca y técnicas de perfusión

La ecocardiografía permite elaborar una imagen del corazón y de su movimiento para poder detectar si hay alguna zona que esté alterada tras la falta de aporte de oxígeno durante el infarto.

Diagnóstico cardíaco

Con este propósito también se pueden utilizar las técnicas de cardiología nuclear, como es la gammagrafía con tecnecio. Esta prueba consiste en inyectar en la sangre un radiofármaco que dibuja las zonas del corazón muertas para estimar la extensión de la lesión infartada. Esta prueba no se realiza en le momento agudo del infarto si no que se puede realizar a posteriori para ver el alcance del daño causado por el infarto sobre el miocardio.

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Angiografía coronaria

La angiografía coronaria se ha considerado la prueba definitiva para detectar la enfermedad coronaria porque muestra las zonas de estrechamiento en las arterias coronarias. Consiste en insertar un catéter (tubo flexible y delgado) en una arteria de la ingle o la muñeca, para deslizarlo hasta el corazón. A continuación se inyecta un medio de contraste que permita visualizar la arteria coronaria deseada. Este estudio de las arterias coronarias se conoce como angiografía coronaria o cateterismo cardiaco.

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Creado: 31 de mayo de 2011

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