Cómo educar a tu perro sin castigos

Si deseas adiestrar a tu perro con buenos resultados y sin autoritarismo, conoce la educación canina en positivo, basada en el refuerzo de las buenas acciones y comportamientos, y libre de gritos y castigos.
Cómo educar a tu perro sin castigos
Diana Oliver Ortiz

Por: Diana Oliver

Periodista especializada en vida sana, maternidad e infancia y mascotas

Actualizado: 5 de septiembre de 2022

Qué es la educación canina en positivo y sin autoritarismo

Cuando un perro llega a nuestras vidas requiere por nuestra parte de un compromiso sólido con él, con sus cuidados y su educación. No siempre es fácil hacerlo lo suficientemente bien, sobre todo si no tenemos conocimientos previos o referentes a nuestro alrededor. Es por ello que el perfil del educador canino se muestra como una herramienta necesaria si queremos establecer desde el principio una relación sana con el can.

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En la actualidad, un mayor entendimiento de los sistemas de comportamiento del perro permite a los expertos en educación canina mejorar sus técnicas y es aquí donde la educación canina en positivo, basada en el refuerzo de las acciones o comportamientos adecuados, se muestra como una enseñanza interesante. Es importante, eso sí, saber qué es y qué no es la educación en positivo para no caer en errores, así como conocer las razones por las que es recomendable huir de una actitud autoritaria con nuestros perros acompañada de gritos y castigos.

Cómo poner en práctica la educación canina en positivo

“El refuerzo positivo es el que se produce cuando el perro está haciendo la acción que toca. O, lo que es lo mismo, la educación en positivo se basa en enseñar y premiar el comportamiento correcto del perro hasta que llega un punto en que el animal lo tiene aprendido, asimilado. Entonces se empieza con el refuerzo aleatorio, espaciando los premios, hasta que un comportamiento ha sido aprendido. El perro no necesita ser premiado continuamente”, explica la educadora canina Ingrid Ramón.

Educación del perro

Aunque por lo anterior deducimos que la educación en positivo no consiste en premiar constantemente y de manera indefinida al perro, dejarle hacer lo que quiera, o no decirle nunca que no, muchas veces se malinterpreta lo que significa “educar en positivo”, y se tiende a etiquetarla como una educación sin reglas. Señala la autora de Entiende y educa a tu perro que la educación en positivo, bien entendida, es simplemente evitar que el perro aprenda cosas que no queremos que haga.

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“Si el perro nota que por estar en un sitio hay premio, entonces entiende que está donde debe estar. En definitiva, el perro aprende que hay situaciones o comportamientos que le reportan algo positivo”, añade. Y nos pone como ejemplo que si queremos que el perro no tire de la correa, con la educación en positivo empezamos ya premiando al perro por estar “donde queremos que esté”. Así el perro no llega ni a tirar, en contraposición al entrenamiento de castigo, que se basa en dejar que tire, y luego mediante tirones y castigos corregirlo.

Por qué educar a tu perro sin emplear los castigos

En generaciones anteriores –familias en las que el padre se situaba como el jefe del grupo, el que traía el salario a casa y aplicaba la disciplina para corregir las conductas consideradas equivocadas–, era habitual que el autoritarismo y los castigos constituyeran la norma en la educación de las personas. Actitudes rígidas, muchas veces violentas, que se alejan del aprendizaje para situarse en la sumisión de otros. Ahora se sabe que para educar no son necesarios los gritos, los castigos, ni las actitudes impositivas. Y no sólo en la educación humana, sino también cuando hablamos de nuestros amigos caninos.

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“No sólo se puede educar al perro sin autoritarismo, sino que se debe”, afirma la educadora canina Ingrid Ramón, para la que nosotros, como cuidadores, no debemos ser una autoridad para el perro, hemos de ser su guía, “alguien que le enseñe lo que puede y lo que no puede hacer”.

En este sentido, la autora de Entiende y educa a tu perro señala que para enseñar al can no son necesarios castigos ni artilugios de castigo, gritarles o pegarles, recursos que aún muchos cuidadores siguen empleando, pese a que en la actualidad se conocen los sistemas de aprendizaje del perro. “Los mejores resultados se consiguen sin este tipo de adiestramiento autoritario”, dice.

Qué ocurre cuando gritas o castigas al perro

Los gritos y los castigos no son ni necesarios ni recomendables para nuestra mascota, porque lo único que logramos con ellos es romper directamente la relación que tenemos con el perro. “La relación con el can ha de ser de guía, de ayuda, de alguien que te enseña, te ayuda y te evita peligros. Si la convertimos en una relación de castigo lo único que hace el animal es obedecer por miedo, y automáticamente la relación positiva se ha roto”, insiste la educadora en positivo.

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Establecer por tanto una relación de castigador-castigado, supone estrés y deterioro físico para el perro: “Las repercusiones de los castigos y los gritos son numerosas: desde hacer agresivo a un perro que no lo era, a que el animal tenga miedos, problemas de salud, o sea inestable, entre otras”.

Lenguaje corporal en la educación positiva de tu perro

El lenguaje corporal en la educación positiva de tu perro

En el cuidado y la educación del perro lo deseable es que se establezca una relación basada en la confianza mutua y el respeto; no se trata de una lucha de poder, sino de cooperación. En este sentido, importan mucho nuestros actos, pero también nuestro lenguaje verbal y corporal cuando nos dirigimos al can.

“Si tenemos en cuenta que los perros se comunican en el 97% con el lenguaje corporal, sabremos que también es importante nuestro lenguaje corporal, porque el perro nos está leyendo continuamente. Nosotros deberíamos hacer lo mismo como guías con él: leer el lenguaje corporal del perro, porque es el lenguaje a través del cual se va a comunicar con nosotros y con su entorno”, explica Ingrid Ramón, educadora canina y autora de 'Entiende y educa a tu perro'.

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Dado que el lenguaje verbal es nuestra vía principal de comunicación entre humanos, también es importante cómo nos dirigimos al perro. ¿La razón? Para la educadora canina radica en que “los perros son muy adaptables y terminan aprendiendo también a descifrar el lenguaje verbal si lo hacemos correctamente”, ya que a veces con las palabras estamos transmitiendo un mensaje y con el cuerpo, otro. Nuestro papel, por tanto, es mantener la coherencia entre lo que decimos y las señales que transmite nuestro cuerpo, que aprendamos a comunicarnos con él.

Y no sólo lo que decimos, sino también cómo lo decimos: los gritos a la mascota no sólo no educan, sino que pueden ser contraproducentes. “La antigua teoría que decía que las órdenes han de ser secas y firmes, lo único que hace es asustar al perro, lo que ralentiza sus comportamientos”, señala Ingrid Ramón, quien añade que “se le ha de hablar con un tono más afable, más cordial, sin gritos innecesarios”. Ocurre que actualmente se sabe, además, que los perros escuchan mejor los sonidos agudos, por lo que suelen responder mejor a este tipo de tonos.

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Consejos para educar a tu perro en positivo

Nadie dijo que cuidar y educar a un perro fuera sencillo. Por mucho que leamos, por mucho que estemos rodeados de personas que comparten su día a día con un perro, hasta que no nos enfrentamos a esta tarea no vemos la magnitud de nuestra responsabilidad; especialmente cuando llegan a casa en su etapa de cachorro y son como un torbellino deseando aprender, descubrir y explorar.

Para arrojar algo de luz sobre la educación del perro en positivo, libre de autoritarismo, gritos o castigos, Ingrid Ramón, educadora canina y autora de Entiende y educa a tu perro, nos da algunas recomendaciones a tener en cuenta:

  • Las personas que se deciden a cuidar de un perro, tenga la edad que tenga, deberían aprender antes cómo deben educarle y guiarle. Para ello, la experta cree que lo ideal es que si no tienen conocimientos previos busquen un buen profesional que les dé las recomendaciones necesarias, de manera que se eviten problemas a futuro.
  • Hay que tener claro que los buenos resultados no se consiguen solo empleando comida como refuerzo positivo, sino que es imprescindible que ese recurso sea bien utilizado. Los comportamientos adecuados se premian con alimento, por ejemplo, cuando camina a nuestro lado, o cuando no destroza mobiliario. Pero no se trata de que ese premio con comida se mantenga para siempre, sino que hay que ir retirándolo de manera gradual hasta que desaparezca, o prácticamente ya no sea necesario.
  • Si se parte de la premisa de que “hay que premiar los comportamientos que hagan bien”, la educación en positivo se centrará entonces en lo que el animal hace de manera correcta, y no en castigar lo que hace mal. Por tanto, y como señala Ingrid Ramón, los castigos y gritos lo único que consiguen es que el animal se frustre, que tenga una menor autoestima, y que la relación con su cuidador no sea satisfactoria.
  • La evitación de peligros, fuentes de conflicto y actitudes incorrectas son siempre la mejor herramienta de prevención para evitar que en el futuro surjan problemas o se instauren comportamientos inadecuados.
  • Por último, –advierte la educadora–, si el perro no responde de manera adecuada será porque el guía “no lo esté haciendo correctamente, no porque la técnica no funcione”. Y remite de nuevo a la búsqueda de un buen profesional que pueda echar un cable.

Creado: 24 de agosto de 2018

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