Juegos y técnicas para controlar la mordida de tu perro

Actualizado: 22 de septiembre de 2022
Que un perro deje de morder objetos y no muerda a las personas pasa en muchas ocasiones por la prevención. Para el adiestrador y etólogo Noel Espinosa cualquier juego que implique que el perro “nos muerda” puede ser bueno para que nuestro compañero aprenda a usar la boca correctamente. Para ello recomienda que elijamos juegos que no supongan niveles altos de excitación y que sean breves (5-10 minutos), como “dejarles que nos muerdan y cesar la interacción, de manera calmada, si nos hacen daño. Cada uno puede valorar cuál es la presión que va a considerar como excesiva”.
Al contrario de lo que se pueda pensar, si la conducta del mordisqueo tiene su origen en el estrés, es probable que el juego aumente los niveles de estrés, pese a que tras el ejercicio la sensación posterior sea de tranquilidad, debido al cansancio. Según Jaime Vidal “Santi” y Elisa Hinojosa, educadores caninos y fundadores de 'Más que guau', “cuando descanse la conducta del mordisqueo continuará intensa, por lo que simplemente debemos limitarnos a juegos no explosivos ni físicos, como por ejemplo el buscar en una zona en la que hemos esparcido gran cantidad de premios de pequeño tamaño, ya que el olfateo ayuda mucho a relajar.
También pueden ser útiles para ayudar al can a controlar la mordida juegos de pensar y resolver problemas, siempre que la dificultad no sea demasiado alta. Y, por último, procurar que el perro siempre tenga a su disposición cosas atractivas y comestibles para masticar, como huesos, zanahorias, pan duro…. Nunca sabemos cuándo puede necesitar masticar para relajarse, por eso, si siempre lo tiene a su disposición, disminuimos la posibilidad de que mastique mobiliario, ropa u objetos, o dirija su mordisqueo hacia nosotros”.
Cuándo sería necesario acudir a un educador canino profesional
“Cuando la conducta de morder es esporádica, entendemos que es algo completamente normal. Cuando ocurre de forma muy frecuente o intensa, entonces recomendaríamos consultar con un profesional. Una sola sesión de asesoramiento pudiera bastar si se acude pronto a consulta y el problema no hace demasiado tiempo que aparece”, argumentan Vidal e Hinojosa. Por su parte, Noel Espinosa cree que es necesario acudir a un profesional canino “cuando la familia no sabe cómo mejorar la situación”, pero considera recomendable que desde el primer día de la llegada del perro a casa se contacte con un educador: “es mucho más sencillo e infinitamente más efectivo actuar correctamente desde un inicio que modificar una conducta indeseada que ha aparecido por un mal manejo”.
Advierten los fundadores de Más que guau que se debería rechazar la ayuda de un adiestrador que recomiende “castigar” o “corregir” al perro, o que ofrezca un pack de sesiones de obediencia, porque no se trata de obediencia o educación, sino de un “estado emocional alterado”. Y es que, para los expertos, castigar una determinada acción no es la forma de enseñar a un perro a que no lo haga: “es una gran equivocación, porque probablemente el perro seguirá mordiendo en nuestra ausencia.
Los castigos detienen las acciones porque añaden miedo como consecuencia de esa acción; esto probablemente incrementará el estrés del perro, y podría transformarse en algo peor en el futuro. Incluso muchos perros aprenden que morder es algo que les proporciona mucha atención por parte de las personas, aunque sea a través de castigos, por lo que sin saberlo podrían estar reforzando el mordisqueo”.
Creado: 8 de septiembre de 2017