Investigadores del “SkinCare Physicians”, en Massachusetts (Estados Unidos), dirigidos por Christine C. Kim, han llevado a cabo un estudio con 18 pacientes, cuya media de edad era de 50,9 años, a los que se les administraron inyecciones botulínicas (bótox) con fines estéticos y que además decían sufrir migrañas.

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A los tres meses de iniciarse el tratamiento, 13 de los pacientes refirieron una disminución en el dolor que les provocaban sus migrañas. Entre todos los participantes que respondieron al tratamiento, la frecuencia con la que padecían las migrañas también disminuyó, y pasó de 6,8 días al mes de media a tan solo 0,7 días.

La toxina botulínica (producida por Clostridium botulinum) bloquea la contracción del músculo, paralizándolo, pero, según los autores del estudio, esta cualidad por sí misma no explica cómo podría evitar la aparición del dolor de migraña. Los resultados de la investigación señalan que la administración de la toxina podría afectar al mecanismo del que se sirven las señales de dolor para viajar a través del sistema nervioso, e intervenir en el bloqueo de los receptores de dolor o en la reducción de la inflamación.

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Los investigadores opinan que se debería tener en cuenta su hallazgo para fomentar la intervención de los dermatólogos en el tratamiento de estas jaquecas, así como emplear en la terapia la administración de inyecciones de toxina botulínica tipo A, aunque afirman que es preciso realizar ensayos controlados que confirmen su descubrimiento.

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Actualizado: 1 de agosto de 2017

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