Un fármaco para el párkinson frena el progreso de la ELA 27,9 semanas

El medicamento ropinirol que se usa para tratar el párkinson ha ralentizado la progresión de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) una media de 27,9 semanas en un estudio en el que han participado 20 pacientes con la enfermedad.
Joven en una silla de ruedas mirando al mar

02/06/2023

La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad incurable que deteriora las neuronas motoras que controlan el movimiento de los músculos. Los afectados pierden progresivamente el control de la musculatura y sufren parálisis en las extremidades y pérdida de la capacidad de hablar, tragar y respirar, por lo que la mayoría muere a causa de un fallo respiratorio.

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Las terapias disponibles actualmente ayudan a aliviar los síntomas de la ELA, pero no detienen el avance de la enfermedad, y por ello cualquier novedad en el tratamiento supone una vía de esperanza para los pacientes. Ahora, científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Keio en Tokio han probado un medicamento que se usa para tratar el párkinson –ropinirol– en 20 personas con esclerosis lateral amiotrófica y han comprobado que ralentiza la progresión de la ELA una media de 27,9 semanas.

“Previamente identificamos el ropinirol como un posible fármaco contra la ELA in vitro mediante el descubrimiento de fármacos con células madre pluripotentes inducidas (iPSC, por sus siglas en inglés), y con este ensayo hemos demostrado que es seguro de usar en pacientes con ELA y que posiblemente tiene algún efecto terapéutico, pero para confirmar su eficacia necesitamos más estudios, y ahora estamos planeando un ensayo de fase 3 para el futuro cercano”, ha declarado el fisiólogo Hideyuki Okano de la Escuela de Medicina de la Universidad Keio en Tokio y autor principal de este ensayo clínico de fase I/II cuyos resultados se han publicado en Cell Stem Cell.

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Ropinirol es seguro y muestra efectos terapéuticos en personas con ELA

En el estudio han participado 20 pacientes que eran atendidos en el Hospital de la Universidad Keio en Japón, ninguno de los cuales era portador de genes que predisponen a desarrollar la enfermedad y, en promedio, llevaban 20 meses con ELA. Durante las primeras 24 semanas ni pacientes ni médicos supieron quién tomaba ropinirol y quién recibía placebo (ensayo doble ciego), mientras que en las siguientes 24 semanas todos los pacientes que decidieron continuar sabían que tomaban el fármaco.

“Descubrimos que el ropinirol es seguro y tolerable para los pacientes con ELA y muestra una promesa terapéutica al ayudarles a mantener la actividad diaria y la fuerza muscular”

Solo se realizó un seguimiento completo a siete de los 13 pacientes tratados con ropinirol y a uno de los siete que recibieron placebo seguido de ropinirol durante todo el año porque muchos dejaron el estudio debido a la pandemia por COVID-19. Los investigadores monitorearon diversas medidas durante el estudio y durante cuatro semanas después de que finalizara el tratamiento,   que incluían cambios en la actividad física de la que informaron los pacientes, en su capacidad para comer y beber de forma independiente, y también datos de actividad registrados en dispositivos portátiles y otros que midieron los médicos en su movilidad, fuerza muscular y función pulmonar.

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Los resultados mostraron que aquellos pacientes a los que se administró ropinirol durante las dos fases del ensayo fueron más activos físicamente que los del grupo placebo, presentaron tasas más lentas de deterioro en la movilidad, la fuerza muscular y la función pulmonar, y tenían más probabilidades de sobrevivir.

“Descubrimos que el ropinirol es seguro y tolerable para los pacientes con ELA y muestra una promesa terapéutica al ayudarles a mantener la actividad diaria y la fuerza muscular”, ha destacado el primer autor Satoru Morimoto, neurólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad Keio en Tokio.

Los beneficios del ropinirol eran cada vez más evidentes a medida que avanzaba el estudio en comparación con el placebo, pero los pacientes del grupo placebo que empezaron a tomar ropinirol a mitad del ensayo no experimentaron estas mejoras, lo que sugiere que el tratamiento con ropinirol puede ser útil solo si se inicia temprano y se administra durante más tiempo.

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Mecanismo de actuación del ropinirol

Los autores del trabajo estudiaron después los mecanismos relacionados con los efectos del ropinirol y buscaron marcadores moleculares de la enfermedad. Para ello, generaron células madre pluripotentes inducidas a partir de la sangre de los pacientes y las cultivaron en neuronas motoras en el laboratorio. Comprobaron que las neuronas motoras de los pacientes con ELA mostraban diferencias distintas en la estructura, la expresión génica y las concentraciones de metabolitos en comparación con las neuronas motoras sanas, pero que el tratamiento con ropinirol disminuyó estas diferencias.

En concreto, las neuronas motoras de los enfermos tenían axones más cortos que las neuronas motoras sanas, pero al exponerlas al ropinirol crecieron a una longitud más normal. Además, se identificaron 29 genes relacionados con la síntesis de colesterol que tendían a aumentar en las neuronas motoras en ELA, pero el fármaco suprimió sus expresiones génicas. Los investigadores han indicado también que el peróxido lipídico en el líquido cefalorraquídeo sería un buen marcador de respuesta del ropinirol, tanto in vitro, como clínico.

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“Encontramos una correlación muy notable entre la respuesta clínica de un paciente y la respuesta de sus neuronas motoras in vitro –señala Morimoto–. Los pacientes cuyas neuronas motoras respondieron de manera sólida al ropinirol in vitro tuvieron una progresión clínica mucho más lenta de la enfermedad con el tratamiento de ropinirol, mientras que los respondedores subóptimos mostraron una progresión de la enfermedad mucho más rápida a pesar de tomar ropinirol”.

Los investigadores han explicado que esto sugiere que cultivar y probar neuronas motoras derivadas de células madre pluripotentes inducidas derivadas de pacientes es un método que se podría usar clínicamente para predecir la efectividad que tendría el fármaco en un paciente determinado. No han averiguado por qué algunos pacientes responden mejor al ropinirol que otros, pero creen que probablemente se debe a diferencias genéticas que esperan identificar en futuras investigaciones.

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Los hallazgos del estudio son esperanzadores por la urgente necesidad de encontrar nuevas terapias contra la ELA, pero los expertos se muestran cautelosos por tratarse de un ensayo muy pequeño y cuyos resultados deben confirmarse. Así, Michael Swash, profesor de Neurología en Barts and London School of Medicine (Reino Unido), ha señalado en declaraciones a SMC España: “Durante mucho tiempo se ha intentado encontrar un medicamento disponible en el mercado y aplicable al tratamiento de la ELA. El ropinirol puede ser uno de esos fármacos. Pero es necesario comprender mejor su mecanismo de acción para poder aplicarlo más ampliamente. Además, se requiere un estudio más amplio para comprender quién podría beneficiarse y cuáles podrían ser los límites de la terapia práctica en el uso de ropinirol en la ELA”. 

Y añade: “También se necesitan más datos sobre los posibles efectos no deseados. Existen interesantes paralelismos en la acumulación de proteínas en el citosol neuronal entre la enfermedad de Parkinson y la ELA que deberían ser explorados”.

Actualizado: 2 de junio de 2023

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