El Black Mirror de la salud llega a tus dientes

La monitorización de la salud da un paso más allá gracias un nuevo sensor diminuto que se coloca en un diente y permite conocer a tiempo real el nivel de glucosa, alcohol o sal que ingerimos en nuestro organismo.
Persona sonriendo mostrando el chip implantado
El sensor mide 2x2 milímetros y tiene la capacidad de adherirse a la superficie irregular del diente.

28/03/2018

El futuro ya está aquí, las películas y series de ciencia ficción ya no lo son tanto, y el campo de la salud no se queda atrás. El último avance en esta línea viene de la mano de un grupo de miembros de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos, que ha creado un pequeño chip con sensores que se coloca en un diente, monitoriza los fluidos ingeridos y permite conocer a tiempo real el nivel de glucosa, alcohol o sal que aportamos a nuestro organismo.

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Esta nueva tecnología, la cual va a ser presentada en un estudio en la revista Advanced Materials, supone un gran avance, pues hasta ahora la monitorización de índices de salud y nutricionales se realizaba con aparatos con molestos cables o con protectores bucales que requerían de una sustitución frecuente por el desgaste. Además, Fiorenzo Omenetto, uno de los miembros del estudio ha expuesto que con pequeños cambios en el sensor podrían detectarse cualquier clase de compuestos químicos, por lo que el abanico de opciones podría ampliarse.

Este pequeño sensor cambia de color al entrar en contacto con sustancias como el alcohol etílico o la sal

Un chip de minúsculo tamaño para controla tu salud

El sensor tiene un tamaño de 2x2 milímetros y tiene la capacidad de adherirse a la superficie irregular del diente. Está formado por tres capas, la central es la bioreactiva, que se encarga de reaccionar ante el nutriente u otros químicos, y dos anillos cuadrados de oro que en su conjunto permiten recoger los datos obtenidos y transformarlos en ondas, que se hacen llegar a un dispositivo móvil cercano mediante ondas de radiofrecuencia.

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El nuevo sensor también puede cambiar de color al entrar en contacto con sustancias como el etanol (alcohol etílico) o la sal, esto ocurre porque sus propiedades eléctricas tienden a desplazarse, lo que provoca que el sensor adquiera y emita un espectro diferente, al igual que ocurre con los colores de los objetos, que absorben unos y expulsan otro que es el que vemos.

Los autores han hecho hincapié en que este sensor puede ser utilizado en otras partes del cuerpo, como en la piel, para obtener información sobre el entorno de manera rápida y a tiempo real, sin ningún tipo de efecto secundario.

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Actualizado: 4 de mayo de 2023

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