Algunos virus de la gripe pueden alterar el cerebro

Ciertas cepas del virus de la gripe no solo resisten a las vacunas y causan síntomas graves, sino que pueden afectar al cerebro, provocando problemas de memoria que se mantienen tras superar la infección.
Concepto de alteraciones del cerebro
El estudio sugiere que se debería controlar la función pulmonar incluso meses después de la infección.

05/03/2018

Un estudio realizado con ratones ha revelado que meses después de que los animales fueran infectados con diversas cepas de virus de la gripe estos todavía mostraban señales de daño cerebral y problemas de memoria. Se desconoce si podrían tener los mismos efectos en las personas, pero los hallazgos se suman a las evidencias que sugieren que algunas enfermedades infecciosas también pueden afectar al cerebro.

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En la nueva investigación, que se ha publicado en Journal of Neuroscience, se analizaron los efectos de tres tipos de gripe A, el H1N1, responsable del brote epidémico de 2009, el H7N7, una peligrosa cepa que rara vez infecta a las personas; y H3N2, la cepa que ha provocado muchos de los casos de la gripe estacional 2017-2018. Martin Korte, neurobiólogo en la Technische Universität Braunschweig, en Alemania, y su equipo, inocularon estos virus en la nariz de los ratones y los vigilaron durante 30, 60 y 120 días.

Los ratones infectados con los virus H3N2 y H7N7 tenían menos espinas dendríticas, que forman parte de las neuronas del hipocampo y ayudan a transmitir señales

Un mes después de la infección los ratones parecían haberse recuperado y habían ganado algo de peso, pero los afectados por H3N2 y H7N7 tuvieron problemas para recordar dónde se encontraba una plataforma oculta en un recipiente lleno de agua. Por el contrario, los ratones sanos que actuaban como grupo de control y aquellos que habían recibido el H1N1 –que es un virus más leve–, desempeñaron correctamente las tareas.

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Problemas de memoria y cambios en la estructura del cerebro

Los investigadores observaron que en los ratones infectados con los virus H3N2 y H7N7 había menos espinas dendríticas –que forman parte de las neuronas y ayudan a transmitir señales– y presentaban una inflamación del hipocampo, una parte del cerebro asociada a la memoria de trabajo. Estos científicos también examinaron bajo el microscopio el tejido cerebral de los animales infectados, y comprobaron que los problemas de memoria que presentaban se acompañaban de déficits en las funciones de las células nerviosas.

También descubrieron que el cerebro de los ratones estaba lleno de células inmunes denominadas microglía que permanecían activas 30 y 60 días después de la infección. El recuento de las células reveló que los afectados por H3N2 o H7N7 tenían más microglía activa que los que habían sido infectados con H1N1 o no habían sido inoculados. Algo inusual ya que, según Korte, la mayoría de las células inmunes del organismo se suelen regularizar en cuanto la infección se resuelve.

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Los problemas de memoria y las alteraciones del cerebro desaparecieron al cabo de 120 días, que sería el equivalente a diez años de vida en un ser humano, ha explicado Korte. Eso no significa, añade el experto, que cualquiera que contraiga la gripe vaya a sufrir un deterioro cognitivo durante diez años, pero sugiere que no solo se debería controlar la función pulmonar tras superar la enfermedad, sino también los posibles efectos cognitivos, semanas, e incluso meses, después de la infección.

Actualizado: 4 de mayo de 2023

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