Para llegar al diagnóstico de cáncer de riñón se suelen realizar las siguientes pruebas:

  • Análisis de sangre: es frecuente encontrar anemia, aunque en algunos casos se pone de manifiesto un aumento de los glóbulos rojos conocido como policitemia
  • Análisis de orina: permite detectar glóbulos rojos en la muestra, aunque algunos pacientes visualizan la sangre en la micción sin necesidad de examen microscópico. Asimismo, se puede realizar una citología de orina para detectar celulas cáncerígenas.

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  • Ecografía abdominal: permite distinguir las masas sólidas de los quistes y dar una aproximación, por tanto, de los tumores que sean sospechosos de malignidad. Su rentabilidad diagnóstica es inferior al TAC. Si se aplica la técnica doppler se puede determinar la presencia de trombo en alguna de las arterias del riñón.
  • TAC con contraste: actualmente es la prueba de imagen más certera en el diagnóstico del cáncer renal, dando una panorámica de la extensión del mismo y de la afectación de los ganglios adyacentes, así como del aporte sanguíneo del tumor. 
  • Resonancia magnética abdominal: permite diferenciar algunos tipos de tumores renales que el TAC no haya podido conseguir, así como determinar el patrón sanguineo del tumor con el fin de diseñar una intervención quirúrgica más apropiada. También es una alternativa para pacientes con alergias al contraste del TAC.

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  • Punción-aspiración: se toma una pequeña parte de la masa renal para su posterior análisis en el laboratorio. Esta punción debe ser guiada o asistida por un TAC o Resonancia para ser precisos en el lugar donde tomar la muestra.

Creado: 5 de diciembre de 2011

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