Diagnóstico de la enfermedad de Chagas

Actualizado: 14 de abril de 2020
El procedimiento diagnóstico del mal de Chagas varía dependiendo de la fase de la enfermedad en la que se encuentre el paciente.
Durante la fase aguda, la manera más rápida de efectuar el diagnóstico clínico es mediante un frotis sanguíneo. Al mirar por el microscopio, detectaremos fácilmente la presencia del parásito en la sangre extendida. Esto se debe a que, en esta fase, la presencia del parásito en sangre es muy importante.
Este diagnóstico de la enfermedad de Chagas puede, no obstante, confirmarse mediante aspiración del contenido de los ganglios linfáticos, donde es también segura la presencia del parásito (siempre que haya infección).
Diagnóstico de la enfermedad de Chagas en fase crónica
Durante la fase crónica, la presencia del parásito en sangre ya no es tan importante, y por ello la técnica de la detección directa por frotis es mucho menos efectiva.
En este caso, debemos recurrir a la serología, o diagnóstico indirecto. La serología no consiste tanto en localizar al parásito como en constatar la reacción inmunológica que éste ha producido. Cuando nos encontramos en la fase crónica de la enfermedad, lo más adecuado es buscar la presencia de anticuerpos que nuestro sistema de defensa haya fabricado para combatir al parásito. No obstante, esta comprobación puede arrojar falsos positivos para tripanosomiasis, ya que si el paciente está sufriendo otra parasitosis (leishmaniasis, principalmente), la serología puede ser positiva.
Creado: 24 de febrero de 2012