Los síntomas de la insuficiencia cardíaca no suelen aparecer hasta que han pasado meses o años después de la causa inicial que la origina. Es fácil pensar en un primer momento que los síntomas más graves se deberían a la falta del riego sanguíneo; sin embargo, los signos más frecuentes y más incapacitantes se deben al estancamiento de la sangre venosa antes de llegar al corazón.
Los síntomas de insuficiencia cardiaca más importantes son:
- Disnea: se conoce como disnea a la sensación de fatiga o falta de aire al realizar un ejercicio físico más o menos moderado. Es el síntoma más frecuente de la insuficiencia cardíaca y se debe al estancamiento de la sangre venosa en los pulmones, ya que el corazón no puede recibirla e impulsarla hacia el resto de cuerpo. Es además el síntoma que más incapacita a las personas que sufren insuficiencia cardíaca. Podemos dividir a la disnea en cuatro grados según su intensidad:
- Grado I: disnea que aparece con esfuerzos superiores a los que se realizan habitualmente.
- Grado II: disnea que aparece al realizar actividades cotidianas (caminar llevando compra, subir escaleras, etcétera).
- Grado III: disnea que aparece con pequeños esfuerzos (ducharse, vestirse, afeitarse…).
- Grado IV: disnea que permanece cuando se está sentado sin realizar ejercicio.
- Ortopnea: se llama así a la sensación de falta de aire cuando se está tumbado en la cama. De hecho es frecuente que los pacientes con insuficiencia cardíaca duerman con dos o más almohadas, porque al incorporarse se alivia esa sensación. El motivo es el mismo que el de la disnea: los pulmones tienen sangre estancada que no permite captar el oxígeno correctamente. A veces los enfermos pueden despertarse en mitad de la noche con sensación de ahogo y con tos, es lo que se conoce como “asma cardial” (asma producida por el corazón).
- Edemas: tener los tobillos hinchados cuando se está de pie o sentado es uno de los síntomas de la insuficiencia cardíaca, aunque puede ocurrir por otros motivos. Aunque no es un síntoma que dificulte la vida al enfermo, sí que sirve para comprobar que el tratamiento está funcionando o no.
- Cansancio y debilidad: además de la sensación de fatiga propia de la disnea, también es frecuente que el paciente no soporte realizar ejercicio debido a la falta de riego sanguíneo hacia sus músculos. No es tan raro encontrar que los músculos del enfermo estén atrofiados, como si no estuviese bien nutrido.
- Pesadez abdominal: las personas que sufren insuficiencia cardíaca suelen saciarse muy pronto en las comidas, en seguida tienen la sensación de “estar llenos”. Esto se debe al estancamiento de la sangre venosa en los órganos abdominales, especialmente en el hígado, que puede estar agrandado e incluso desarrollar una cirrosis hepática.
- Hemoptisis: es el nombre que se le da a toser sangre. Si la presión de la sangre venosa en los pulmones es muy elevada, las pequeñas venas pueden romperse y la sangre sale a los alveolos pulmonares hasta que se expulsa al exterior cuando se tose. El caso extremo sería el edema pulmonar, que constituye una situación de emergencia, ya que los pulmones están completamente encharcados de sangre y el enfermo expulsa por la boca una espuma enrojecida por la sangre.
- Disfonía: las alteraciones de la voz pueden ser un síntoma secundario de la insuficiencia cardíaca. Los nervios que se encargan de movilizar a las cuerdas vocales pasan cerca del corazón y al agrandarse puede comprimirlos.