La alteración de alguna de las tres capas que forman la película lagrimal (lipídica, mucínica y acuosa), que se encarga de manter limpia y lubricada la superficie ocular, puede causar el ojo seco. Igualmente, para muchas personas la causa de los ojos secos es la reducción habitual en la producción de lágrimas o bien el incremento de la evaporación de las lágrimas.
Aunque no se suelen conocer a fondo las causas del ojo seco con exactitud, entre los factores de riesgo que pueden producir este síndrome se incluyen:
- Edad: la secreción de las lágrimas disminuye con la edad, lo que hace que este síndrome sea más frecuente en personas de edad avanzada.
- Sexo femenino (principalmente en embarazadas, mujeres menopaúsicas o aquellas que toman la píldora anticonceptiva).
- Alteraciones hormonales, principalmente la disminución de los estrógenos.
- Enfermedades sistémicas, como la enfermedad de Parkinson, la diabetes mellitus o el síndrome de Sjögren.
- Utilización de lentes de contacto: las lentillas producen un aumento de la evaporación de las lágrimas, lo que favorece la aparición del ojo seco.
- Fármacos: la utilización de medicamentos como la amiodarona, los antihistamínicos, los fármacos anticolinérgicos, la isotretinoína, los estrógenos, o el ácido nicotínico, aumenta el riesgo de padecer esta enfermedad.
- Cirugía ocular, especialmente aquella que afecta a la córnea.
- Factores ambientales: la polución, los ambientes poco húmedos, la calefacción excesiva o el aire acondicionado, favorecen un aumento de la sequedad ocular, exacerbando aún más los síntomas que produce este síndrome.
Epidemiología del ojo seco
La prevalencia exacta del síndrome del ojo seco no es conocida, dado que no existen unos criterios diagnósticos establecidos ni una prueba diagnóstica concreta que confirme o descarte la existencia de esta enfermedad. Sí se sabe que la prevalencia del ojo seco aumenta con la edad, afectando a un 5-30% de las personas mayores de 50 años.