Fantosmia, a qué se deben los olores fantasmas
Actualizado: 9 de septiembre de 2025
A veces la nariz juega malas pasadas: un olor desagradable a quemado, humo, gas o incluso a podrido aparece de repente sin que exista realmente en el ambiente. Esa sensación, conocida como fantosmia, no solo resulta desconcertante, también puede generar ansiedad y afectar a la vida diaria de quien la padece. Aunque no se habla mucho de ella, se estima que un número nada despreciable de personas la experimenta en algún momento de su vida, ya sea tras una infección respiratoria, un traumatismo craneal o incluso como síntoma de problemas neurológicos. Te contamos qué hay detrás de este curioso trastorno y qué se puede hacer para recuperar el equilibrio en nuestro sentido más evocador: el olfato.
¿Qué es la fantosmia?
La fantosmia es una alucinación olfativa (parosmia) en la que se pueden percibir olores que no son reales, y que más allá de una fétida molestia puede suponer un indicador de algún problema de salud. En la mayoría de ocasiones, los que padecen esta alteración describen estos olores fantasma como desagradables. Los más recurrentes son los de humo1, como a tostadas quemadas, productos químicos y alimentos podridos, entre muchos otros.
Las personas que padecen fantosmia son conscientes de que los estímulos olfativos que perciben no son reales, pues si miran alrededor observan que no existe ninguna fuente que transmita esos olores. Sin embargo, este problema, que puede darse tanto en un orificio nasal como en los dos, puede llegar a complicar la sencilla y diaria tarea de comer o beber.
La incidencia de este trastorno olfativo parece ser más común de lo que parece, según un estudio publicado en la revista JAMA Otolaryngology-Head and Neck Surgery2, el 6,5% de los adultos mayores de 40 años tienen fantosmia, y es dos veces más común en las mujeres que en los hombres y crece a medida que se envejece –al contrario del sentido del olfato, que tiende a disminuir con la edad–.
Factores de riesgo de la fantosmia: a qué se debe
Todavía no se conoce a ciencia cierta los motivos por los que aparece la fantosmia, no obstante, Kathleen Bainbridge, principal autora del estudio anterior, expone que alguna de sus causas podría estar asociada con las células hiperactivas que no detectan de manera correcta los olores en la nariz o con un mal funcionamiento de la parte cerebral encargada de procesar los estímulos olfativos.
La fantosmia puede deberse a un problema en las fosas nasales o en los receptores neuronales, que no son capaces de interpretar bien los estímulos olfativos
Como nos ha confirmado el Dr. Juan Carlos Portilla, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), la fantosmia puede ser periférica o central3. La primera se da cuando el problema proviene de las fosas nasales, y la segunda cuando el fallo se encuentra en los receptores cerebrales. Una de las principales señales que permiten diferenciarlos es que cuando se trata de un problema cerebral los episodios se dan de manera más reiterada que cuando es nasal. Dentro de las etiologías centrales de la fantosmia4 las causas pueden incluir, entre otras, traumatismo craneoencefálico, envejecimiento, convulsiones del lóbulo temporal, tumores cerebrales, migrañas y trastornos neuropsiquiátricos, incluida la esquizofrenia.

Uno de los factores de riesgo de este trastorno, según la investigación anterior, es tener una salud general deficiente o un nivel socioeconómico bajo. La explicación se encuentra en que este grupo de personas están más expuestas a la contaminación y esto hace que su salud empeore. Además, se ha observado que las personas con la boca seca persistente (xerostomía) presentaban tres veces más posibilidades de tener estas alucinaciones olfativas y uno de cada diez pacientes con lesiones neurológicas como consecuencia de pérdidas de conciencia también declararon tenerlas.
Pero también puede que eso que estás sintiendo no sea un olor fantasma, sino que se deba a cambios en los productos de higiene, que hace que la fragancia sea desconocida, estar en contacto con nuevos productos o materiales o unos filtros del aire acondicionado o calentador sucios.
Problemas de salud asociados a los olores fantasmas
La imposibilidad de los afectados de deshacerse de ese aroma imaginario provoca irritación, ansiedad y desesperación, que además si se repite de manera reiterada puede hacer que los afectados entren en depresión. Además, es muy común que aparezca durante las comidas, lo que las hace muy desagradables.
Pero estos olores irreales pueden ser un síntoma de enfermedades importantes, por lo que el Dr. Portilla nos alerta de que si se notan de manera bilateral y constante –características de una fantosmia central– se debe acudir al médico para someterse a un chequeo y diagnosticar cualquier problema oculto cuanto antes.
Entre algunas de las más destacadas, el doctor apunta a la rinitis alérgica y no alérgica, la sinusitis, pólipos o tumores nasales en las que el problema es periférico, y por otro lado están el párkinson, la esquizofrenia, un traumatismo craneal, un ictus, las migrañas y la epilepsia –en las dos últimas aparece como un aura que predice la aparición de un episodio–.

¿Tiene tratamiento la fantosmia?
Aunque no existe un tratamiento específico para los afectados por la fantosmia, el Dr. Portilla explica que se debe hacer un abordaje multidisciplinar, para poder conocer el origen de los olores fantasmas y establecer un tratamiento, si es que lo hay, a la enfermedad o trastorno responsable de su aparición. Añade que se han estudiado varios fármacos, principalmente antiepilépticos, y otras medidas terapéuticas, pero que ninguna de ellas ha demostrado la suficiente eficacia para deshacerse de estos misteriosos aromas. No obstante, y aunque en muchos casos mejora sola con el tiempo; cuando hay enfermedad de nariz o senos paranasales, suele ceder al tratar esa causa. Estos son algunos de los modos de abordarlo:
- Rinosinusitis, alergias, pólipos u otras causas nasales: hacer lavados con suero salino y corticoide intranasal, y en caso de que exista infección documentada, debe ser tratarla. Cuando se controla la inflamación nasal, los síntomas olfativos suelen mejorar.
- Entrenamiento olfativo (rehabilitación del olfato): exposición 2 veces al día durante 4–6 meses a 4–6 esencias (por ejemplo, rosa, eucalipto, limón o clavo). Tiene buena evidencia en pérdida de olfato tras una infección (como pueda ser el COVID-19) y otras causas, y se usa también en trastornos cualitativos (parosmia). Aunque la evidencia de su efectividad es limitada, se suele intentar porque es seguro y barato.
- Citrato de sodio intranasal (“calcium buffer”): pequeños estudios han mostrado alivio temporal e incluso reducción de la proporción de pacientes con fantosmia tras 2 semanas de uso; sin embargo, las guías recientes consideran que la evidencia global5 aún no es suficiente para recomendarlo de rutina.
- Causas neurológicas o sistémicas (epilepsia del lóbulo temporal, migraña, secuelas de traumatismo, tumores, Parkinson, efectos de fármacos): aquí el tratamiento es el de la enfermedad de base6 (antiepilépticos, manejo de migraña, cirugía/oncología cuando corresponda). En cualquier caso, deben revisarse también los fármacos que puedan inducir fantosmia; hay casos descritos que resuelven al suspender el medicamento.
- Neuromoduladores / otros: se han publicado casos aislados con mejoría usando fármacos como pregabalina; la calidad de la evidencia es baja y no es tratamiento estándar.
- Procedimientos (refractarios y muy seleccionados): la anestesia tópica del área olfatoria puede dar alivio corto y no es eficaz a largo plazo. La resección de epitelio olfatorio u otras cirugías han resuelto la fantosmia en algunos pacientes7, pero conllevan riesgo de pérdida permanente del olfato, por lo que se reservan para casos muy graves tras una exhaustiva evaluación en centros con experiencia.
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- 1Erika J Laukka. «Phantom Smells: Prevalence and Correlates in a Population-Based Sample of Older Adults». Chemical Senses, vol. 42, n.º 4, Oxford University Press (OUP), 2017, pp. 309–318+, doi:10.1093/chemse/bjx006.
- 2Kathleen E. Bainbridge, Danita Byrd-Clark, y Donald Leopold. «Factors Associated With Phantom Odor Perception Among US Adults». JAMA Otolaryngology–Head & Neck Surgery, vol. 144, n.º 9, American Medical Association (AMA), 2018, p. 807+, doi:10.1001/jamaoto.2018.1446.
- 3Gillette B, Reid JA, y Shermetaro C. «Phantosmia». PubMed, vol. 134, n.º 7, Wiley, 2025, pp. 3277–3285+, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36256775/.
- 4Erika J Laukka. «Phantom Smells: Prevalence and Correlates in a Population-Based Sample of Older Adults». Chemical Senses, vol. 42, n.º 4, Oxford University Press (OUP), 2017, pp. 309–318+, doi:10.1093/chemse/bjx006.
- 5
Whitcroft, K. L., A. Altundag, P. Balungwe, P. Boscolo‑Rizzo, R. Douglas, M. L. B. Enecilla, et al. 2023. Position paper on olfactory dysfunction: 2023. Rhinology 61 (Supplement 33). https://doi.org/10.4193/Rhino22.483
- 6Gillette B, Reid JA, Shermetaro C. Phantosmia. [Updated 2023 Aug 14]. In: StatPearls [Internet]. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; 2025 Jan-. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK585128/
- 7D. A. Leopold, J. E. Schwob, S. L. Youngentob, D. E. Hornung, y H. N. Wright. «Successful Treatment of Phantosmia With Preservation of Olfaction». Archives of Otolaryngology - Head and Neck Surgery, vol. 117, n.º 12, American Medical Association (AMA), 1991, pp. 1402–1406+, doi:10.1001/archotol.1991.01870240094016.
Creado: 11 de septiembre de 2018