Hallan en el corazón la vía para evitar la obesidad en la posmenopausia

Una disfunción en un receptor de estrógeno en el corazón induce un aumento de peso en ratones hembra, un hallazgo que ayudará a prevenir y tratar enfermedades metabólicas –obesidad y diabetes– y cardíacas en mujeres posmenopáusicas.
Mujer haciendo el símbolo del corazón con las manos

13/03/2023

Los estrógenos desempeñan un papel clave en la salud femenina, ya que estas hormonas ayudan a proteger el corazón de las mujeres, sin embargo, a partir de la menopausia descienden los niveles de estrógenos y esto hace que aumenten las probabilidades de desarrollar diversas patologías, incluidas diabetes, obesidad y enfermedades cardíacas.

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Un grupo de científicos del Baker Heart and Diabetes Institute ha identificado un receptor de hormonas sexuales en el corazón de ratones que tiene la capacidad de regular la adiposidad o acumulación de grasa corporal y podría ayudar a regular el peso en mujeres posmenopáusicas para prevenir la obesidad.

Sus hallazgos se han publicado en Nature Cardiovascular Research y muestran que la disminución del receptor de estrógeno alfa (ERα) en las células responsables de la contracción del corazón (cardiomiocitos) llevó a una disfunción cardíaca moderada e incrementó las tasas de obesidad en ratones hembra, pero no en ratones macho. Este receptor de hormonas sexuales en el corazón puede regular la adiposidad en las mujeres, según afirma la profesora Julie McMullen, del Baker Heart and Diabetes Institute.

Los resultados de esta investigación tienen importantes repercusiones en la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardíacas y metabólicas en mujeres posmenopáusicas

“Hace tiempo que nos interesa tratar de comprender el papel de este receptor de estrógeno en el corazón, para ver cómo brinda protección al corazón”. “Cuando bloqueamos este receptor de estrógeno, esperábamos ver cambios y daños principalmente en el corazón. Pero en lugar de ver un fenotipo cardíaco dramático, lo que vimos fue un fenotipo de adiposidad. Entonces, observamos que los ratones hembra pesaban más y tenían más masa grasa, que no esperábamos en absoluto”, ha explicado.

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Los genes relevantes para la contractilidad del corazón y para su función metabólica también fueron más bajos en el corazón femenino cuando se redujo el ERα, lo que explica por qué los corazones femeninos del estudio no bombearon tan bien. David Greening, profesor asociado experto en biología de vesículas extracelulares de la Universidad La Trobe ha explicado que las partículas –denominadas vesículas extracelulares– que se liberaron de los corazones femeninos con ERα reducido también contenían proteínas diferentes tanto de las del grupo de control, como de los corazones masculinos.

“Descubrimos que la reducción de ERα en las células del músculo cardíaco (cardiomiocitos) de ratones hembra conduce a una desregulación transcripcional, lipidómica y metabólica en el corazón, junto con una desregulación metabólica en el músculo esquelético y el tejido adiposo”, señala Greening.

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“Además, las vesículas extracelulares que se liberan de las células del corazón con ERα reducido tenían la capacidad de reprogramar las células del músculo esquelético en cultivo celular. Estos cambios en los tejidos, el proteoma de las vesículas extracelulares y las células del músculo esquelético reprogramadas alteraron el paisaje y la función molecular de las células. Entonces, en lugar de gastar energía, la energía se almacena, lo que explica el aumento de la adiposidad en ratones hembra en ausencia de Erα”, añade Greening.

Prevenir enfermedades cardíacas y metabólicas tras la menopausia

Los resultados de esta investigación tienen importantes repercusiones en la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardíacas y metabólicas en mujeres posmenopáusicas, y también pueden contribuir a reducir la cardiotoxicidad en mujeres premenopáusicas a las que se administran terapias que pueden inhibir o reducir el ERα en el corazón.

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“Las mujeres que toman medicamentos que pueden interactuar o inhibir este receptor en particular, incluidas algunas quimioterapias, a menudo se vuelven obesas”, indica el profesor McMullen. “Ahora que tenemos una mejor comprensión de ERα, tenemos una mejor oportunidad de identificar terapias para prevenir el desarrollo de obesidad”.

El profesor asociado Greening concluye que este estudio ha demostrado que “las vesículas extracelulares, nanovesículas con su carga molecular empaquetada, son reguladores de señalización sistémica que pueden viajar e impactar en otros órganos del cuerpo, incluido el tejido adiposo y el músculo esquelético”. “Las vesículas extracelulares proporcionan así un nuevo paradigma en la diafonía entre células, tejidos y órganos en la salud y la enfermedad”.

Actualizado: 4 de mayo de 2023

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