Una de las consecuencias de la crisis económica que atravesamos ha sido el incremento del número de personas que consultan por cuadros de ansiedad y alteraciones emocionales, un panorama que no parece que vaya a cambiar en breve. Calamaro decía ‘a seguir adelante con farmacia y con aguante’, y así será, si no queda otro remedio… pero no parece que sea lo más recomendable, o al menos eso es lo que se deduce de un estudio realizado recientemente por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que ha comprobado que es muy frecuente prescribir medicamentos para tratar los casos de ansiedad y depresión leve que podrían combatirse eficazmente con el empleo de psicoterapia.

Según la OCU se utilizan demasiados ansiolíticos y antidepresivos en detrimento del uso de otros tratamientos, como la psicoterapia, que generalmente son eficaces en pacientes con ansiedad y depresión leve

Diversos estudios indican que casi la cuarta parte de la población sufrirá algún trastorno mental en algún momento de su vida, por lo que la forma de enfocar el tratamiento de estas afecciones, y la seguridad y efectividad de los fármacos y terapias empleados, resultan de vital importancia para lograr el bienestar de los pacientes.

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Según los datos recabados por la OCU se utilizan demasiados ansiolíticos y antidepresivos en detrimento del uso de otros tratamientos, como la psicoterapia, que generalmente son eficaces para mejorar la calidad de vida de las personas que sufren ansiedad y depresión menor. Además, con frecuencia, los pacientes no tienen otra alternativa, ya que no se les ofrece la posibilidad de recibir apoyo psicológico y, en el caso de que sea así, se enfrentan a listas de espera que pueden demorar el tratamiento varios meses, por lo que recurrir a la medicación es la solución más inmediata.

Por este motivo, desde la OCU inciden en la necesidad de mejorar la asistencia a estas personas empezando por formar a los profesionales de Atención Primaria, y facilitando el acceso de los pacientes a terapia psicológica, con o sin fármacos dependiendo de cada caso, y explican que de esta forma se obtendrían mejores resultados y se podría reducir también la pérdida de jornadas laborales que suelen provocar los trastornos afectivos, lo que contrarrestaría el coste de la psicoterapia.

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Actualizado: 19 de junio de 2018

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