Existe en la rubéola un periodo de incubación sin síntomas en el que el virus se reproduce y que suele durar entre 14 y 21 días. Puede haber una proporción alta, en torno a un 30% que no presente síntomas muy claros, tan solo un cuadro catarral y fiebre moderada siendo un caso producido por este virus.

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  • Fase prodrómica: esta fase es más común en adultos que en niños. Tiene una duración de unas 24 ó 48 horas, y se caracteriza por una serie de síntomas inespecíficos como fiebre, malestar general, pérdida de apetito, y un catarro de vías respiratorias de intensidad leve.
  • Fase exantemática: en esta segunda fase hay tres síntomas fundamentales: fiebre, exantema, y aumento del tamaño de los ganglios linfáticos. Suele aparecer de forma súbita. El exantema es una erupción cutánea que comienza detrás de las orejas y se extiende rápidamente a todo el cuerpo, predominando en el tronco. Son manchas de color rojizo, ovaladas y de bordes bien definidos. En el paladar se pueden encontrar pequeñas lesiones de color rojo intenso, conocidas como “manchas de Forschheimer”.

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Desde el punto de vista clínico, el exantema y el resto de síntomas de rubéola son inespecíficos y pueden llegar a confundirse con casos de sarampión o escarlatina.

Complicaciones de la rubéola

Son poco frecuentes, pero cabe destacar algunas. En mujeres es común la artritis, que suele afectar a los dedos de la mano, muñecas y rodillas. Las alteraciones que se producen a nivel sanguíneo pueden dar lugar a hemorragias por el descenso de plaquetas. Tanto los niños como los adultos pueden sufrir una encefalitis después de la rubéola. Otra complicación poco común es una hepatitis leve.

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Creado: 18 de septiembre de 2011

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