Ignacio López-Goñi

Microbiólogo, autor de ‘Preparados para la próxima pandemia: reflexiones desde la ciencia’, y experto en vacunas
La pandemia por coronavirus ha puesto de manifiesto la importancia de invertir en ciencia, respetar sus tiempos y confiar en las vacunas, como explica Ignacio López-Goñi, catedrático en microbiología y divulgador científico.
Entrevista a Ignacio López-Goñi
“En cómo se desarrollen las vacunas para la COVID-19 en los próximos meses nos estamos jugando el futuro de las vacunas y el futuro de la confianza en ellas”

18/11/2020

Reconocido divulgador científico de “noticias y curiosidades sobre virus, bacterias y otros temas relacionados con la ciencia”, como él mismo escribe en su bio de Twitter (@microBIOblog),  Ignacio López-Goñi es una voz autorizada para hablar sobre la pandemia por coronavirus que, en su opinión, “ha puesto de manifiesto cómo funciona la ciencia”. De eso, en parte, trata su último libro, Preparados para la próxima pandemia: reflexiones desde la ciencia, un breve e intenso manifiesto incluido dentro de la colección Referentes de la editorial Destino. En el mismo, este investigador –que es doctor en biología y catedrático en microbiología– hace un repaso por la historia de las pandemias antes de profundizar de forma amena y comprensible para el gran público en aspectos como la importancia de comunicar bien la ciencia, la necesidad de invertir en ella –“la ciencia en estos momentos en España es un enfermo agonizante en la UCI, pero con muchas ganas de vivir”, afirma–, o los problemas de la ciencia exprés, que se han puesto de manifiesto especialmente a causa de la emergencia desatada por la COVID-19. Y es que, como no duda en repetir López-Goñi, “la ciencia necesita tiempo y no tiene siempre todas las respuestas de forma inmediata”. Es más, a veces ni siquiera tiene esas respuestas.

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: Entrevista a Ignacio López-Goñi, autor de ‘Preparados para la próxima pandemia’

Hace tiempo que se venía alertando de la posibilidad de una pandemia. Es más, ha habido ya algunos conatos de pandemia similares en países asiáticos. Sin embargo, el SARS-CoV-2 nos ha pillado en pañales. ¿Se puede justificar esta falta de previsión?

Esto es como la fábula de “que viene el lobo, que viene el lobo” y nunca haces caso. Hay que tener en cuenta que todos los políticos en todos los países se guían por una visión muy cortoplacista. Miran a cuatro años, a una legislatura y a cómo asegurar la siguiente, así que todos los planteamientos sobre temas como puede ser la posibilidad de una pandemia, que son a largo plazo, algo que piensan que no va a pasar, no se priorizan.

Espero que la pandemia sirva como un aldabonazo que ponga de manifiesto la importancia de invertir en ciencia. Porque la ciencia no es un gasto, la ciencia es una inversión de futuro

Pero efectivamente estábamos avisados. La OMS llevaba tiempo hablando de una enfermedad X que no se sabía qué era pero que podía producir una gran pandemia, en los últimos años hemos tenido varios conatos… Eso es como quien tiene un extintor en casa. Ojalá nunca ocurra un incendio en su casa, pero si ocurre tendrá un extintor. Esto es lo que se ha echado de menos en la pandemia, el que hubiésemos tenido un extintor preparado.

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Ese extintor podía ser la ciencia. Gracias a las ayudas europeas España ha presentado precisamente el presupuesto más grande de su historia para ciencia e innovación. Ha tenido que venir una pandemia para que seamos conscientes de la importancia de invertir en la ciencia…

Eso es lo terrible. Ahora todos estamos siguiendo con ansia la posibilidad de que llegue la vacuna, pero durante al menos los últimos diez años hemos tenido estrangulada a la ciencia. Al menos espero que esto sirva como un aldabonazo para los políticos y para la sociedad en general, que ponga de manifiesto la importancia de invertir en ciencia. Porque la ciencia no es un gasto, la ciencia es una inversión de futuro. Y nos damos cuenta ahora, cuando necesitamos una respuesta científica rápida. Solo la ciencia y el conocimiento nos pueden sacar de esto.

La ciencia en estos momentos en España es un enfermo agonizante en la UCI, pero con muchas ganas de vivir

Y está muy bien que ahora se invierta más en este concepto, pero esto no se soluciona de la noche a la mañana, hace falta una continuidad. La ciencia en estos momentos en España es un enfermo agonizante en la UCI, pero con muchas ganas de vivir.

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Tú abogas por gastar lo mismo en Ciencia que en Defensa, porque el enemigo, dices, “es mucho más peligroso”.

Es que hay que darse cuenta de que las estrategias internacionales han cambiado. Nuestro enemigo ahora son este tipo de problemas con capacidad para generar efectos a nivel global. Hoy, con este tipo de virus, lo que ocurra en China, en África o en Latinoamérica nos va a acabar afectando a nosotros, así que esto implica tener una visión más global. Además, hay que tener en cuenta otra cosa: jamás ha habido crisis tan bestiales como la que ha provocado un simple virus, que ha desmontado todo el planeta. Ni siquiera una Guerra Mundial o un ataque terrorista como el de las Torres Gemelas han tenido una potencia como la de esta pandemia para desmontar todo el modelo económico que sostenía al planeta.

Con este tipo de virus, lo que ocurra en China, en África o en Latinoamérica nos va a acabar afectando a nosotros, así que esto implica tener una visión más global

Por eso es necesario invertir al menos lo mismo que en Defensa. Y ojalá invirtamos más. De hecho, en la época del ébola ya se habló de la posibilidad de crear una especie de cascos azules sanitarios, porque muchas veces estos virus y enfermedades hay que atajarlas en el origen, normalmente en países en vías de desarrollo.

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Dices también que “jamás hemos estado mejor preparados para combatir una crisis sanitaria como la actual”. Sin embargo, esa preparación y la repentina fe ciega en la ciencia, ¿no crees que también ha generado muchas expectativas que pueden volverse en contra de la ciencia si no se cumplen en un plazo razonable?

Eso es un verdadero problema. Jamás habíamos tenido tantos candidatos vacunales para un patógeno. Tenemos más de 260 en distintas fases clínicas. Tenemos más de 70.000 artículos científicos sobre la enfermedad. El arsenal a nuestra disposición es enorme, pero es tal la cantidad de información que también es muy difícil asimilarla. La ciencia necesita sus tiempos, sus plazos, y, sobre todo, no es magia. Hay que entender muy bien cómo funciona la ciencia y saber que no tiene siempre todas las respuestas, ni las tiene de forma inmediata.

Pandemia

El problema de la ciencia exprés y los datos sin contrastar

Me voy a detener en un capítulo del libro, en el problema de la ciencia exprés. Como has comentado, en muy poco tiempo había miles y miles de artículos científicos, de vacunas y tratamientos en desarrollo para hacer frente al COVID-19. Y eso es positivo, claro, pero también encierra un reverso más oscuro.

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Es una asignatura pendiente cómo comunicar la ciencia en tiempos de crisis y en una sociedad como la actual, que exige respuestas muy rápidas. Ahí hemos tenido el problema de que se han empezado a hacer muchos artículos en abierto, a publicarse sin tener una revisión por pares… Esto ha provocado que hayan salido a la luz artículos que eran una auténtica basura y que han trascendido a los medios y a la sociedad. Probablemente entre tantos miles de artículos, además de mucha basura, esté también la solución a la pandemia, pero es muy difícil llegar a esos artículos entre tanta publicación.

Ni siquiera una Guerra Mundial o un ataque terrorista como el de las Torres Gemelas tuvieron una potencia como la de esta pandemia para desmontar el modelo económico que sostenía al planeta

Señalas precisamente de forma bastante concreta a esos ‘preprints’, un tipo de publicaciones científicas de urgencia pendientes de revisión, cuya publicación se ha multiplicado por 100 a causa de la pandemia. ¿Tienes la sensación de que por momentos la ciencia ha intentado correr en paralelo a la inmediatez de los medios, cuando es obvio que esta tiene unos ritmos totalmente diferentes?

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Muy probablemente. Ha sido una tormenta perfecta. Por una parte, se exigía a la ciencia una respuesta súper rápida y, por otra, los científicos se han puesto las pilas. Pero la ciencia necesita tiempo. Para llegar a una conclusión y que una hipótesis se afiance necesitas no solo demostrarlo tú, sino que otros en otros lugares lo corroboren y lleguen a las mismas conclusiones. Y todo ello con el mayor número de pacientes posible. Todo eso lleva tiempo, y eso es lo que en parte se ha gestionado mal en tiempo de pandemia. Pero tampoco le echaría la culpa a nadie, simplemente es que la situación ha sido de emergencia.

En la difusión de estos ‘preprints’, incluso en la difusión errónea de los resultados de artículos científicos, y qué decir en la difusión de bulos, han colaborado mucho los medios de comunicación y las redes sociales. ¿Crees que los medios también deberían dedicar un espacio a la reflexión en su cobertura de este tipo de sucesos?

Yo creo que sí. No sé hasta qué punto es bueno que todos los medios de comunicación hayan tenido una especie de sección o marcador en su web con datos diarios (infectados, muertos…). Un dato sacado de un contexto no informa mucho y lo único que hace es angustiar y alertar a la población. Todos los datos hay que ponerlos en perspectiva temporal y en relación con otros. Eso ha sido un problema de los medios de comunicación y también del propio Ministerio de Sanidad. Entiendo que es muy difícil, pero sin datos correctos y concretos es muy difícil informar.

Tenemos más de 70.000 artículos científicos sobre la enfermedad, pero es tal la cantidad de información que también es muy difícil asimilarla

Pero también es verdad que esa misma inmediatez de los medios de comunicación es un hándicap. Hace falta un poco de calma para poder realmente ir separando el grano de la paja. Ahí hay mucho trabajo. También te digo que hay periodistas y medios de comunicación que han hecho un trabajo extraordinario y de forma más reposada.

Pienso además de en los datos, en los titulares. Hace unas semanas los medios informaban de que según un estudio el COVID-19 tenía peores perspectivas en mujeres embarazadas. Si leías el artículo entero tampoco era para tanto, pero los medios titulaban de tal manera que entendería que la tasa de natalidad bajase aún más en España.

Yo creo que en ese sentido muchos medios también tendrían que entonar el mea culpa. Ha habido una especie de esquizofrenia por ver quién conseguía más clics y eso en una situación de emergencia como esta no ayuda. Es como muchos titulares que se están leyendo también con la vacuna de Pfizer. Cuando hablas con cualquier científico o con cualquier persona que sepa un poco de vacunas enseguida te llaman a cautela, pero si uno lee los titulares de prensa, sin embargo, puede llegar a pensar que ya está todo solucionado: en enero vacunamos, y en mayo adiós pandemia. Eso es muy preocupante.

La importancia de confiar en la seguridad de las vacunas

En el libro dedicas un capítulo muy interesante y creo que fundamental a la importancia de la ética. Que las prisas por lograr una vacuna o un tratamiento no nos hagan perder el respeto a esa ética.

Sí, al final es volver un poco a las raíces, a pensar cada uno desde nuestro ámbito qué bien buscamos con nuestro trabajo. En una situación como la actual, de crisis global, hay que poner el bien común en el centro. Y eso vale para la farmacéutica que está desarrollando una vacuna y tiene que pensar que es algo para toda la humanidad, para el científico que tiene que publicar sus artículos no pensando en su propio currículum, sino en lo que puede ayudar al mundo; para el político, que tendría que tomar decisiones por el bien común y no desde el partidismo; y hasta para el ciudadano, que tiene que cumplir una serie de normativas por el bien común, aunque esto implique a veces perder parte de su libertad.

La ciencia necesita tiempo y para que una hipótesis se afiance necesitas no solo demostrarlo tú, sino que otros en otros lugares lo corroboren

Hace poco se hacía público un informe del CIS según el cual el 43,8% de los españoles rechazaría vacunarse de inmediato del coronavirus si hubiese una vacuna. ¿Ese dato es una muestra de la falta de confianza de la población en esa ética?

En cómo se desarrollen estas vacunas para la COVID-19 en los próximos meses nos estamos jugando el futuro de las vacunas, el futuro de la confianza en ellas en general. Todos estos procesos deberían ser absolutamente transparentes y públicos porque la gente no puede perder la confianza en las vacunas. Las vacunas funcionan, las vacunas son seguras. Es más, probablemente sean los medicamentos más seguros que hay.

En los medios de comunicación ha habido una especie de esquizofrenia por ver quién conseguía más clics y eso en una situación de emergencia como esta no ayuda

Por eso es tan importante que todos estos procesos sean transparentes, y por eso no me gusta que una farmacéutica anuncie sus resultados en una rueda de prensa. Una rueda de prensa es publicidad. Lo que tiene que hacer es publicar los resultados y que estos sean públicos y transparentes; y que la comunidad científica pueda evaluarlos para corroborar que son ciertos. Porque eso es lo que al final da confianza. Tenemos que ser conscientes de que nos estamos jugando mucho. No solo la confianza en las vacunas contra el coronavirus, sino en todas las vacunas.

No me gusta que una farmacéutica anuncie sus resultados en una rueda de prensa. Una rueda de prensa es publicidad. Lo que tiene que hacer es publicar los resultados y que estos sean públicos y transparentes

¿Cómo se pueden revertir esos datos? ¿Qué hace falta para que ese 43,8% se quede, por ejemplo, en un 3,8%?

Al final, como comentaba, todo es cuestión de transparencia y de datos públicos. Hay que conseguir que la gente se una, y eso solo se consigue con veracidad y transparencia.

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