Walter Riso

Doctor en psicología experto en terapia cognitiva y autor de ‘De tanto amarte, me olvide de mí’
En las relaciones de pareja debe haber equilibrio y amor recíproco, afirma Walter Riso, autor de 'De tanto amarte me olvidé de mí', que explica cómo identificar los estilos afectivos de las personas de las que es mejor no enamorarse.
Walter Riso
“En una relación de pareja la tortura no tiene por qué ser que te golpeen porque si te ignoran te dejan moretones en el alma, que no se ven y no los puedes denunciar”

16/03/2023

Enamorarse de ciertas personas es un error, advierte Walter Riso, que lleva más de 30 años ejerciendo como psicólogo clínico y afirma que “el 60% de las consultas tienen que ver con el tema del amor”, y es que una relación de pareja insatisfactoria y desequilibrada –en la que das mucho más de lo que recibes– puede minar tu autoestima y amargarte la vida. En su nuevo libro De tanto amarte, me olvidé de mí (Planeta/Zenith) Riso explica cómo saber si te aman de verdad y describe cinco estilos afectivos que definen a esos individuos que no deberías escoger como media naranja. Este experto en relaciones amorosas nos enseña a identificar a este tipo de personas –narcisistas, controladores, inmaduros…– y a combatir creencias todavía muy extendidas que fomentan la dependencia emocional y el miedo a estar solo y nos impiden tomar las riendas de nuestra vida.

PUBLICIDAD


Tu libro se titula ‘De tanto amarte, me olvide de mí’, pero ¿todavía hay mucha gente que sacrifique sus propios intereses por amor a una pareja, o es por conveniencia, por dependencia, por temor a perder el estatus económico o social…?

Portada "De tanto amarte, me olvidé de mí"

¿Todavía? Es la mayoría. En el contexto del amor la gente cree que lo hace por amor, aunque lo puede hacer por otras cosas: por conveniencia, por miedo, por problemas de autoestima, por dependencia emocional, por cualquier tipo de patología, o por costumbre o rutina, pero sí puede que haya personas que consideren que el amor no debe pedir nada a cambio, que confunden el amor universal con el amor de pareja y empiezan a relacionarse dando continuamente y sin pedir nada a cambio.

Como digo en el libro, yo considero que el amor debe ser recíproco. Esa democracia es equilibrio: si doy afecto espero afecto, si doy sexo espero sexo… No espero nada si amo a los niños de Siria, pero cuando compartís la vida con una persona y todo empieza a girar alrededor de ella porque tú la amas tanto, después de un tiempo te miras al espejo y ya no te reconoces. Te has anulado buscando la felicidad de esa persona, como si su felicidad fuera más importante que la tuya.

PUBLICIDAD

¿Puede también ser miedo a no perderla? Hablando con la psicoanalista Mariela Michelena me decía que las mujeres tendemos mucho a meter el pie en el zapatito de Cenicienta, aunque no sea de nuestra talla; es decir, a adaptarnos a lo que el hombre quiere de nosotras.

Depende de la mujer. Por ejemplo, en una relación enfermiza o tóxica en la que se juntan un hombre narcisista (la mayoría de los narcisistas son hombres) y una mujer dependiente (hay una proporción mucho más alta de mujeres con dependencia emocional) sí se da el caso del zapatito de la Cenicienta.

Hay 'depredadores' que van buscando personas para apropiarse de ellas o, en el caso de los narcisistas, que no pretenden que los amen, sino que buscan fans

Pero, pongámoslo al revés: una mujer que entra en la codependencia, que es buscar o enamorarse de hombres necesitados, incompletos, inseguros, o con patologías como alcoholismo o drogadicción, hombres fracasados que ella adopta. Adoptas a tu pareja, empiezas a dar, y se convierte en una especie de reto para sacarlo adelante. Pero lo que ocurre es que cuando el tipo empieza a salir adelante se va. Y tú te sientes explotada, engañada, tonta, y empiezas a autocastigarte, entras en depresión y vas donde Riso, o donde otro.

PUBLICIDAD

Cómo son las personas de las que no deberíamos enamorarnos

Y si después de salir de una relación así iniciamos otra con alguien con una personalidad o forma de comportarse similar, es decir, tropezamos una y otra vez con la misma piedra, ¿no deberíamos hacérnoslo mirar? ¿Nos convendría consultar a un psicólogo para aprender a elegir bien la próxima vez?

Mi experiencia cuando uno repite es que cuando tú buscas una pareja generalmente te enganchas más fácil si encuentras compensación. Vamos a suponer que fueras una mujer psicológicamente débil que necesita a alguien más fuerte para salir adelante en la vida porque no te sientes capaz de enfrentarme a los problemas y por ello siempre buscas hombres fuertes. Pero es que el hombre fuerte, seguro, echado para adelante, competitivo, tiene una serie de características de personalidad muy parecidas a una mezcla entre un poquito narciso, un poquito psicópata, un poquito de mentalidad mafiosa…

Si adoptas a tu pareja empiezas a dar, y se convierte en una especie de reto para sacarlo adelante, pero cuando el tipo empieza a salir adelante se va y tú te sientes explotada, engañada y tonta

Si el psicólogo no tiene experiencia puede meterse por un camino que no es, porque aquí lo que habría que hacer es que ella se fortalezca, que entienda que es capaz de tener autodeterminación, autogobierno, que puede mandar sobre sí misma y afrontar la vida, que puede ser una guerrera y no lo sabe. Y cuando tú logras que esa persona se dé cuenta de todo eso ya elige de otra manera y no tropieza con la misma piedra, aunque puede que tropiece con otras…

PUBLICIDAD

Sí, porque además tú describes cinco estilos afectivos de personas de las cuales sería mejor no enamorarse…

Sí, en este libro describo cinco, aunque en otros libros he descrito más, y también ayudan a saber si uno está con la pareja adecuada o no. Yo atiendo a más mujeres que hombres, pero una mujer o un hombre que lleve cinco o seis años sufriendo con su pareja y esperando “peras del olmo” en una relación donde te hacen a un lado, donde te muestran indiferencia, donde te ignoran… ¿Qué necesito, un posgrado en Harvard para saber que no es la persona adecuada? No, empaque y váyase. Usted merece otra cosa.

Hay pacientes que nos preguntan cómo sabemos nosotros si su pareja es la adecuada, pues porque lo hemos estudiado y somos expertos en ese tema. Preguntémosles a las mujeres que han pasado por esas torturas, y ojo que la tortura no tiene por qué ser que te golpeen, porque si te ignoran te dejan moretones en el alma, que no se ven y no los puedes denunciar. En el libro explico muchas de esas monstruosidades que comete la gente tóxica, como el gaslighting, que es muy interesante porque te enreda la vida, te la destruye.

PUBLICIDAD

¿Y las personas con uno de estos cinco estilos afectivos que describes lo mantienen con independencia de las características de su pareja, o son capaces de cambiar en función de cómo sea y cómo se comporte la otra persona?

Pueden cambiar la táctica y entrarle por un lado distinto. Piensa que es como si fueran depredadores, aunque suene fuerte, porque van buscando personas para apropiarse de ellas o, en el caso de los narcisistas, que no pretenden que los amen, sino que buscan fans. Ellos primero te seducen, pero su objetivo final cuando ya están asentados y estás bajo su control es rebajarte, y después te explotan, o te tienen como un llavero, o si sos una persona muy atractiva, se lucen como si fueras su carro.

Creo que las mujeres, aunque estadísticamente son más víctimas –también hay hombres explotados por mujeres–, tienen más inteligencia emocional que los hombres porque son más humildes frente a su crecimiento personal y piden ayuda cuando la necesitan. Una vez que entran por la variante del cambio, arrancan. Si ustedes manejaran el mundo sería mejor. Habría igual corrupción, pero habría menos. A las mujeres les interesa el tema del amor. Los hombres se asustan, se espantan. Si yo pongo en mis redes “te amo, pero te dejo porque no le viene bien a mi vida y el amor no tiene un carajo que ver aquí”, las mujeres reaccionan: “sí, estoy de acuerdo en eso”, mientras que los hombres: “¿Cómo que si me ama me va a dejar? No, entonces no me ama”.

Las mujeres tienen más inteligencia emocional que los hombres porque son más humildes frente a su crecimiento personal y piden ayuda cuando la necesitan

Hablo como si yo no fuera hombre, pero hay hombres que no son así, como yo y muchos otros que están en proceso de una nueva masculinidad, de buscarla. A mí no me van a dar los años para encontrarla, pero sí he avanzado mucho en eso. Tengo dos hijas, tengo dos hermanas y no tengo hermanos, mis pacientes son mujeres, mis estudiantes son mujeres… Tengo el femenino interior muy desarrollado, me gusta cocinar, decorar, pero puedo ser Mel Gibson en Corazón valiente y si me joden mucho saco una espada, y la mujer puede ser igual, la mujer puede ser guerrera.

PUBLICIDAD

Creencias erróneas sobre el amor

Hablas en el libro de cuatro formas de pensar socialmente aceptadas y promovidas por la cultura del amor romántico –como “sin ti no soy nada” o “no puedo vivir sin ti”–, que son el origen de muchas relaciones de pareja insatisfactorias. ¿Por qué crees que siguen vigentes y qué pueden hacer los padres para evitar que sus hijos caigan en estos errores? Lo pregunto porque la violencia machista, por ejemplo, está muy presente en las generaciones más jóvenes.

Cada una de esas creencias de las que hablo facilita que violen tus derechos en algún sentido. Si mi vida no tiene sentido sin ti, imagínate lo que estoy diciendo: si tú lo eres todo para mí, eres mi religión, eres mi maestro. Tú me completas, tú me das identidad, tú le das sentido a mi vida… No soy yo.

Para evitarlo hay que educar a los chicos. Enseñándoles lo que es un amor sano y lo que es un amor enfermizo y para que entiendan que no todo el mundo es para todo el mundo. Si violan tus derechos, más allá del amor y por encima del amor, empaca y vete. Te pongo como ejemplo el derecho a reunirse, que es universal, y tu marido te dice: “¿por qué te reúnes con estas mujeres si son todas separadas? Vos sos la única casada y te van a llenar la cabeza de cucarachas”. Está violando tu derecho a la libre asociación. Entonces tú le dices “mira, mi amor, yo tengo el derecho a reunirme con estas personas”. Y si te pide que elijas entre ellas y él, le dices: “ellas”, porque si te dice eso lo que quiere es esclavizarte.

Hay cosas negociables dentro de una relación y las buenas parejas no ponen en juego el amor por cualquier estupidez, como si soy desordenado, si no llego a tiempo…; eso se puede discutir

Hay movimientos nuevos en la posmodernidad, como el concepto de amor líquido de Zygmunt Bauman, pero cuando empiezas a profundizar esos temas ves que hacen un retroceso hacia el conservadurismo porque ellos defienden el compromiso, es decir, que afirman que hoy día rompemos el compromiso con demasiada facilidad, pero es que las muchachitas no son como eran sus abuelitas, tienen la autonomía como un valor. Entonces, ¿hay que hacer un esfuerzo? Siempre y cuando no violen tus derechos, si no, no hay que hacer ningún esfuerzo.

¿Puede ayudar recurrir a una terapia de pareja? O, planteado de otro modo, ¿en qué casos sí se debería acudir a este tipo de terapia para intentar salvar la pareja?

Ir a terapia de pareja puede servir para que tú te salgas de una relación con la conciencia tranquila, o para que se resuelva algún conflicto latente que no has visto. Pero yo tengo el caso de una paciente que cada vez que viene del trabajo el marido la desnuda y le huele la vagina para comprobar si ha tenido relaciones sexuales y si el hombre con el que estás es capaz de humillarte hasta ese extremo una terapia de pareja no es la solución.

Parecen casos extremos, pero no lo son tanto, porque por ejemplo los narcisistas suponen el 3% de la población –aunque el porcentaje de personas con rasgos narcisistas es mucho mayor–, es decir, que por cada millón de personas hay 3.000 narcisistas. Por eso vas con una motivación que es tener un criterio científico para tomar una decisión, y si acudes a un buen terapeuta serio y profesional, te salís de la relación con la conciencia tranquila y sin pensar “será que no le di suficientes oportunidades”.

Es tentador ver un esclavo y no convertirse en amo. Él piensa que tiene más derechos que vos y todo va bien hasta que tiene la mala suerte de que vas a un terapeuta cualquiera y te das cuenta

Un motivo de consulta habitual es la infidelidad. Y hay infieles seriales, como asesinos seriales. “Yo no sé si separarme doctor, porque mi marido es infiel”, dice una paciente. Y si le preguntas si lo ha sido muchas veces, contesta, “sí, pero hay que entenderlo, es que él es hombre…”. Y le preguntas cuántas veces y contesta que unas 20. O sea, ¿te han sido infiel que vos sepas 20 veces, y vos seguís ahí? Hay algo en ti que no está funcionando, porque si te es infiel tres veces, ya es lo mismo que sean 20. Como decía Anaxágoras, si me eres infiel una vez la culpa es tuya, pero si lo eres dos veces la culpa es mía. El pelotudo soy yo.

Hay cosas que son negociables dentro de una relación y las buenas parejas no ponen en juego el amor por cualquier estupidez, como si soy desordenado, si no llego a tiempo…, eso se puede discutir. En las relaciones de pareja existe lo que se conoce como un intercambio de reforzadores: yo te doy cosas que a ti gustan, tú me das cosas que a mí me gustan, pero al mismo tiempo tú tienes tu espacio, yo tengo mi espacio, y tenemos un espacio en común, y hay lugares que no están diseñados para dos. Cuando el amor es recíproco se va armando la relación y hay cosas en las que los miembros de la pareja no coinciden, pero si hay amor uno no lo pone en juego, uno discute. Como digo en el libro, son desacuerdos amistosos, no son acuerdos perezosos.

En nuestra cultura, los hombres y las mujeres estamos metidos en un contexto donde se nos han dicho cosas del amor que no son verdad, son creencias erróneas: “que el amor da la felicidad”, “que el amor todo lo puede”, “que el amor es el valor más importante”, y no lo es, a veces la libertad es más importante que el amor. Y lo mismo si comparas el amor con tus ideales, tu pasión o tu entusiasmo.

Si tú no te puedes auto-realizar en una relación de pareja estás mal emparejada. Si, por ejemplo, dejas una carrera de bailarina por amor, pregúntate: “si tú estuvieras en el lugar de él, ¿lo harías?, ¿le quitarías la vocación y la auto-realización a tu pareja? ¿Cómo se puede quedar tan tranquilo el tipo si no puedes llevar a la práctica tu vocación esencial?

“Me sacrifico por ti”. No, cuando hay amor uno no se sacrifica, uno lo hace con gusto. Pero la pregunta es: ¿él no se da cuenta de que eres dependiente, que le dices que sí a todo, que estás subyugada? ¿O le gusta? La relación está desequilibrada. Es tentador ver un esclavo y no convertirse en amo. Él piensa que tiene más derechos que vos y todo va bien hasta que tiene la mala suerte de que vas a un terapeuta cualquiera y te das cuenta.

Supongamos que hemos conocido a alguien que no parece ser de ninguno de los estilos tóxicos que describes, pero al inicio de una relación solemos ocultar ciertas cosas o disimular nuestros defectos, ¿en qué deberíamos fijarnos para saber si esa persona nos conviene?

Yo escribí un libro que se llama Amores altamente peligrosos, que son ocho estilos que se corresponden con trastornos de la personalidad que no tienen cura. Si tú entiendes cuál es el perfil, claro que los puedes detectar. Supón un pasivo-agresivo, que tiene un conflicto con la autoridad y cuando está a tu lado se siente cobijado, pero también quiere ser libre; le da tanto valor a la autoridad, como a la libertad y está contigo tres días y después se retira. Cuando está libre extraña la protección de la autoridad y vuelve a vos (ni contigo, ni sin ti, como dice el poeta). Tú te das cuenta si el tipo es inseguro, pero el narcisista te sobre seduce.

Ciertas patologías son más comunes en los hombres, como la psicopatía, la adicción al sexo, el narcisismo, los estilos posesivos maltratantes, la inmadurez emocional o el Peter Pan que no quiere crecer

Tú puedes detectar una persona inmadura cuando entiendes qué es, lo difícil es detectar al narcisista encubierto porque descubrió que la sociedad odia a los narcisistas y se pone la careta del anti-narcisista y hace todo lo contrario, pero se siente por encima de los demás, tiene un sentido de grandiosidad impresionante, es egocéntrico, es ególatra, es egoísta…, pero por fuera no, así que tú no lo ves, pero cuando te metes en la pareja el tipo no puede disimular tanto y aparece su auténtica personalidad.

Para descubrir si una persona es narcisista hay que leer bien el perfil de este tipo de personalidad y observarla, aunque tampoco hay que volverse paranoico buscando narcisistas con lupa. Te voy a poner un ejemplo de una paciente de cincuenta y tantos años que empezó a salir con un hombre de treinta y tantos muy buen mozo. Ciertas características en su perfil, como que no se puede saber en qué trabaja, de qué vive, si estudió o no estudió, porque él esquiva el tema, son sospechosas. Tras la primera cita ella cuenta que fue muy bien y que es perfecto, pero tras insistir dijo que le miraba el culo a las mujeres que pasaban. La segunda vez que salieron él agarró un papel y un lápiz para hacer cuentas de lo que habían tomado y que cada uno pagase lo suyo. Ella lo disculpó todo porque le parece que él es muy lindo y se enganchó, pero al cabo de cuatro meses se vio que el tipo era un explotador.

Por eso creo que hay que tener mucho cuidado con el Tinder y ese tipo de cosas. Uno no se enamora de la belleza, uno se enamora de la personalidad porque, si no, ¿qué hacemos cuando se va la belleza? Y muchos jóvenes están buscando mujeres como las que aparecen en los selfis y sexo como el que muestra la pornografía, que es una distorsión. Y los chicos les piden a las chicas cosas como las que ven en las películas o las vigilan con el wasap. Ellas piensan “cuánto me ama” y él le está diciendo “te pusiste la minifalda y yo te dije que no te la pusieras”. Antes se necesitaba un detective, y ahora basta con un smartphone.

En este mundo de la posmodernidad el amor está tomando un rumbo extraño, curioso, las parejas ya no duran tanto, y es verdad que algunas se separan porque no tienen el valor del compromiso, pero otras se separan porque tienen incorporada la idea de la autonomía, de la defensa de los derechos, y no permiten que otro les controle. Y entonces se dice que esa persona no tiene compromiso, ni el aguante necesario, pero lo que ocurrió es una cuestión que no es negociable. Es una cuestión de principios o, simplemente, de no estar a gusto. Ahora si al cabo de un año de relación descubres que tu pareja es un delincuente o un pederasta rompes la relación, pero antes seguían porque se consideraba que esa unión era para toda la vida.

Lamentablemente, hay quien sigue en la relación por problemas económicos. Según el V Observatorio del Derecho de Familia de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), en nuestro país alrededor de un tercio (36%) de las personas que acuden por primera vez a un abogado especializado en Derecho de Familia con la intención de divorciarse finalmente no lo hace por motivos económicos, y eso es muy triste.

Es triste, pero hay mujeres que se separan sin dinero y con cuatro hijos y tienen que salir a trabajar en un hotel limpiando habitaciones, y salen adelante. Pero ¿quedarse ahí porque no tienen plata? No sé, yo respeto lo que haga cada uno porque no soy quién para juzgarlos, pero yo diría que cuando estás en una situación o contexto vital donde no te quieren quizás la vida se encargue y haya que salir a pelear. Sé que los abogados miran el factor económico y puede que tengan razón, pero habría que analizar cada caso.

Yo tengo 60.000 horas de consulta y he visto tantas cosas que hablo desde la experiencia también, no solo desde la ciencia. Hay veces que la gente se libera sola y después de siete u ocho años se mira un día al espejo y dicen: “basta, me cansé”, y hay separaciones que hay que festejar. Entonces pintan la pared de rojo, se cortan el pelo, se ponen minifalda y toda la ropa que él no quería que se pusieran, es una liberación.

Y hay hombres que también se liberan de mujeres, pero es más habitual que sean las mujeres las que necesiten liberarse porque creo que es una cuestión más patriarcal y los hombres han tenido el poder económico y eso influye, y porque ciertas patologías son más comunes en los hombres, como la psicopatía, la adicción al sexo, el narcisismo, los estilos posesivos maltratantes, el pasivo-agresivo, la inmadurez emocional o el Peter Pan que no quiere crecer.

Vamos a suponer que tú seas la persona que se aprovecha de tu pareja y ves un libro como este, que para vos va a ser la expresión del demonio, porque te estás aprovechando de tu pareja y lo tienes que esconder. Así son todos mis libros, son provocativos, directos, sin anestesia, y yo me he dedicado toda mi vida a ayudar a la gente que sufre por muchas cosas, no solamente por amor, lo que ocurre es que el 60% de las consultas tienen que ver con el tema del amor.

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD