Inmadurez: claves para crecer y madurar
En la vida debemos adoptar decisiones y asumir responsabilidades y nuevos retos, pero las personas inmaduras prefieren “dejarse llevar” o quedarse en su zona de confort. Te damos pautas para 'crecer' y superar tu inmadurez.

Qué es ser una persona inmadura y cómo afecta a tu vida

Dra. Vanesa Fernández López

Por: Dra. Vanesa Fernández López

Psicóloga, especialista en emociones

Actualizado: 5 de septiembre de 2022

Todos conocemos a una de esas personas que parecen no madurar nunca. La dificultad para tomar decisiones, comprometerse, o asumir responsabilidades de acuerdo a su edad cronológica, son algunas de sus características distintivas. Puede parecer que la inmadurez emocional ayuda a vivir más tranquilo, pero lo sano es que cada uno viva lo que le toca de acuerdo a su ciclo vital. Cuando esto no ocurre, la persona se desconecta de gran parte de su núcleo social, no crece tanto como podría en el trabajo y, en general, se queda cobijado en su zona de confort tras una aparente percepción de seguridad.

PUBLICIDAD

Estos perfiles son más frecuentes en hombres que en mujeres, y también es habitual encontrar más inmaduros entre las personas con cierta dependencia de otros, así como en aquellas con tendencia a la evitación de situaciones ansiógenas.

De esta manera, las personas inmaduras optan por no dar la bienvenida a la etapa adulta, apostando por la tranquilidad y la evitación a la hora de asumir retos adultos. Tienden a justificar su actitud, diciendo que prefieren “dejarse llevar” (Be water my friend) o centrarse solo en el presente (Carpe diem). No se trata de que esta sea o no una buena filosofía, pero cuando te paraliza viendo la vida pasar, estamos ante un problema, ya que esto les conduce a esconderse tras otros, a no proponerse retos y a no sentirse seguros de sí mismos. Sin embargo, en algún momento, quieran o no, estos Peter Pan tendrán que crecer.

PUBLICIDAD

Perfil de las personas inmaduras

Las características de las personas que deciden no crecer –o sus miedos no les permiten hacerlo– y manifiestan una falta de madurez importante para su edad han sido acuñadas por el Dr. Dan Kiley bajo el término Síndrome de Peter Pan, en honor al célebre personaje de James Matthew Barrie: un niño eterno que se resiste a crecer y, por lo tanto, a madurar.

Perfil de las personas inmaduras

A pesar de que los comportamientos pueden variar en función de cada persona y su entorno, las personas inmaduras emocionalmente comparten algunos rasgos entre sí que conforman un perfil muy característico:

  • Su forma de pensar y sentir nos recuerdan a las de un niño.
  • Tienen elevados niveles de inseguridad y una baja tolerancia a la frustración, lo que les conduce a buscar siempre una recompensa inmediata con poco esfuerzo, algo que la mente sana adulta sabe gestionar. Se quedan así estancados en su zona de confort.
  • Muestran dependencia hacia quienes ellos consideran más fuertes.
  • Miedo al compromiso y a la asunción de responsabilidades. No quieren o no saben aceptar las necesidades u obligaciones inherentes a la edad adulta, lo que les impide involucrarse en la adquisición de nuevos roles. Por ejemplo, les cuesta convertirse en padres cuando crean una nueva familia (si previamente han superado su miedo al compromiso) porque aún se sienten el hijo pequeño de su anterior unidad familiar.
  • Les cuesta cuidar a otros y vincularse afectivamente a ellos. Se sienten inseguros cuando tienen que proporcionar apoyo y cuidados a otras personas, observándose estas actitudes en los hombres de manera más frecuente. Esto les suele conducir a tener relaciones patológicas; bien porque marcan mucha distancia hacia las mismas o, en el caso contrario, por mostrarse altamente dependientes ante la percepción de “necesidad” de ser cuidados por otros.
  • Tienden al egocentrismo, pues les encanta ser el centro de atención, e incluso se enfadan si no la reciben.
  • Idealizan la juventud y les molesta que otros asuman responsabilidades propias de su edad (por ejemplo, que sus amigos tengan pareja o hijos).
  • Sienten poco control sobre su entorno.

PUBLICIDAD

Causas de la falta de madurez: qué nos lleva a ser inmaduros

La falta de madurez de un adulto puede deberse a diversos factores, pero una de las posibles razones de por qué una persona es inmadura atiende a rasgos de personalidad y a las vinculaciones afectivas que ha tenido en su infancia y adolescencia. Los estudios sostienen que las personas inmaduras psiológicamente han recibido afectos inestables u hostiles y críticos, o bien, todo lo contrario. En el segundo caso, el individuo busca mantener ese estado de bienestar.

Miedo al compromiso

La psicología más conductista sugiere que los inmaduros emocionales lo son por las ganancias secundarias que obtienen con su actitud en la vida (por ejemplo, la liberación de tensión al no tener que asumir responsabilidades y dejar que otros se encarguen de ellas, la atención social, etcétera).

PUBLICIDAD

Consecuencias de la inmadurez emocional

En cuanto a las consecuencias que tiene la falta de madurez cuando se llega a la edad adulta, hay que destacar las siguientes:

  • Las personas inmaduras se quedan estancadas en su zona de confort y no se desarrollan ni personal, ni profesionalmente.
  • Sus relaciones sociales, de pareja y profesionales también se ven afectadas, ya que no consiguen alcanzar un nivel de interacción adecuado con los demás, y por ello se quedan limitados en la mayoría de las áreas que se consideran funcionales para el ser humano adulto normal.
  • Es frecuente que experimenten un amplio abanico de secuelas emocionales negativas; entre ellas cabe destacar la frustración, los sentimientos de soledad, la inseguridad y la desconfianza en sus propios recursos, además de elevados niveles de ansiedad e indefensión.
  • Sintomatología depresiva o trastornos de ansiedad. En algunos casos, los niveles de ansiedad e indefensión son tan elevados que pueden cursar con cuadros de ansiedad o depresivos.
  • Irritabilidad o enfado. Su necesidad de ser siempre “atendidos” les lleva a experimentar episodios de irritabilidad o enfado como si fueran niños pequeños y tuvieran una rabieta, lo que desgasta más sus relaciones sociales e incrementa su nivel de frustración y baja autoestima.

PUBLICIDAD

Creado: 11 de marzo de 2021

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD