Día Mundial contra el dolor: 18% de los españoles sufre dolor crónico

El 32% de españoles padece alguno de los tres tipos de dolor que podemos experimentar, y una de cada diez personas sufrirá dolor neuropático. En el Día Mundial contra el Dolor se recuerda la necesidad de un abordaje integrativo del dolor, sin descuidar la atención psicológica.
Varón joven con dolor crónico de cabeza

16/10/2023

Hoy tiene lugar el Día Mundial contra el Dolor, que este año está dedicado al tratamiento integrativo del dolor, como señalan en la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), con el objetivo de mejorar la calidad de vida de todos aquellos que sufren este problema, que ha dejado de considerarse un mero síntoma para convertirse en una enfermedad en sí mismo en los casos en que se cronifica. Solo en España, alrededor del 32% de la población padece algún tipo de dolor, que afecta especialmente a los que tienen entre 45 y 54 años, y más a las mujeres (60%), según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), que destacan que el 18% de los españoles sufre dolor crónico.

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En 2020 la IASP propuso una nueva definición del dolor al que consideró como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o similar a la asociada con daño tisular real o potencial”. Para ello tuvo en cuenta, entre otros factores, que se trata de una experiencia personal influida por las circunstancias, que el dolor no puede ser inferido solamente por la actividad de las neuronas sensoriales, que aunque suele cumplir una función adaptativa, puede tener efectos adversos sobre la funcionalidad y el bienestar social y psicológico, que si una persona experimenta una sensación dolorosa, “ésta debe ser respetada”, y que “la incapacidad para comunicarse no niega la posibilidad de que un humano o animal experimente dolor”.

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Uno de los objetivos de la iniciativa del Año Mundial 2023, informan desde la IASP, es definir claramente lo que entendemos por “atención integral del dolor”. Otro objetivo es examinar cómo se pueden integrar varios modelos de atención médica en un plan integral de atención del dolor. Además, pretenden evaluar la calidad de la evidencia de diversos enfoques no farmacológicos para la atención del dolor, ya sea solos, o en combinación con otros enfoques.

Esto pone de manifiesto la importancia de abordar el tratamiento del dolor de una forma integrativa, como indican desde la Sociedad Española del Dolor (SED), ya que como explica el Dr. Fernando Cerveró, antiguo presidente de la IASP y uno de los principales investigadores en dolor visceral y somático, “el alivio del dolor, a través del estudio y desarrollo de nuevas y mejores terapias, es probablemente la actividad más ineludible que el personal sanitario debe realizar”.

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Los tres tipos de dolor que podemos experimentar

El Dr. Alan Luis Juárez-Belaúnde, Coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología (SEN) explica que “Existen diferentes tipos de dolor. El dolor nociceptivo, como respuesta a algún tipo de lesión, inflamación, infección o enfermedad; el dolor psicógeno, por alguna una causa psíquica, generalmente depresión o hipocondría; y el dolor neuropático, por una lesión o enfermedad del sistema nervioso central, que hace que se interpreten como dolorosos ciertos estímulos que en realidad no lo son”.

“Y aunque el dolor nociceptivo es el más habitual, el dolor neuropático es el que con más frecuencia está presente entre las personas que padecen dolor crónico: más del 60% de las personas que padecen dolor crónico padecen dolor neuropático”. Y es que, aunque el dolor crónico puede tener diversas causas y, además del propio dolor neuropático, es muy frecuente en problemas musculoesqueléticos, enfermedades articulares, cáncer o cefaleas, el dolor neuropático está presente en todos los casos de dolor mixto. El dolor mixto, llamado así porque los pacientes presentan tanto dolor nociceptivo como dolor neuropático es, en realidad, el tipo de dolor crónico más habitual.

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Atención psicológica en el tratamiento de pacientes con dolor crónico

El dolor crónico es el que persiste o se repite durante más de tres meses. Afecta a más del 30% de la población mundial y constituye una tremenda carga personal y económica, y debido a su influencia en las “tasas más altas de depresión, suicidio y consumo de opioides”, “se asocia con una menor esperanza de vida”, explican en la revista científica The Lancet.

De hecho, Fátima Castaño, del Servicio de Psicooncología de MD Anderson Cancer Center Madrid, asegura que las personas con dolor crónico pueden padecer elevados índices de psicopatología, trastornos de ansiedad relacionados y trastornos del estado de ánimo. “El dolor es una experiencia absolutamente subjetiva; por lo tanto, existen factores psicológicos como la tensión, la ansiedad, la tendencia a la anticipación del dolor o el miedo a sufrirlo que pueden afectar la experiencia de dolor. A veces pueden incrementarla, modularla o incluso disminuirla”, explica.

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Por ello, la psicooncóloga destaca el papel clave que desempeñan la psicología y el abordaje integral y multidisciplinar en el tratamiento de pacientes con dolor crónico, como los afectados por algún tipo de cáncer, ya que la correcta gestión de esta tensión y ansiedad podría ayudarles a afrontar mejor su enfermedad.

“El dolor es una experiencia absolutamente subjetiva; existen factores psicológicos como la tensión, la ansiedad, la tendencia a la anticipación del dolor o el miedo a sufrirlo que pueden afectar la experiencia de dolor”

Desde el punto de vista médico, la Dra. Sara Arango, especialista de la Unidad de Dolor de MD Anderson Madrid, añade que “el trabajo en conjunto con otras especialidades es ideal para elegir el tratamiento más adecuado para el paciente con dolor crónico”. Según la experta, el ejemplo más claro es el abordaje del paciente oncológico que, además de lidiar con la enfermedad, puede experimentar dolores derivados de las propias secuelas o consecuencias psicológicas por su proceso oncológico.

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Principal objetivo: mejorar la calidad de vida del paciente con dolor

Las expertas coinciden en que no siempre es posible curar el dolor, y por ese motivo los tratamientos se dirigen a mejorar la calidad de vida de los afectados todo lo posible. Afirman que algunos de sus pacientes logran normalizar su dolor, tipificándolo y aprendiendo a convivir con él, aunque esto requiere tiempo, paciencia y mucho trabajo personal.

Según la Dra. Arango, convivir y aprender a sobrellevar el dolor no significa vivir mal, sino que “es un trabajo que depende de la actitud de los pacientes y yo intento transmitírselo mucho; animándolos a salir, a andar y, sobre todo, a disfrutar de su vida social si pueden, ya que moverse puede ayudar a enfocar la atención del cerebro en sensaciones más positivas y gratificantes”.

Por su parte, y desde el punto de vista psicológico, la psicooncóloga de MD Anderson Madrid agrega que “los pacientes que consiguen asumir su proceso terapéutico y esa capacidad de habituarse al dolor y disminuir la intensidad percibida pueden llevar a cabo muchas de sus actividades cotidianas”.

En opinión de estas especialistas, las personas que forman parte del entorno del paciente –especialmente los familiares– también son de gran ayuda a la hora de afrontar la enfermedad y el dolor. “Ya no solo tienes que mirar al paciente. Tienes que mirar a su acompañante porque las enfermedades no las padece solo el paciente, sino toda la gente que está a su alrededor. Muchas veces el paciente está nervioso, tiene mucho dolor, está un poco perdido y, en ese caso, el acompañante se vuelve indispensable para nosotros”, explica la Dra. Arango.

Fátima Castaño explica que el acompañamiento por parte del entorno del paciente, además de ser activo, debe mostrar empatía: “Cuanto más informados sobre la enfermedad estén los familiares y amigos del paciente, esto repercutirá positivamente también en el abordaje del dolor y, sobre todo, en su manejo”.

“Conocer la sintomatología y la experiencia de dolor del paciente es indispensable, ya que, si los acompañantes logran reconocer y entender su dolor, evitarán tendencias excesivas como, exigir o forzar al paciente o, al contrario, sobreprotegerlo”, concluye la psicooncóloga.

Fuente: Sociedad Española de Neurología (SEN) y MD Anderson Cancer Center Madrid

Actualizado: 16 de octubre de 2023

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