Regeneran un corazón infartado con células madre de cordón umbilical

Un parche de tejido cardiaco elaborado con pericardio y células madre de cordón umbilical –PeriCord–ha logrado regenerar el tejido dañado del corazón de un enfermo que sufrió un infarto, en solo tres meses tras la intervención.
Regeneran un corazón infartado

05/12/2019

Por primera vez en el mundo, el corazón de un paciente que había sufrido un infarto se ha empezado a regenerar gracias al implante de tejido obtenido a partir de células madre de cordón umbilical. La intervención se realizó hace seis meses en un varón de 70 años en el Hospital Germans Trias de Barcelona, y el Banco de Sangre y Tejidos de Cataluña, en colaboración con el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), y ha contado con el apoyo del Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña, el Instituto de Salud Carlos III y La Caixa.

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Cuando se produce un infarto, las arterias coronarias dejan de irrigar la zona dañada, por lo que las células mueren y el área queda necrosada y con una cicatriz. La consecuencia es que el corazón tiene menos fuerza para ejercer su función: bombear sangre. Según la magnitud del daño coronario el enfermo podrá recuperar su actividad diaria, o no.

Tres meses después de la intervención, la cicatriz que dejó el infarto se había reducido un 10%

Ensayos realizados en ratones y cerdos habían comprobado que gracias a bioimplantes con células madre mesenquimales procedentes de cordón umbilical habían formado nuevos vasos sanguíneos en el área infartada, y hace un año la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) autorizó experimentar en humanos.

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El parche se realizó con tejidos donados: pericardio y células madre

Para poder recuperar el tejido lesionado por el infarto, al enfermo con insuficiencia cardiaca se le implantó un parche de más o menos el tamaño de su lesión –4x4 cm–, llamado PeriCord. Su nombre precisamente se debe a que está confeccionado a partir de dos tejidos donados: pericardio, que es la membrana que envuelve el corazón, y un material gelatinoso con células madre mesenquimales de cordón umbilical, que tienen la capacidad de convertirse en distintos tipos de células del cuerpo humano. Al pericardio donado se le eliminaron las células, de forma que quedó tan solo una membrana flexible, porosa y gruesa, donde se almacenaron las células madre.

La cirugía para implantar ese pequeño parche fue a corazón abierto para realizar al mismo tiempo un bypass. Una vez insertado, las células madre migraron al tejido cardiaco y, por primera vez en el mundo, comenzaron a repararlo, y tres meses después de esta intervención la cicatriz de la zona dañada del corazón se había reducido un 10%. En cambio, cuando en investigaciones anteriores estas células se habían inyectado directamente en el pericardio, o por vía intravenosa, las células morían o se dirigían a otros órganos.

Con estos bioimplantes el enfermo no necesita tratamiento inmunosupresor, como ocurre con el trasplante de corazón

Otra ventaja de este pionero bioimplante es que el enfermo no necesita un tratamiento inmunosupresor, como ocurre con los trasplantes de órganos, y disminuye el riesgo de trombos que presentan las prótesis de válvulas cardiacas. Las desventajas: la cantidad de células madre que puede aplicarse al pericardio donado es limitada, y si el infarto ocurrió hace tiempo y la cicatriz es antigua la capacidad regeneradora disminuye.

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El equipo tiene previsto realizar un total de 10 operaciones con este parche para poder confirmar los resultados de este experimento, y comprobar si los pacientes viven más y ganan en calidad de vida.

Identifican una proteína que interviene en la fibrosis cardiaca

Pero además de este avance se ha producido otro: investigadores de los hospitales Vall d’Hebron y de la Santa Creu i Sant Pau, ambos de Barcelona, y del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV), han identificado una proteína, la conexina 43 (Cx43), que interviene en la fibrosis cardiaca en situación por ejemplo de hipertensión. La investigación se ha publicado en la revista Cells.

Cuando un individuo sufre una sobrecarga de presión, por una hipertensión, o por una obstrucción en la salida del ventrículo izquierdo, la sangre no puede fluir desde el corazón. Para compensarlo se produce una dilatación del órgano, que a menudo se vuelve irreversible, provocando la muerte de células cardiacas y la fibrosis. En esta investigación realizada en ratones, los científicos han encontrado que la Cx43 interviene en este daño, y que está implicada en la cicatrización cardiaca.

Actualizado: 4 de mayo de 2023

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