Haber pasado el resfriado común podría ayudar a combatir el COVID-19

Un estudio comprueba que la exposición a los coronavirus que causan el resfriado común puede generar una inmunidad celular frente al SARS-CoV-2 similar a la que desarrollan los pacientes recuperados de COVID-19.
Haber pasado el resfriado común podría ayudar a combatir el COVID-19

31/07/2020

Más de una tercera parte de las personas que no se han infectado con el coronavirus tienen linfocitos T, unas células inmunes capaces de reconocer y combatir al SARS-CoV-2, y esto se debería a haber estado expuestas previamente a otros coronavirus parientes cercanos del nuevo, pero menos agresivos, que son los responsables del resfriado común, según han descubierto científicos de la Universidad de Medicina-Charité de Berlín y el Max Planck Institute for Molecular Genetics (MPIMG).

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El estudio ha analizado si esta reactividad cruzada constituye un efecto protector en la evolución clínica de los individuos con COVID-19, ya que de ser así podría ayudar a explicar por qué algunas personas desarrollan síntomas graves de la enfermedad, mientras otras ni siquiera se dan cuenta de que se han infectado.

Se encontraron "linfocitos CD4+T contra el SARS-CoV-2 en un 83% de pacientes con COVID-19, pero también en un 35% de donantes sanos"

Los investigadores han encontrado "linfocitos CD4+T contra el SARS-CoV-2 en un 83% de pacientes con COVID-19, pero también en un 35% de donantes sanos". Según los resultados del trabajo, más de un tercio de las personas que no se han infectado tiene linfocitos T que pueden activar la respuesta inmunológica contra el nuevo coronavirus.

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Para realizar el estudio se aislaron células inmunes de la sangre de 18 pacientes de COVID-19 (a los que se había hecho una PCR para confirmar el diagnóstico) que estaban siendo tratados en el Charité, y también se aislaron células de la sangre de 68 individuos sanos que nunca habían estado expuestos al nuevo coronavirus.

Memoria inmunológica asociada al resfriado común

Los investigadores estimularon estas células con fragmentos sintéticos de la proteína espiga del SARS-CoV-2, que es la que permite que el virus se introduzca en células humanas, y después analizaron si las células T se activaban al entrar en contacto con estos fragmentos de proteínas, lo que efectivamente sucedió en 15 de los 18 pacientes con COVID-19 (85%), algo que esperaban porque su sistema inmune se encontraba en proceso de combatir al patógeno.

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Sin embargo, el equipo observó con sorpresa que estos linfocitos también eran capaces de reconocer fragmentos del SARS-CoV-2 en la sangre de los individuos sanos; en concreto, esto ocurrió en 24 de los 68 (el 35%). Comprobaron, además, que las células inmunes reaccionaban a fragmentos de la cubierta viral diferentes en los pacientes infectados y los voluntarios sanos.

Los linfocitos T del 35% de los individuos no infectados eran capaces de reconocer fragmentos del SARS-CoV-2

Así, mientras las de los pacientes reconocían la proteína espiga en su totalidad, las aisladas en los individuos sanos eran activadas principalmente por secciones de la proteína espiga que mostraban similitudes con otras proteínas espigas de coronavirus inofensivos del resfriado común, lo que sugiere que reaccionaron al SARS-CoV-2 debido a que habían estado previamente expuestas a coronavirus que provocan el catarro, afirma la Dra. Claudia Giesecke-Thiel, una de las autoras del estudio.

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Los resultados de la investigación necesitan ser confirmados por otros investigadores, pero de corroborarse podría significar que haber sufrido un resfriado común provocado por coronavirus ayudaría a generar una especia de memoria inmunológica que conferiría una inmunidad similar a la que desarrollan las personas que se han recuperado del COVID-19, y estos hallazgos podrían abrir una nueva vía de investigación para la creación de una vacuna efectiva.

Actualizado: 5 de mayo de 2023

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