Dieta atlántica, sabrosa y saludable
Heredera de la cultura de la región bañada por el océano que le da su nombre, la dieta atlántica te aporta sus múltiples propiedades beneficiosas para la salud, sin renunciar al placer de disfrutar de la buena comida.

Características de la dieta atlántica

Arantza Ruiz de las Heras

Por: Arantza Ruiz de las Heras

Dietista-Nutricionista, Complejo Hospitalario de Navarra

Actualizado: 6 de marzo de 2023

Tradicionalmente, la cultura gastronómica de una región ha venido dada por los productos locales que se cultivaban o conseguían en dicha área. En este sentido, la denominada dieta atlántica, término acuñado en los años 90, se refiere al estilo de alimentación que comparten las zonas bañadas por el océano Atlántico hacia el norte europeo en países como Portugal, España, Francia e Inglaterra, principalmente. En España, las comunidades con esta característica comprenden Galicia, Principado de Asturias, Cantabria y País Vasco.

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Desde hace años se vienen celebrando encuentros y congresos con el fin de estudiar y dar a conocer las características y beneficios de esta dieta. Como resultado de este interés se crea en 2003 en Portugal el Centro Europeo de Dieta Atlántica. En España, en 2007, se crea la Fundación Dieta Atlántica promovida por la Universidad de Santiago de Compostela cuya finalidad es la de estudiar y promover las particularidades de esta alimentación.

Dieta atlántica

Las principales características de la dieta atlántica se recogen resumidas en el Decálogo de la Dieta Atlántica, creado en 2006 a partir del II Congreso Internacional, y son:

  1. Consumo de tres a cuatro veces por semana de pescados tanto de mar como de río, y mariscos (moluscos y crustáceos), que constituyen la gran reserva natural del Atlántico. Esta recomendación es importante en la alimentación en las distintas etapas de la vida.
  2. Elevado consumo de alimentos de origen vegetal: cereales, patatas y legumbres. Se recomienda el consumo de pan elaborado con harinas integrales o de grano entero, y tomar la patata preferentemente cocida.
  3. Consumo alto de frutas y hortalizas. En lo que respecta a las frutas, variar la ingesta y dar preferencia a manzanas y cítricos. Entre las hortalizas, es conveniente mantener el consumo de las del género brassica, de acuerdo a los hábitos de producción y consumo local (repollo, berzas, grelos y nabizas). También estarán presentes las judías, pimientos, cebollas, zanahorias, guisantes y ajos.
  4. Uso del aceite de oliva como principal grasa culinaria, sobre todo para aderezar en crudo.
  5. Ingesta diaria de productos lácteos, tanto en forma de leche, como en derivados fermentados con beneficios adicionales.
  6. Consumo moderado de carne. El consumo excesivo puede ser perjudicial para la salud, y es preferible elegir carnes magras, y formando parte de platos a base de verduras, legumbres, o patatas. De esta manera se reduce el tamaño de la ración de carne y se aumenta el valor nutritivo del menú.
  7. Ingesta abundante de líquidos, especialmente agua como bebida de elección. El vino se ha de tomar a través de un consumo muy moderado y responsable, y siempre con las comidas.
  8. Sencillez en la preparación de los platos para mantener la calidad de las materias primas y su valor nutritivo. Las técnicas culinarias más empleadas son el hervido, la plancha, y la fritura en aceite de oliva, ya que mantienen mejor las características sensoriales de las materias primas de la dieta atlántica.
  9. Mantener los hábitos alimentarios tradicionales atlánticos. Saber comer y disfrutar de ello.
  10. Realizar ejercicio físico a diario adecuado a cada persona es tan importante como comer de forma apropiada. La dispersión geográfica de la población atlántica y el tipo de actividad profesional ayudan a llevar a cabo una vida activa y saludable. La naturaleza atlántica, terrestre y marítima, permite el desarrollo de actividades de ocio al aire libre que facilitan la actividad física.

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Creado: 28 de julio de 2015

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