Juego heurístico
El juego heurístico, que sigue pautas similares a las de pedagogías activas como el método Montessori, tiene muchos beneficios para los niños. Te explicamos en qué consiste y cómo ponerlo en práctica con tus hijos.

Las tres fases del juego heurístico: cómo ponerlo en práctica

Adrián Cordellat, periodista

Por: Adrián Cordellat

Periodista especializado en maternidad y comunicación médica

Actualizado: 5 de mayo de 2023

El juego heurístico no precisa de unos materiales específicos o de juguetes determinados y esto lo convierte, según Jenny Silvente, experta en aprendizaje activo, profesora y fundadora del proyecto Ver, pensar, sentir, en un juego “muy económico y fácil de llevar a cabo” en cualquier hogar.

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En todo caso, para ponerlo en práctica correctamente con tu hijo, y más allá de los elementos que se utilicen, es necesario conocer las tres fases en las que se divide el juego, ya que pese a la percepción de poca estructuración que pueda ofrecer, se trata de un juego que hay que planificar y en el que hay que cuidar los detalles. Estas son las tres etapas:

  1. Fase de preparación del material: es la etapa en la que el adulto adquiere mayor protagonismo, ya que en un espacio despejado y en el que no interfieran otros juegos y juguetes debe preparar la zona de juego. En ella debe disponer tres variantes de materiales sensoriales distintos, para permitir al niño experimentar con diferentes formas y texturas, y elegir los recipientes que permitirán al pequeño llevar a cabo los procesos de llenado/vaciado.

    Los materiales pueden disponerse esparcidos por el suelo, en distintas zonas diferenciadas según las características de los elementos. Así, si elegimos para jugar tapones, macarrones y piedras, por ejemplo, lo ideal sería que cada uno de estos grupos de elementos estén claramente separados de los otros.

  2. Fase de exploración: es el momento de juego propiamente dicho, la fase en la que los niños “exploran las características de los objetos y buscan la combinación de estos y el contraste de acciones”. Aquí los pequeños meten y sacan objetos, los mezclan, apilan, emparejan, abren, tapan, alinean… El juego heurístico en estado puro. Los niños actúan con total libertad, investigan posibilidades, usos, se preguntan cosas.

    En esta fase el adulto, como ya hemos comentado, juega un papel de simple observador. Está presente, permanece atento al desarrollo, pero no interviene, dejando que sean los pequeños quienes tomen las riendas del juego.
  3. Fase de recogida: “el momento de la recogida forma parte también del juego. No solo de este, sino de todos los juegos. Resulta muy interesante este momento, porque los niños y las niñas clasifican y ordenan los materiales según unas características concretas”, explica Jenny Silvente. Aquí el adulto vuelve a jugar un papel más activo, ya que es él quien decide cuándo comienza esta fase, generalmente cuando observa que el interés de los pequeños por la exploración ha decaído.


    La idea es disponer de una bolsa o caja para cada uno de los elementos utilizados y ayudar a los pequeños a catalogar los objetos y a colocarlos en el lugar correspondiente, dando indicaciones sobre el nombre del objeto, su forma o su color. Aunque a simple vista no lo parezca, es una etapa muy importante, ya que los niños estructuran su pensamiento, aprenden a clasificar, e incentivan el uso y la comprensión del lenguaje. Añade la experta que, si bien muchos niños disfrutan de este instante, hay otros para los que todavía no ha llegado el momento de participar en la recogida. En ese caso, “se les puede invitar, pero siempre respetando momentos y ritmos individuales”.

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Creado: 11 de septiembre de 2018

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