Qué es la ventosa obstétrica: cuándo y cómo se usa
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
Junto a los fórceps y las espátulas, la ventosa obstétrica (también denominada vacuoextractor o vacuum) es uno de los instrumentos que se utilizan para ayudar en la extracción fetal en determinados partos que se complican, evitando así tener que llegar a realizar una cesárea.
Desde su experiencia con esta herramienta, el ginecólogo valenciano Antón Millet lo explica así: “se debe usar cuando la madre por sí sola no es capaz de completar la expulsión fetal o cuando el ginecólogo considera que hay que darse prisa en finalizar el parto por la sospecha de una pérdida de bienestar fetal, porque la mujer está muy cansada, porque no es capaz de empujar convenientemente, o por otros motivos o problemas médicos”. Como especialista, Millet aclara que “cuando utilizas una ventosa es porque la cabeza del feto ha alcanzado un cierto grado de descenso por el canal del parto y es más seguro hacerlo así que practicar una cesárea, que es más agresiva para la madre”.
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El uso de la ventosa es aún un procedimiento relativamente habitual en la sala de partos y, aunque suele alarmar a algunas mujeres, hay que aclarar que, bien aplicada, no tiene por qué conllevar problemas de consideración. “Es una técnica bastante segura e inocua”, asegura el doctor Millet.
Cuándo y cómo se emplea la ventosa obstétrica
Tal y como la define el ginecólogo valenciano Antón Millet “la ventosa obstétrica es una copa o campana (las hay metálicas, rígidas o blandas, y flexibles) que se aplica sobre la superficie de la cabeza fetal y, una vez fijada allí, se genera un vacío que permite traccionar del bebé en la dirección que nosotros queramos; a diferencia del fórceps, que se usa como instrumento rotador que permite girar al bebé en la dirección que se desee”, aunque secundariamente la ventosa también puede ayudar a rotar al feto.
Funciona por tanto por succión, como un aspirador, y se recurre a ella en la fase final del parto, el expulsivo, cuando la mujer ya está dilatada y el pequeño ha descendido por el canal del parto pero no logra salir (si el bebé está demasiado alto, lo que se suele recomendar es una cesárea). El objetivo de un parto con ventosa es que, aprovechando cada contracción y cada pujo, se efectúe una tracción para ayudar a salir al bebé.
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Como la ventosa se coloca sobre la cabeza fetal y no sobre la madre, no se utiliza ningún tipo de anestesia específica en su aplicación.
“Ahora disponemos de unas campanas de vacío muy pequeñas, desechables y portátiles, denominadas kiwi (por su nombre comercial), que son muy versátiles y te permiten utilizar la ventosa de forma rápida, por lo que son especialmente útiles en una cesárea difícil o en el último momento del parto”, añade el experto valenciano. Así, la ventosa obstétrica ha ido evolucionando en busca de una aplicación más fácil y segura, siempre intentando minimizar al máximo los posibles daños materno-fetales.
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Creado: 11 de mayo de 2015