La anestesia es la pérdida de la sensibilidad en una zona del cuerpo; esto incluye tanto las sensaciones térmicas y táctiles como las dolorosas. Podemos conseguir anestesiar una parte del cuerpo gracias a fármacos que bloquean la transmisión nerviosa en diferentes puntos.

Uno de los tipos de anestesia más conocidos es la anestesia epidural, descubierta por el médico oscense Fidel Pagés en 1921. En esta anestesia el fármaco se introduce en el espacio que hay alrededor de la duramadre (una membrana fibrosa que envuelve todo el sistema nervioso central).

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El fármaco suele ser un anestésico local que es capaz de bloquear la transmisión nerviosa en la médula ósea allí donde se aplique, de manera que la sensibilidad se pierde desde ese punto hacia abajo. Es decir, si se aplica la anestesia epidural en el cuello se perderá la sensibilidad en todo el tronco, piernas y brazos; si se aplica la anestesia epidural en la región lumbar se perderá la sensibilidad de cintura para abajo, y esta forma de anestesia es la que se utiliza durante el parto.

Cada mujer embarazada debe decidir por sí misma, tras informarse y dejarse asesorar por los profesionales indicados, si quiere que le administren este tipo de anestesia durante el parto, o no. Como casi todo, la epidural tiene ventajas e inconvenientes y, aunque los riesgos que presenta en la actualidad son mínimos, conviene conocerlos antes de tomar una decisión.

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Creado: 10 de noviembre de 2011

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