Descubren por qué el exceso de proteínas en la dieta daña las arterias

Revelan cómo una dieta muy alta en proteínas puede desencadenar respuestas en el cuerpo que deterioran las arterias y provocan aterosclerosis, aumentando el riesgo de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular, entre otras complicaciones.
Mujer joven mostrando una bandeja con alimentos ricos en proteinas

20/02/2024

La aterosclerosis es una enfermedad en la que se produce un endurecimiento y estrechamiento de las arterias a consecuencia de la acumulación de placas de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias. Estas placas se conocen como ateromas o placas ateroscleróticas y pueden dificultar la circulación de la sangre o romperse, provocando coágulos de sangre que también pueden obstruir el flujo sanguíneo y contribuir al desarrollo de patologías cardiovasculares (ataques al corazón, ictus, etcétera).

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El problema es que se trata de un enemigo silencioso, ya que se desarrolla durante muchos años, y en muchos casos no presenta síntomas hasta que una arteria se ha estrechado o bloqueado tanto que no puede suministrar la cantidad de sangre necesaria a los órganos y tejidos. Por eso es muy importante prevenir y controlar los factores que favorecen su aparición y, según revela una nueva investigación, un exceso de proteínas en la dieta diaria podría aumentar el riesgo de aterosclerosis.

El estudio ha sido realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, que descubrieron un mecanismo molecular implicado en este problema. Su trabajo ha combinado pequeños ensayos en humanos con experimentos en ratones y células en placa de Petri, y ha demostrado que ingerir más del 22% de las calorías dietéticas de proteínas puede llevar a una mayor activación de células inmunitarias involucradas en la formación de placas ateroscleróticas, e incrementar el riesgo de la enfermedad.

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Además, los científicos descubrieron que el aminoácido leucina parece desempeñar un papel desproporcionado en la activación de las vías patológicas asociadas a la aterosclerosis o arterias endurecidas y rígidas. “Nuestro estudio muestra que aumentar la ingesta de proteínas en busca de una mejor salud metabólica no es una solución universal. Podrías estar causando un daño real a tus arterias”, ha declarado el Dr. Babak Razani, profesor de cardiología en Pitt y autor principal.

“Nuestra esperanza es que esta investigación ponga en marcha un diálogo sobre formas de modificar la dieta de una manera precisa que pueda influir en la función corporal a nivel molecular y reducir los riesgos de enfermedades”, añade. Los hallazgos se han publicado en la revista Nature Metabolism.

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Un aminoácido implicado en el riesgo de aterosclerosis

En una dieta equilibrada, se recomienda que aproximadamente el 10-15% de las calorías totales provengan de las proteínas, aunque la cantidad exacta puede variar dependiendo de factores individuales como la edad, el sexo, el nivel de actividad física y la presencia de ciertas condiciones de salud. Actualmente, la idea de que las proteínas dietéticas son esenciales para una vida saludable está muy extendida, ha señalado Razani, pero él y otros grupos han demostrado que una dependencia excesiva de las proteínas puede no ser tan beneficiosa para la salud a largo plazo.

Siguiendo su investigación de 2020, en la que el laboratorio de Razani mostró por primera vez que un exceso de proteínas dietéticas aumenta el riesgo de aterosclerosis en ratones, su siguiente estudio, en colaboración con Bettina Mittendorfer, una experta en metabolismo de la Universidad de Missouri (Columbia), profundizó en el mecanismo potencial y su relevancia para el cuerpo humano.

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Los equipos de ambos científicos combinaron su experiencia en biología celular y metabolismo y realizaron una serie de experimentos en varios modelos, desde células hasta ratones y humanos. “Hemos demostrado en nuestros estudios mecanicistas que los aminoácidos, que son realmente los bloques de construcción de la proteína, pueden desencadenar enfermedades a través de mecanismos de señalización específicos y también alterar el metabolismo de estas células”, ha explicado Mittendorfer. “Por ejemplo, pequeñas células inmunitarias en la vasculatura llamadas macrófagos pueden desencadenar el desarrollo de aterosclerosis”.

Basándose en experimentos iniciales en sujetos humanos sanos para determinar la cronología de la activación de células inmunitarias tras la ingesta de comidas enriquecidas con proteínas, los investigadores simularon condiciones similares en ratones y en macrófagos humanos, que son células inmunitarias que han demostrado ser particularmente sensibles a los aminoácidos derivados de las proteínas.

“Es importante mirar la dieta en su conjunto y sugerir comidas equilibradas que no exacerben inadvertidamente las condiciones cardiovasculares, especialmente en personas en riesgo”

Los resultados mostraron que consumir más del 22% de las calorías dietéticas diarias a través de proteínas puede afectar negativamente a los macrófagos responsables de limpiar los desechos celulares y llevar a la acumulación de un “cementerio” de estas células dentro de las paredes de los vasos y a empeorar las placas ateroscleróticas con el tiempo.

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Curiosamente, el análisis de aminoácidos circulantes mostró que la leucina, un aminoácido enriquecido en alimentos de origen animal como la carne de res, los huevos y la leche, es principalmente responsable de la activación anormal de los macrófagos y el riesgo de aterosclerosis, sugiriendo una posible vía para futuras investigaciones sobre la modificación personalizada de la dieta o “nutrición de precisión”.

Los hallazgos son particularmente relevantes en entornos hospitalarios, donde los nutricionistas a menudo recomiendan alimentos ricos en proteínas para los pacientes más enfermos con el fin de preservar la masa y la fuerza muscular. “Tal vez aumentar ciegamente la carga de proteínas sea incorrecto”, ha advertido Razani. “En cambio, es importante mirar la dieta en su conjunto y sugerir comidas equilibradas que no exacerben inadvertidamente las condiciones cardiovasculares, especialmente en personas en riesgo de enfermedades cardíacas y trastornos vasculares”, concluye.

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Joe Millward, profesor emérito de Nutrición Humana de la Universidad de Surrey, que no ha participado en el estudio, ha señalado, en declaraciones a SMC Reino Unido: “En primer lugar, la epidemiología de la ingesta de proteínas en la dieta y de la salud y las enfermedades muestra cierta evidencia que respalda los datos en animales sobre un vínculo adverso con las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad, aunque la evidencia más sólida apunta a un efecto protector beneficioso de la ingesta de proteínas vegetales. Se desconoce si esto se debe a una menor leucina en las proteínas vegetales, como sugieren los autores, o más probablemente a una mejor provisión de micronutrientes protectores mediante dietas basadas en plantas”.

“En segundo lugar, es menos probable que las dietas ricas en proteínas durante la pérdida de peso induzcan aterosclerosis, porque un balance energético negativo reduce los factores de riesgo de ECV y puede mejorar la resistencia a la insulina. En tercer lugar, existen mecanismos adaptativos en los seres humanos que aumentan la capacidad de eliminación rápida de aminoácidos después de una comida en sujetos que consumen habitualmente un alto consumo de proteínas, de modo que los aumentos en las concentraciones de leucina observados aquí en los monocitos humanos pueden ser menos marcados y dañinos después de dicha adaptación”.

“En general, este nuevo artículo es una contribución muy importante al debate sobre las proteínas dietéticas, especialmente teniendo en cuenta el conocido coste medioambiental de la producción de proteínas de origen animal y la necesidad de reducir su consumo excesivo en los países desarrollados”, concluye el experto.

Actualizado: 20 de febrero de 2024

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