Un microbio podría evitar que los mosquitos transmitan la malaria

Un microbio presente en algunos mosquitos les hace inmunes al parásito que causa la malaria, por lo que extender dicho microbio entre los insectos que lo transmiten a través de su picadura podría reducir la incidencia del paludismo.
Mosquito transmisor de la malaria

06/05/2020

Un microbio simbiótico que se encuentra de forma natural en una especie de mosquitos que constituye uno de los principales vectores de la malaria en el África subsahariana puede evitar que estos insectos se infecten con el parásito que desencadena la enfermedad y, por lo tanto, no transmitírselo a las personas a través de su picadura, según han descubierto investigadores de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) y el Centre of Insect Physiology and Ecology (icipe), en Kenia.

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Estos científicos han comprobado que este microbio no daña al mosquito, sino que se asocia con su huésped para mejorar la supervivencia de ambos. Jeremy K. Herren, investigador del Centro Internacional de Fisiología y Ecología de Insectos y director del estudio, ha explicado que los organismos de los animales están habitados por microbios que pueden perjudicar a su huésped, favorecerlo, o resultar indiferentes para su bienestar.

Al estudiar a los mosquitos que transmiten la malaria en sus entornos naturales, especialmente en las orillas del lago Victoria, en Kenia, los investigadores encontraron que los mosquitos que portaban Microsporidia MB –un microbio que pertenece a una familia de hongos que habitan en el intestino y los genitales de los insectos– no albergaban parásitos ni en forma natural, ni en infecciones experimentales en el laboratorio.

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Un microbio que hace a los mosquitos resistentes a la malaria

El estudio, que se ha publicado en Nature, ha comprobado que el microbio puede hacer que los mosquitos sean “resistentes a la malaria” y que el efecto con el que bloquea la transmisión de la infección es “extremadamente fuerte”, lo que se atribuye a que puede estar potenciando el sistema inmune de su huésped, o hacerlo inmune al parásito de la malaria, y si el mosquito no tiene el parásito tampoco puede transmitírselo a los humanos a través de las picaduras.

Aunque han observado que en las poblaciones de mosquitos en Kenia hay pocos insectos en los que este microbio se encuentre de forma natural –solo en alrededor del 5% de los insectos analizados–, creen que puede haber formas de incrementar la proporción de mosquitos que porten el microorganismo, para así limitar su capacidad para transmitir la malaria.

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Según Herren, el microbio tiene una elevada capacidad para propagarse de un mosquito madre a su descendencia, lo que podría facilitar la tarea de aumentar los niveles de estos microbios entre los mosquitos. Y afirma que ahora estudian otras formas en las que podría propagarse a través de la población de mosquitos como, por ejemplo, liberando esporas del microbio.

De hecho, en una segunda fase de su investigación que se prolongará hasta finales de 2021, este equipo de investigadores estudia la epidemiología del microbio en poblaciones de mosquitos en cautiverio, algo que según Herren les permitirá comprender las rutas y tasas de propagación para poder diseñar una estrategia para extenderlo.

El experto explica que al tratarse de un microbio natural que ya contienen algunas poblaciones de mosquitos en África el riesgo asociado a su propagación es mucho menor que si se introdujese un agente extraño, y si su difusión tiene éxito podrían obtener resultados en un plazo relativamente corto.

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La carga de la malaria en África

La malaria es una grave enfermedad provocada por parásitos del género Plasmodium, que se transmiten a las personas a través de la picadura de hembras de mosquitos del género Anopheles. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2018 hubo 228 millones de casos de malaria en el mundo, y fallecieron por su causa 405.000 personas. Por ello, recientemente este organismo recordó la necesidad de continuar la lucha contra esta enfermedad, ya que si todos los esfuerzos se centran en combatir la pandemia por coronavirus se podría producir un aumento de fallecimientos por paludismo en el África subsahariana.

Y es que la incidencia de la malaria es especialmente elevada en África, donde en 2018 se produjeron el 93% de los casos y el 94% de las muertes por la enfermedad. Además de las evidentes consecuencias sobre la salud y el bienestar de la población, el paludismo constituye un importante obstáculo para el desarrollo económico de muchas localidades situadas en esta zona del planeta, de ahí la relevancia de encontrar nuevas formas de frenar el avance de la malaria.

Actualizado: 4 de mayo de 2023

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