La sospecha de un diagnóstico de rinitis se establece una vez comprobados los síntomas detallados con anterioridad. En los casos de causa infecciosa no suele ser necesario la utilización de pruebas, aunque la recurrencia o severidad de los síntomas puede requerir el cultivo de las secreciones nasales. En los casos de ocena o rinitis atrófica puede cultivarse con frecuencia la klebsiella.

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Las pruebas diagnósticas suelen reservarse para los casos de rinitis alérgica, determinándose mediante un análisis de sangre los niveles de inmunoglobulina E (IgE) total y específica de determinados alérgenos. Para la identificación de estos en la mayoría de las ocasiones se recurre a la intradermorreacción o prick test, con inoculación de una dosis pequeña a nivel del antebrazo y la medición de su respuesta. Asimismo, la determinación de la cifra de eosinófilos en sangre puede ayudar a confirmar el diagnóstico de rinitis.

En pocas ocasiones se precisa de una exploración por el otorrino mediante la rinoscopia para visualizar directamente la mucosa nasal o estructuras más profundas.

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Creado: 27 de abril de 2016

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