Tos ferina
La tos ferina afecta sobre todo a niños y jóvenes, y es muy peligrosa para los bebés menores de seis meses, que pueden sufrir serias complicaciones e, incluso, morir. Por suerte, existe una vacuna para prevenirla.

Diagnóstico de la tos ferina

Por: Sergio García Escrivá

Licenciado en Farmacia

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

Ante un paciente con los síntomas iniciales de tos ferina, el médico tomará una muestra del exudado de la nariz y de la garganta. El 90% de las muestras tomadas de pacientes con tos ferina dará positiva para la bacteria. Pero, debido a las características especiales de la Bordetella pertussis (entre ellas, su dificultad para ser aislada en medios de cultivo y lo prolongado que resulta el periodo de incubación), es necesario avisar al laboratorio responsable del diagnóstico de la sospecha de tos ferina.

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Debido a la dificultad que supone el cultivo de la bacteria, se pueden utilizar técnicas especiales, como el uso de anticuerpos que detecten varias estructuras de la bacteria, revelando así su presencia.

Deben sospecharse (y descartarse) otras muchas patologías respiratorias, ya que los síntomas de tos ferina, en especial en el estadio catarral, son muy inespecíficos.

El diagnóstico de la tos ferina se sospecha cuando existen los síntomas de lo que se denomina “caso”: 

  • Proceso catarral de, al menos, dos semanas de duración.
  • Episodios paroxisticos de tos (abruptos, violentos, súbitos).
  • Estridor inspiratorio (ruido ronco de la laringe al tomar aire después de un ataque de tos).
  • Vómitos tras los accesos de tos.

Para su confirmación se toman muestras de la nariz y de la garganta para la realización de un análisis microbiológico llamado PCR (reacción en cadena de la polimerasa), aunque no está disponible en todos los centros.

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La determinación de anticuerpos frente a B. pertussis (serología) es más accesible, pero lleva más tiempo, porque se trata de confirmar que la presencia de anticuerpos tipo IgG frente a ésta, se incrementa en cuatro veces entre la fase aguda y la de convalecencia (seroconversión). A veces la serología se determina en un momento de la enfermedad con valores de IgG muy altos y lo que se demuestra es un descenso de estos en las siguientes fases (serorreversión).

El cultivo directo de la bacteria es muy difícil, y además podría resultar falsamente negativo si se realiza en las fases finales de la infección, si hubo tratamiento antibiótico previo o si el paciente estaba vacunado.

La analítica de sangre normal no aporta información específica de esta infección, y la radiografía de tórax demostrará si existe neumonía asociada.

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