Uveítis
Las uveítis o inflamaciones de la úvea suelen estar asociadas a otra patología o producirse a consecuencia de una infección, aunque a veces no se conoce su causa. Te explicamos cómo reconocer y tratar esta afección.

Qué son las uveítis y causas

Por: David Saceda Corralo

Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología

Actualizado: 21 de octubre de 2025

Detrás de un enrojecimiento ocular persistente o una visión borrosa puede esconderse algo más que una simple irritación. La uveítis es una inflamación de la capa media del ojo que afecta al iris, cuerpo ciliar, la pars plana o la coroides, y que a veces, por extensión, puede afectar también a la retina. Si no se trata a tiempo, puede tener consecuencias graves: se calcula que provoca hasta el 35% de los casos de ceguera, de ahí que su diagnóstico temprano sea clave, sobre todo porque uno de cada tres casos está relacionado con alguna enfermedad reumática autoinmune o inflamatoria, según la Sociedad Española de Reumatología. 

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Analizamos cómo se manifiesta, qué enfermedades pueden estar detrás y por qué una intervención precoz marca la diferencia entre conservar o perder la visión.

Qué es la uveítis

Las uveítis son inflamaciones de la úvea, que es una de las tres capas concéntricas, pegadas entre sí, que forman el ojo junto a la esclera y la retina:

  • Esclera: es la capa más externa, de color blanco y opaca, que se ve desde fuera en todo el ojo menos en la córnea, que es trasparente y deja ver el iris y la pupila. Es la capa que protege el interior del ojo y le da consistencia.
  • Retina: es la capa más interna y la parte del ojo que nos permite ver, ya que envía las imágenes al cerebro.
  • Úvea: se encuentra entre medias de la esclera y la retina. De forma sencilla, podemos dividir la úvea en dos segmentos: anterior y posterior. El segmento anterior es más fácil de identificar, porque lo forma en su mayor parte el iris y también los cuerpos ciliares, que tienen dos funciones: se encargan de enfocar las imágenes al estirar o relajar el cristalino, y además secretan el humor acuoso, un líquido que rellena la parte anterior del ojo y nutre la esclera. Al segmento posterior de la úvea se le conoce como coroides, y está repleta de vasos sanguíneos que facilitan el metabolismo de la retina; contiene además el epitelio pigmentado que, como los melanocitos en la piel, detiene los rayos luminosos del exterior.

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Anatomía del ojo

Según la zona anatómica afectada, las uveítis se dividen en anteriores, intermedias, posteriores o panuveítis (cuando involucran todas las estructuras del ojo). En general, los síntomas más frecuentes incluyen parpadeo excesivo, visión borrosa, fotofobia (sensibilidad aumentada a la luz), enrojecimiento ocular y dolor.

Es más habitual en jóvenes de 22 a 44 años. El Dr. Raúl Veroz, jefe de Servicio de Reumatología del Hospital de Mérida, recuerda que “entre el 5 y el 10% de las uveítis debutan antes de los 16 años. En la mayoría de los casos tienen un curso crónico y cuentan con particularidades específicas que pueden ocasionar consecuencias graves si no se diagnostican y se tratan adecuadamente”.

Causas de uveitis

Las causas por las que se produce una uveítis son diversas, y en muchos casos ni siquiera se conoce su origen, pero las más frecuentes son infecciosas, inflamatorias, enfermedades oftalmológicas o endocrinas, farmacológicas o idiopáticas (de origen desconocido, en la mitad de los casos):

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Incluso aunque se conozca la causa, los mecanismos por los que aparece una uveítis no están del todo claros.

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