Abuelos golondrina, cuidar de los mayores por turnos

A los mayores que conviven con sus hijos por turnos se les conoce como 'abuelos golondrina', un cambio constante de domicilio que puede afectar a su salud. Seguir estos consejos mejorará su bienestar.
Mujer mayor con una maleta

La tendencia de los abuelos golondrina, que se ven obligados a 'rotar' de casa en casa de familiares, genera problemas para todas las partes.

Por: Marina García

Periodista, experta en salud y tercera edad

Actualizado: 5 de enero de 2025

Nadie quiere hacerse mayor y volverse dependiente, pero la realidad es que cada vez vivimos más años, y es evidente que aunque se goce de buena salud las capacidades se van perdiendo. Inevitablemente la visión, la destreza, la agilidad y la fuerza, es decir, las habilidades que nos permiten ser autónomos, se reducen, lo que dificulta la autonomía. Llega un momento en el que una persona mayor no es capaz de asearse adecuadamente, presenta un alto riesgo de caídas, y resulta peligroso que cocine, por lo que no es conveniente que viva solo sin la ayuda de otra persona.

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Quiénes son los abuelos golondrina

El envejecimiento poblacional conlleva que exista un alto número de personas mayores que han perdido las capacidades necesarias para vivir solos. Para darles el mejor cuidado, algunos hijos optan por acogerlos en sus casas, estableciendo un turno para que cada cierto tiempo el abuelo se mude al hogar de otro hijo, compartiendo así su tutela. De esta forma el mayor nunca está solo, pero tampoco tiene una residencia fija; a estos ancianos que viven con sus hijos rotativamente se les se conoce como 'abuelos golondrina'

¿Quién cuida del abuelo?

Ante esta situación son varias las soluciones a las que se pueden acoger. Por un lado existe la posibilidad de acudir a una residencia para la tercera edad, pero por motivos económicos no todo el mundo se lo puede permitir y, además, a algunas personas no les gusta la idea de vivir fuera de su entorno conviviendo con desconocidos.

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Otra opción es que una profesional cualificado preste el servicio de cuidador conviviendo con el adulto mayor, pero también tiene sus detractores, ya que cabe la posibilidad de que el dependiente no quiera que un extraño entre a vivir en su casa, además del coste económico que supone.

Como alternativa a esta opción, en ocasiones es un familiar el que adopta el rol de cuidador, y aunque pueda parece la mejor solución, no siempre lo es porque el familiar no suele estar capacitado, tanto a nivel formativo como psicológico, para realizar las tareas que demanda una persona mayor, algo que, a su vez, tiene que compaginar con su vida y obligaciones, situación que suele desencadenar en un estado estresante y de frustración para el cuidador, y una posible falta de atención para el mayor.

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Una solución bastante habitual, siempre que el dependiente tenga varios hijos, es que se vaya a vivir con ellos, estableciendo unos turnos para que, cada cierto tiempo, el abuelo resida con las diferentes familias. Con esta medida lo que se pretende es que siempre esté acompañado, y que ninguno de los hijos cargue en exclusiva con las tareas que supone cuidar de una persona mayor. Bajo este planteamiento parece el plan perfecto, sin embargo, conlleva una serie de circunstancias que se deben tener en cuenta para que estos 'abuelos golondrina' no lo pasen mal en el último periodo de su vida.

Dos mujeres hablando

Es frecuente que surjan conflictos entre los hermanos a la hora de establecer los turnos para cuidar del 'abuelo golondrina'.

Problemas de convivencia entre los 'abuelos golondrina' y sus familiares

A priori cualquier padre o madre tendría que estar encantado de volver a vivir con sus hijos y nietos, pero la realidad no siempre es así y es frecuente que surjan problemas de convivencia. Las tornas han cambiado, y ahora es el progenitor el que entra a vivir a la casa de su hijo; ya no son sus normas, sino las de la nueva familia que ha formado su vástago, y que pueden ser muy distintas a las que está acostumbrado. Aunque tarde o temprano se acabaría adaptando a la situación, la realidad de los 'abuelos golondrina' es algo más complicada, porque no sólo se tienen que habituar a las costumbres de una familia, sino a las de las familias de todos sus hijos, y ya se sabe que “cada casa es un mundo”.

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A esto, además, se debe sumar todo lo que supone mudarse de casa cada cierto tiempo, ¿te imaginas que todos los años cambiases tu residencia? Pues esto es a lo que se tiene que acostumbrar el 'abuelo golondrina', pero normalmente cada pocos meses. Estas mudanzas continuas dificultan que se asiente en un hogar y se establezca una convivencia plena con una familia concreta, o que conozca el entorno donde se mueve, es decir, se sienta uno más en su nueva casa y barrio, y no como un extraño.

Conflictos entre los familiares de los 'abuelos golondrina'

El turno rotatorio que se establece entre las diferentes familias del 'abuelo golondrina' para cuidarle, no sólo puede llegar a desestabilizar al mayor, sino también a sus familiares. Y es que es muy común que surjan conflictos entre hermanos a la hora de establecer los turnos, diferencias de horarios de trabajo, de rutinas, hábitos, intereses e, incluso, desacuerdos con su propia pareja, pueden provocar enfados entre los familiares.

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El problema es que estos altercados familiares repercuten directamente en la persona mayor, que es totalmente consciente de que está siendo el motivo de enfrentamientos entre sus propios hijos, algo que le puede hacer pensar que es una carga y un problema, generándole tristeza, angustia y soledad.

Ante esta situación es fundamental que los cuidadores piensen en su bienestar familiar, y sean conscientes de que si han tomado la decisión de cuidar de esa forma de su mayor, es por el bien de todos y no para generar conflictos. Para ello, el primer paso que deben dar es estableces unas normas fijas que garanticen una estabilidad para todos los miembros de la familia, incluido por supuesto el abuelo, con las que todos estén conformes.

Una pareja mayor posa rodeada de sus hijos y nietos

Antes de tomar la decisión de que el abuelo viva cada cierto tiempo en la casa de un familiar, hay que preguntarle su opinión al respecto.

Consejos para evitar problemas de salud en los 'abuelos golondrina'

Un aspecto que no se puede pasar por alto a la hora de establecer turnos rotatorios para cuidar a una persona mayor es que ya no les resulta tan fácil adaptarse a un nuevo entorno, a convivir con varias personas, en algunos casos con niños que les pueden agotar, y en zonas que nada tienen que ver con su barrio de toda la vida. Estos cambios, en algunos casos muy radicales y cada poco tiempo, pueden afectar al estado emocional del mayor, e incluso a su salud, y es frecuente que los 'abuelos golondrina' presenten problemas de sueño –al cambiar de cama y horarios– o con la comida. 

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Los mayores también suelen llevar algún tipo de tratamiento farmacológico, y deben cumplirlo adecuadamente para que sea efectivo, y las mudanzas y los cambios en su rutina pueden originar despistes en la toma de la medicación y falta de adherencia al tratamiento, lo que repercute directamente en su estado de salud. Además, es fundamental que sigan acudiendo a las revisiones con su médico para que no se produzca una falta de seguimiento de su estado de salud. 

Por todo ello, es muy importante tener en cuenta estos consejos para evitar problemas de salud y contribuir a un mayor bienestar y calidad de vida del 'abuelo golondrina':

  • Antes de tomar la decisión de que el abuelo va a vivir cada cierto tiempo en la casa de un familiar, hay que preguntarle si él quiere que sea así. Es fundamental que esté de acuerdo con esta alternativa desde el principio.
  • Establecer los turnos rotatorios siempre con el visto bueno del mayor, especialmente en lo que se refiere a la periodicidad.
  • Intentar mantener en la medida de lo posible sus costumbres y hábitos, especialmente aquellos que tienen que ver con su descanso, actividad y alimentación, ya que son los que más pueden repercutir en su estado de salud.
  • Cerciorarse de que el mayor siempre dispone de su historial clínico, ya que aunque se cambie de casa debe ir a su mismo médico (a no ser que se mude a otra localidad). Es fundamental que lo tenga para que si surge una urgencia esté bien atendido. De esta forma, también se evitan problemas de polimedicación o de repetición de pruebas.
  • Estar pendiente y asegurarse de que se encuentra a gusto en su nueva casa. Para ello, si es posible, se le puede reservar una zona para que tenga sus objetos personales, es decir, un trocito de su hogar.
  • Con el objetivo de darle algo de autonomía, siempre que sea posible por su estado de salud, se le debe enseñar el barrio cada vez que se instale en una casa para que vuelva recordar cómo es, y así se pueda mover por él con mayor libertad. También resulta conveniente presentarle a los vecinos para que le resulte más familiar.

Creado: 2 de julio de 2015

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