Movilización y transferencia de mayores dependientes
Si eres cuidador necesitas adquirir las habilidades que te permitan realizar la movilización y transferencia de la persona mayor dependiente a la que cuidas de la forma más adecuada, a fin de evitar lesiones.

Cómo movilizar a una persona mayor encamada

Un cuidador atiende a una persona mayor encamada
Una de las tareas más importantes del cuidador es movilizar a la persona encamada que no es capaz de levantarse o cambiar de posición.
Marina García

Por: Marina García

Periodista, experta en salud y tercera edad

Actualizado: 5 de septiembre de 2022

Adquirir unos conocimientos básicos sobre cómo mover a una persona mayor encamada, o llevarla de una habitación a otra cuando presenta movilidad reducida, es fundamental para su cuidador informal, figura que ha adquirido mucha relevancia debido al envejecimiento de la población, y a la limitación de recursos económicos de muchas familias. Se denomina cuidador informal al familiar, amigo, o persona de su entorno social, que se encarga de cuidar a un adulto mayor o persona dependiente sin disponer de formación sociosanitaria específica para ello. Se encargan de la alimentación, la higiene, la toma de la medicación, e incluso de la cura de heridas y demás necesidades de la persona que no se vale por sí misma, pero no dispone de los recursos necesarios –o no desea– vivir en una residencia o contratar a personal cualificado.

PUBLICIDAD

Según diferentes estudios el perfil del cuidador informal es una mujer mayor de 50 años, ama de casa, con estudios básicos, que convive con la persona a la que cuida. Según el estudio Cuidadoras informales: una perspectiva de género, entre el 5 y el 10% de los mayores de 65 años tiene limitaciones de autocuidado y movilidad, y necesita la ayuda de esta figura.

Cómo movilizar a una persona mayor encamada

Una de las tareas más importantes que asume el cuidador informal es la de movilizar a la persona encamada debido a la incapacidad de ésta de levantarse o cambiar de posición en la cama. Es fundamental adquirir esta habilidad porque realizar malos movimientos, o no hacerlos con la frecuencia adecuada, puede acarrear problemas de salud, tanto al cuidador como al encamado. Recuerda además hacerlo siempre cumpliendo con las medidas habituales de prevención del COVID-19 (uso de mascarilla, lavado de manos…).

PUBLICIDAD

Para que la ejecución sea la adecuada, primero el cuidador debe:

  • Observar la posición del encamado y plantearse el movimiento que va a realizar.
  • Posicionarse de tal forma que la tensión y la fuerza que realice implique al mayor número de músculos posibles de su cuerpo, para evitar que toda la carga caiga en uno o dos.
  • Comenzar con una posición que asegure tener la espalda recta, las rodillas flexionadas, los pies separados unos 30 centímetros, el cuerpo lo más cerca posible de la otra persona, y orientado hacia la dirección en la que se va a realizar el movimiento.

Una vez que se ha adoptado esta postura, ya se puede proceder a mover a la persona encamada. Lo ideal es hacerlo entre dos personas para evitar sobreesfuerzos. Estos son algunos de los consejos a tener en cuenta para realizar los movimientos:

  • Se deben hacer lentos, sin que sean bruscos, y evitando lo máximo posible el roce del cuerpo del encamado.
  • Colocar una sábana doblada debajo de la persona, situada en la mitad de su cuerpo, entre los hombros y los muslos. Primero se deberá colocar en un lado, y luego del otro. La persona encamada debe estar de lado.
  • Una vez que está bien colocada la sábana se debe coger de un lado, aunque es mejor de los dos con la ayuda de otra persona, y se puede proceder a mover a la persona hacia el lado de la cama deseado tirando de la sábana.
  • En el caso de que se le quiera mover hacia el cabecero, y si el encamado puede, se le debe pedir que agarre el cabecero y flexione sus rodillas. El cuidador deberá colocarse a la altura de sus caderas y meter sus brazos debajo del dependiente. A continuación, deberá pedir su colaboración para que haga fuerza y así le ayude a desplazarle hacia arriba, siempre realizando el movimiento desde sus caderas.
  • En el caso de que la persona no pueda colaborar, es recomendable pedir ayuda a otra persona. En este caso se volverá a utilizar la sábana doblada, y entre los dos, cogiendo ambos extremos, movilizar al encamado hacia el cabecero. Si el cuidador está solo, deberá retirar la almohada y colocarse frente a la cama, con el cuerpo ligeramente girado hacia el cabecero; en este caso debe colocar un brazo debajo del hombro de la persona, y el otro por debajo del muslo para realizar el movimiento deseado, manteniendo las rodillas rectas.

PUBLICIDAD

También es importante saber cómo cambiar de posición a la persona, para que pase de estar tumbada a sentada. Para ello se debe proceder de la siguiente manera:

  • Colocar al encamado de lado, con las piernas flexionadas.
  • El cuidador debe rodear con un brazo las piernas por detrás de las rodillas. El otro brazo debe pasarlo por debajo del hombro para colocarlo en la parte alta de su espalda, consiguiendo que la cabeza de la persona quede apoyada en el antebrazo del cuidador, quien nunca debe coger al encamado del cuello.
  • Con esta posición, se deben sacar las piernas de la persona hacia fuera de la cama, para continuar subiéndole el tronco mientras se le bajan las piernas hacia el exterior de la cama. Para acostarle habrá que colocarse en la misma posición y realizar el movimiento al contrario.

Creado: 17 de junio de 2016

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD