Síntomas de la alergia a las proteínas de leche de vaca
Actualizado: 28 de junio de 2022
La sintomatología de la alergia a las proteínas de leche de vaca (APLV) suele desencadenarse de forma bastante rápida tras el consumo de este alimento. Habitualmente antes de los 60 minutos después de su ingesta. La presencia de más o menos cantidad de síntomas depende de factores personales y cuanta mayor sea la sensibilidad a los antígenos de la leche, más cantidad de ellos aparecerán y de manera más intensa.
Asimismo, los síntomas de la APLV se pueden activar por la ingestión de los alimentos, pero en casos especialmente sensibles, también por el contacto directo con la piel o a través de otro vehículo, por ejemplo, mediante besos.
Diagnóstico de la alergia a las proteínas de leche de vaca
Ante la sospecha de la existencia de alergia a proteínas de la leche de vaca, debido a presencia de síntomas tras su ingestión o rechazo repetido del bebé a tomar ese alimento, los padres deberían comunicar el problema al pediatra que será el encargado de solicitar las pruebas diagnósticas, que serán realizadas por un especialista en alergología.
En primer lugar es común realizar una exhaustiva encuesta dietética a los responsables de la alimentación para relacionar ingestión con presencia de sintomatología. Al mismo tiempo, la entrevista con los padres tratará de determinar aspectos concretos sobre las crisis como frecuencia y duración; presencia de dermatitis en la familia o alimentación materna o artificial.
A continuación, se realizan pruebas cutáneas de contacto con el alérgeno para determinar la velocidad, grado e intensidad de aparición de bultos rojos en la piel. Los lugares más comunes son los brazos y la espalda, aunque también se pueden localizar en otras zonas. Asimismo, se puede realizar una analítica de sangre para determinar la cantidad de la Inmunoglobulina E, un anticuerpo que estará aumentado en el caso de que exista la alergia a alguna proteína de la leche de vaca.
Con estas determinaciones de manera previa, las pruebas de provocación oral, en las que se ingiere una cantidad controlada del alimento conflictivo y se valoran los síntomas, no suelen resultar necesarias.
Creado: 5 de enero de 2016