Prevención y tratamiento de la pregorexia

Al tratarse de una enfermedad de base psiquiátrica, para el tratamiento de la pregorexia es necesario un equipo multidisciplinar especializado en este tipo de alteraciones que debe incluir tanto un médico psiquiatra, obstetra, psicólogo como un dietista-nutricionista, enfermeros, etcétera, para poder así tratar de manera global la situación. Cada paciente es única, por lo que es fundamental adaptar el tratamiento a sus necesidades específicas.

Se debe empezar por una buena evaluación, que incluya el historial médico, los hábitos alimentarios y el estado psicológico de la paciente. Y realizar un diagnóstico diferencial, ya que es crucial diferenciar la pregorexia de otros trastornos alimentarios y condiciones psiquiátricas que pueden presentarse durante el embarazo.

Un nutricionista especializado debe trabajar con la paciente para desarrollar un plan de alimentación que asegure una ingesta calórica adecuada y balanceada. Al tiempo se debe educar a la paciente sobre la importancia de una nutrición adecuada para su salud y la del feto. Y, mientras, monitorearla de forma regular para controlar el aumento de peso y los hábitos alimentarios a lo largo del embarazo.

Respecto al tratamiento psicológico, se pueden optar por vrias vías, siendo la más habitual la terapia Cognitivo-Conductual. Este enfoque ayuda a la paciente a cambiar patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales relacionados con la imagen corporal y el peso. También puede hacerse Terapia Familiar, ya que involucrar a la familia puede ser beneficioso para proporcionar un sistema de apoyo sólido y educar a los seres queridos sobre el trastorno. Sin olvidar que existen grupos de apoyo y sesiones de terapia individual que pueden ofrecer un espacio seguro para compartir experiencias y recibir apoyo emocional.

En algunos casos, puede ser necesario el uso de medicamentos para tratar comorbilidades psiquiátricas, como la depresión o la ansiedad, siempre considerando los riesgos y beneficios durante el embarazo.

El profesional que debe guiar el proceso recuperador, así como indicar las pautas generales que se han de seguir, debe ser el psiquiatra o el psicólogo y el resto de los profesionales irán al unísono en el tratamiento. De esta manera se conseguirá un mayor éxito y una mejora notable en la paciente. El apoyo debe continuar después del parto para prevenir recaídas y asegurar la recuperación a largo plazo.

Prevención de la pregorexia

De cara a la prevención de la pregorexia, hay que vigilar muy estrechamente a las mujeres embarazadas que han padecido previamente anorexia nerviosa, bulimia o algún otro trastorno de la conducta alimentaria. Ante cualquier signo de alteración en el comportamiento ante la comida, ponerse en contacto con un equipo especializado.

Es importante intentar normalizar las horas de las comidas y crear un ambiente relajado y distendido durante las mismas para rebajar la tensión. La familia o acompañantes de la gestante no deberían perder de vista a la mujer pregoréxica, pero todo ello sin forzar o agobiar con las cantidades de los platos o los ingredientes utilizados, ya que puede ser contraproducente y empeorar el pronóstico.

Lo más prudente en cuanto a la prevención del trastorno de la pregorexia consiste en que la embarazada sepa cómo mantener una alimentación saludable, completa y variada, y la lleve a cabo. Pero también debe aprender a disfrutar de la comida en todo su esplendor, sin dejar de mirar la báscula. Para ello, también es importante que las mujeres que planean quedar embarazadas puedan recibir información sobre la importancia de un aumento de peso saludable durante el embarazo y los riesgos asociados con la restricción calórica y el ejercicio excesivo.