Síndrome del comedor selectivo, no limites tu dieta

En el síndrome del comedor selectivo la dieta que queda limitada a entre cinco y diez alimentos.
Actualizado: 23 de abril de 2025
Cada vez más padres se preocupan al ver que sus hijos solo comen “blanco”: arroz, pasta, pan, queso… y poco más. Rechazan tajantemente cualquier alimento nuevo, y las comidas en familia se convierten en un campo de batalla. Este comportamiento va mucho más allá de ser tiquismiquis o un simple capricho infantil. Hablamos del síndrome del comedor selectivo, un trastorno alimentario poco conocido pero en crecimiento, que puede afectar de forma significativa la salud física, emocional y social de quienes lo padecen, desde la infancia hasta la edad adulta.
A menudo camuflado entre manías o rutinas aparentemente inofensivas, este síndrome refleja una relación profundamente alterada con la comida y con el propio cuerpo. ¿Qué lo causa? ¿Se puede detectar a tiempo? ¿Hay tratamiento eficaz? En este artículo, exploraremos qué es el síndrome del comedor selectivo, cómo identificarlo, sus efectos en la vida diaria y las claves para prevenirlo o abordarlo de manera adecuada. Porque una alimentación variada no es solo una meta nutricional: es una puerta hacia el bienestar integral.
Qué es el síndrome del comedor selectivo
El síndrome del comedor selectivo hace referencia a aquella nutrición en la que hay una inadecuada variedad alimentaria. Aquella dieta que queda limitada a entre cinco y diez alimentos, y que, además, se correlaciona con el rechazo a probar nuevos productos (trastorno designado como neofobia), tal y como nos lo explica el psicoterapeuta y responsable del área de Gestión del Conocimiento e Investigación en el Institut de Trastorns Alimentaris (ITA), Toni Grau.
En algunas ocasiones, el rechazo a ciertos alimentos se centra en determinadas texturas (por ejemplo las fibrosas), lo que excluye de la dieta grandes familias de alimentos como las frutas, las verduras y las hortalizas. Productos seguidos de cerca, en cuanto a evitación, por el pescado y las legumbres. En otras ocasiones, este rechazo se dirige hacia el aspecto externo de determinados alimentos (forma, color, tamaño…) y no tanto hacia su sabor.
Perfil del comedor selectivo
El síndrome del comedor selectivo ha sido descrito en población infantil, aunque existen ya algunos estudios con adolescentes. En cuanto a los adultos, la literatura científica disponible es inexistente.

Este trastorno es más frecuente que se produzca en niños que en niñas (con una proporción de cuatro niños por cada niña). Aunque no se ha definido un perfil característico, estos críos suelen presentar problemas de ansiedad, evitación social, rasgos obsesivo-compulsivos, baja adaptación al cambio y a la novedad. Factores que constituyen, en su mayoría, rasgos de la personalidad, y que por tanto se mantendrán a lo largo del tiempo, permaneciendo también en la etapa adulta, tal y como describe el psicoterapeuta Toni Grau.
Hasta el momento, esta patología estaba clasificada dentro de la categoría diagnóstica ‘Trastorno de la ingesta alimentaria de la infancia o la niñez’, sin que existiera una categoría específica para el síndrome del comedor selectivo. Sin embargo, “en el próximo manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) se contempla su inclusión como nueva categoría diagnóstica: ‘Avoidant/restrictive Eating Disorder’, aclara el experto del ITA.
Efectos negativos del síndrome del comedor selectivo
Las principales consecuencias del síndrome del comedor selectivo se derivan de las deficiencias nutricionales de una dieta restringida, y más teniendo en cuenta que los principales alimentos evitados son aquellos ricos en vitaminas, minerales y fibra (verduras, frutas, legumbres, pescado…), elementos indispensables para el desarrollo. “La carencia de estos nutrientes puede cursar con problemas de crecimiento, letargo y dificultades de concentración. En este sentido, se ha constatado una disminución de entre 13 y 15 puntos en el coeficiente intelectual de los comedores selectivos”, concluye el psicoterapeuta Toni Grau.

En cuanto a la parte psicológica, Grau explica que estos niños tienen un mayor riesgo de desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria en etapas posteriores a su crecimiento; ya que se conjugan ciertos rasgos de la personalidad que también están presentes en estas patologías y que comparten la problemática con la alimentación.
Además, en los comedores selectivos y sus cuidadores es frecuente la evitación social de aquellos acontecimientos en los que la dieta limitada del niño no puede ser desarrollada con normalidad (convivencias, viajes, cumpleaños, quedarse a dormir en casa de amigos…). “Este rechazo por la comida dificulta el adecuado proceso de socialización con el mundo y las personas que rodean al niño”, explica el psicoterapeuta. Asimismo, “las pataletas, el llanto y otras conductas disruptivas aumentan la conflictividad en el núcleo familiar”, concluye Grau.
A modo de resumen, los síntomas del comedor selectivo son, a la vez, consecuencia (expresión de malestar) y causa (evitación conflictividad), concluye el responsable del área de Gestión del Conocimiento e Investigación del ITA.
Causas del síndrome del comedor selectivo
Aunque no exista un principio único y claro que haga aflorar el síndrome del comedor selectivo, sí se han encontrado causas relacionadas con los problemas en el vínculo que se crea entre el niño y su cuidador. “Los bebés, al no poder expresarse con palabras, utilizan otras formas de comunicación (agitan los brazos, lloran, gritan, tiran o escupen la comida…). Estas conductas resultan estresantes para los cuidadores, que para evitar estos comportamientos optan por preparar y dar solo aquellos alimentos menos problemáticos. Con esta actitud se pierde la iniciativa de introducir nuevos alimentos y se perpetúa el círculo de que el niño no quiera comer otra cosa que no sea lo conocido”, explica el psicoterapeuta Toni Grau.
Además, el estrés que sufre el cuidador ante el nerviosismo del niño hace que el vínculo entre ellos no sea el adecuado y que repercuta en la relación de confianza que se debe crear entre ambos, “siendo un factor más para que se produzca el rechazo del bebé ante cualquier alimento o cosa que le ofrezca el cuidador. Volviendo así al círculo vicioso del que hablábamos anteriormente”, continua el psicoterapeuta.
Aunque no todo es producto de una falta de vínculo entre el niño y su cuidador, como señalan todos los autores expertos en el tema, el síndrome del comedor selectivo sigue un modelo multicausal. Este trastorno puede llegar a ser “una manera de expresar la propia personalidad”, tal y como señala Grau. De esta forma, el rechazo a la novedad o la rigidez (característica de las personas obsesivo-compulsivas), presentados a través del repudio a la comida, son sacados a la luz “a través de los rasgos primitivos de la alimentación”, explica el experto.

Evita desde pequeñitos el síndrome del comedor selectivo.
Cómo anticiparse a la aparición del síndrome del comedor selectivo
Un simple “no quiero” o un “esto no me gusta”, pronunciado por un niño ante un plato de comida que no le agrada, tiene que ser llevado con tranquilidad e inteligencia. Los menores son grandes imitadores de sus progenitores, así que si los pequeños ve que sus padres son selectivos y no comen tal o cual alimento, seguramente tiendan a rechazarlo ellos también. De ahí la importancia de insistir, desde el principio, en incluir en la dieta alimentos de todo tipo (siempre y cuando sean adecuados para las características fisiológicas del niño) o que evitarán problemas nutricionales y de comportamiento en el futuro.
Para conseguir una correcta nutrición de los más pequeños habrá que armarse de paciencia una vez comenzado el periodo de introducción de nuevos alimentos. Será fundamental jugar con el niño, hacer que le atraiga la comida e irla incorporando poco a poco en su alimentación para que no note un cambio muy brusco.

Lo primero que hay que hacer es conocer los motivos por los que el niño no quiere comer ese alimento.
Tratamiento del síndrome del comedor selectivo
Ante la pregunta de muchos padres de si se puede tratar el síndrome del comedor selectivo y conseguir volver a hacer una alimentación normal, el psicoterapeuta Toni Grau afirma que sí, aunque “como en todas las condiciones de salud complejas, el tratamiento requiere un abordaje interdisciplinar, en el que estén presentes disciplinas como la medicina, la psicología y la enfermería durante todo el proceso terapéutico”, aclara el experto.
Para abordar un efectivo tratamiento del síndrome del comedor selectivo estos son los pasos que nos recomienda seguir:
Consejos para prevenir el síndrome del comedor selectivo
El valor de la prevención con estas conductas es relativo, ya que el comportamiento de una persona con síndrome del comedor selectivo es sólo una expresión relacionada con el temperamento o el carácter del individuo (es decir, que la persona no come porque no pueda, sino porque no quiere), por lo que los psicoterapeutas opinan que, a pesar de ello, el ambiente en el que viva y se mueva el niño puede resultar un factor protector ante estas problemáticas.

Estas serían algunas de las estrategias y consejos que pueden potenciar esta protección frente a la aparición del síndrome del comedor selectivo o del simple rechazo a ciertos alimentos:
Creado: 10 de abril de 2013