José Carlos Bouso
09/05/2019
El uso terapéutico del cannabis es legal en países como Israel, Holanda, Colombia, Argentina, Canadá o Italia, y nuevas evidencias científicas avalan la eficacia de algunos de sus compuestos para tratar enfermedades tan diversas como el síndrome de Lennox-Gastaut (LGS) –una grave epilepsia infantil–, el dolor de origen neuropático, o el autismo. Sin embargo, los efectos negativos asociados al consumo de marihuana han impedido que otros países, entre ellos España –donde solo está aprobado un fármaco elaborado con cannabinoides, Sativex®, para indicaciones muy específicas–, incluyan esta sustancia en su sistema de salud. José Carlos Bouso, psicólogo y doctor en farmacología, acaba de publicar Cannabis medicinal, de droga prohibida a solución terapéutica (Amat editorial, 2019), un libro en el que aborda con claridad y rigor científico las propiedades medicinales del cannabis. El autor, que en la actualidad ejerce como director de Proyectos Científicos de la Fundación ICEERS, donde lidera estudios para comprobar los potenciales beneficios de utilizar de forma adecuada sustancias psicoactivas de origen vegetal, especialmente cannabis, ayahuasca e ibogaína, afirma que existe una leyenda negra sobre el cannabis que es absolutamente falsa y nos explica cómo puede favorecer la salud física y mental.
Explicas que la mayoría de las drogas que hoy se consumen de manera recreativa fueron antes fármacos. En el caso del cannabis, ¿para que se utilizaba?
Eran medicinas utilizadas tradicionalmente por muchas culturas del mundo, principalmente la hoja de coca, el opio y la planta del cannabis, y hay registros de su uso desde el Neolítico como tratamiento para muchas enfermedades, sobre todo el opio y el cannabis, principalmente como analgésicos. No podemos aplicar las categorías médicas actuales para referirnos a los usos antiguos de estas sustancias, pero han sido medicinas empleadas por los seres humanos desde el principio de su historia, y en el caso de la zona andina y de buena parte de América Latina la hoja de coca se empleaba por su capacidad para permitirles adaptarse a medios hostiles como vivir a gran altitud y en unas condiciones climáticas extremas.
Si avanzamos ya en el siglo XIX y XX y nos centramos en el caso del cannabis, en las farmacias de medio mundo había muchísimos preparados de cannabis que se utilizaban para aliviar dolores menstruales o problemas intestinales, o para el tratamiento de la epilepsia, aunque uno de sus principales usos era como analgésico. El cannabis ha sido una de las medicinas más versátiles disponible en las farmacias hasta mediados del siglo XX.
Y si el cannabis ya se ha utilizado desde la antigüedad como remedio terapéuticos, ¿por qué existen tantas trabas en la actualidad para regularizar su consumo como medicamento?
Porque en los años 30 del siglo pasado (aunque esto es algo que daría para otro libro) con la emigración mexicana a Estados Unidos y con la popularización del uso de la marihuana por los negros y por los mexicanos hubo una especie de revuelta moralista en la que se asociaba la marihuana con el crimen y con la perversión, porque relacionaban su uso con las clases marginales. Entonces hubo una campaña para tratar de evitar que los blancos tuvieran acceso al cannabis, e incluso rodaron películas en las que se veía a gente fumando marihuana y volviéndose loca y tirándose por los balcones…
El cannabis se empezó a consumir en contextos recreativos y esto desencadenó una propaganda anticannabis. Esta cruzada se inició en Estados Unidos, y en 1961 en una convención de Naciones Unidas, bajo la presión de Estados Unidos, se decidió prohibir el cannabis, y aunque seguían siendo considerados lícitos los usos con fines médicos debido a la prohibición quedó bastante estigmatizado y se retiró de las farmacias y la farmacopea.
Ayudar a sobrellevar el dolor psicológico asociado a una experiencia traumática es una de las indicaciones más interesantes del cannabis
Sin embargo, la gente lo siguió utilizando con fines médicos, hasta tal punto que en 1996 se llevó a cabo un referéndum en California en el que por votación popular se legalizó el uso médico del cannabis, iniciándose de nuevo una especie de reacción en cadena en la que diferentes estados de EE.UU. se van sumando, y luego países como Holanda, Canadá, Italia o Israel –como cuento en el libro–, y a día de hoy ya hay muchos países donde está aprobado este uso.
¿Cuáles son los principales usos o indicaciones del cannabis medicinal en la actualidad?
Sigue siendo una de las indicaciones para el tratamiento de enfermedades neurológicas, incluso para migrañas graves; otro de los usos es como antiinflamatorio, y por supuesto como analgésico, ya que a día de hoy la indicación más reconocida del cannabis es su uso como tratamiento del dolor crónico de origen neuropático.
Aunque en realidad en España el cannabis no está indicado para nada, porque en nuestro país sigue estando prohibido. Lo único autorizado es el Sativex®, que es un fármaco que se elabora haciendo una extracción de la planta, y el resultado de esa extracción es un líquido que contiene una proporción determinada de THC y CBD, los principales cannabinoides, y que se administra de forma sublingual.
Pero solamente está autorizado como tratamiento de segunda línea –es decir, cuando han fracasado otros tratamientos– de la espasticidad asociada a la esclerosis múltiple. Como uso compasivo se está utilizando también para el tratamiento del dolor oncológico, para náuseas o vómitos tras la quimioterapia y en algunas otras indicaciones específicas.
En otros países de nuestro entorno como Alemania, Holanda, Italia o Israel, además de disponer en las farmacias de este medicamento basado en cannabis, también se dispensa la planta en flor que contiene cannabinoides, o aceites fruto de extracciones, que se utilizan según criterio clínico.
El cannabis, como explico en el libro, es una medicina muy versátil porque en todo nuestro organismo tenemos receptores cannabinoides. Un producto tiene un efecto fisiológico –un efecto medicinal–, cuando al ingerirlo se une a unas proteínas y a unos receptores que provocan una señalización que indica al sistema cómo tiene que funcionar. Sabemos que hay dos o tres cannabinoides que se pueden utilizar para modular ciertas alteraciones en los tejidos, y la medicina ha documentado que pueden ser eficaces en ciertas alteraciones como el dolor neuropático, en algunas enfermedades neuronales, en patologías que cursan con inflamación –como las enfermedades inflamatorias intestinales– o en enfermedades autoinmunes.
La indicación más reconocida del cannabis medicinal es su uso como tratamiento del dolor crónico de origen neuropático
Todas estas condiciones están bastante bien documentadas y en los sitios donde existen programas de cannabis medicinal los médicos lo prescriben para estas dolencias, pero para mí lo más importante es que, al margen de que pueda servir para aliviar ciertos síntomas, su principal utilidad es que mejora la calidad de vida del paciente y le ayuda a convivir mejor con su enfermedad.
Cannabis para aliviar el dolor emocional
Afirmas que si el cannabis resulta útil a tantas personas para sobrellevar su dolor crónico es porque modifica su estado mental. ¿Esta capacidad de modificar el estado mental puede servir también para aliviar el dolor psicológico o mejorar el bienestar emocional en personas con síntomas depresivos o que estén atravesando un proceso de duelo complicado?
El dolor físico tiene un componente psicológico y sabemos que tratar el dolor solo con fármacos no funciona, y de hecho los que se utilizan en el tratamiento del dolor suelen ser fármacos psicoactivos porque no se puede aliviar correctamente el dolor sin tratar su componente psicológico. Y por eso las personas con dolor crónico también suelen practicar yoga o algún tipo de actividad que mejore su bienestar psicológico.
En el caso de trastornos mentales o experiencias que afecten al equilibrio emocional, como un duelo complicado o la depresión, es más difícil dar una respuesta porque no a todo el mundo le sientan bien los efectos psicológicos del cannabis y esa es la principal complicación que tiene esta sustancia en el plano médico. Lo que pasa es que a aquellos que lo toleran bien les sienta muy bien y les beneficia mucho, y esto ocurre en medicina con cualquier otro fármaco porque no todas las personas responden igual al mismo tratamiento, y si alguien responde psicológicamente mal al cannabis, es que no es su medicina.
El cannabis tiene un efecto sobre el aprendizaje y la memoria de trabajo, por lo que no es buena idea consumirlo si tienes que estudiar para un examen o realizar operaciones cognitivas complejas
Lo más parecido que se tiene en cuanto a experiencia sobre el duelo complicado – que no es lo mismo, pero tendría algunas similitudes– es el caso del estrés postraumático, en el que es una de las indicaciones del cannabis que actualmente se consideran más interesantes; básicamente para sobrellevar el dolor psicológico asociado a haber experimentado una situación traumática que en muchos casos deja marcada de por vida a esa persona.
Supongo que esto requerirá de un seguimiento médico en el que se comprobarán los efectos que tiene en el paciente y si el tratamiento le beneficia…
Sí, esto se incluye en un programa de cannabis medicinal, y no es que llegue el paciente y se le dé una receta para que vaya a comprarlo, sino que se hace una exploración en profundidad y se analiza cómo puede reaccionar esa persona, y se eligen muy bien las variedades que pueden funcionar mejor. Por ejemplo, sabemos que el CBD de alguna forma modula el efecto del THC, y muchas veces se empieza dando CBD para que cuando se ingiera THC sea mejor tolerado. Es decir, que hay toda una práctica clínica en el uso del cannabis en la cual ya se tiene mucha experiencia.
Una cosa muy interesante que se ha publicado recientemente y de la que hablo en el libro, es su uso en el tratamiento del autismo. En Israel, que son pioneros en esto porque fue uno de los primeros países en los que se instauró un programa de cannabis medicinal, están encontrando resultados muy interesantes no en cuanto a curación –porque el autismo no se cura–, pero sí en cuanto a mejorar la capacidad de socialización de estas personas.
Tú investigas sobre el potencial beneficio del uso adecuado de sustancias psicoactivas de origen vegetal como el cannabis o la ayahuasca, ¿cuáles son los últimos descubrimientos sobre sus propiedades terapéuticas?
Ensayos clínicos que se han hecho recientemente con ayahuasca para el tratamiento de la depresión mayor han mostrado resultados bastante satisfactorios, y nosotros también acabamos de terminar un estudio sobre sus efectos terapéuticos en casos de duelo complicado y estrés postraumático, en el que han participado más de 200 personas con buenos resultados. Pero lo más interesante que hemos encontrado con la ayahuasca no es en términos de tratamiento de enfermedades o desde una perspectiva médica, sino desde una perspectiva más de salud pública.
En Israel están encontrando resultados muy interesantes en el uso del cannabis para tratar el autismo, respecto a mejorar la capacidad de socialización de estas personas
En el último estudio que hemos publicado hemos utilizado los indicadores que evalúan la salud de la población en España, la Encuesta Nacional de Salud que se hace cada dos o tres años, y hemos aplicado esos mismos indicadores a usuarios habituales de ayahuasca –unos 400 en todo el país–, y hemos encontrado que la salud de estas personas –a las que por supuesto hemos estratificado por edad, género y otras variables– es al menos igual de buena que la de la población general, mientras que en otros aspectos están mejor, como en el índice de masa corporal (IMC) o respecto a la presencia de enfermedades crónicas, e incluso más de la mitad de nuestra muestra consiguió dejar la medicación psiquiátrica u otros medicamentos que tomaban habitualmente.
Por poner un ejemplo, de acuerdo con el último estudio en España una de cada cuatro mujeres toma diariamente analgésicos o ansiolíticos. Es decir, que las cifras de medicación son abrumadoras y muy preocupantes, y precisamente lo que se ha comprobado es que en los países donde se han establecido programas de cannabis medicinal desciende muchísimo el número de usuarios de estas medicaciones, ya que estos fármacos son sustituidos por cannabis.
La ayahuasca puede estar integrada en la sociedad contemporánea como una forma más de autocuidado, igual que el yoga, el Pilates, la alimentación sana, y tantas otras prácticas
En el caso de la ayahuasca nosotros hemos observado que más de la mitad de nuestra muestra ha dejado este tipo de fármacos, y de esto no se concluye que la ayahuasca sea una panacea, pero los hallazgos del estudio sugieren que la ayahuasca puede estar integrada en la sociedad contemporánea como una forma más de autocuidado, igual que lo están el yoga, el Pilates, la alimentación sana, y tantas otras prácticas de autocuidado que no se pueden hacer unívocamente responsables del bienestar, pero sí forman parte de la rutina de cuidado personal.
Usos recreativos del cannabis
Respecto a los usos recreativos del cannabis, ¿fumar marihuana puede tener también propiedades terapéuticas? Te lo pregunto como experto porque las personas que lo hacen afirman que les levanta el ánimo o les relaja, por ejemplo. ¿Qué hay de verdad en esto?
Pues hay mucho de verdad, porque si les sentara mal no lo harían. Tenemos una tendencia a pensar que los usuarios de drogas son masoquistas y lo que les gusta es infligirse daño, pero si hay un millón de personas en España utilizando cannabis, me cuesta creer que ese millón de personas sean adictas o dependientes al cannabis y toda su vida gire en torno a esta sustancia.
Yo estoy rodeado en mi vida cotidiana de usuarios de cannabis y funcionan perfectamente y utilizan el cannabis porque les produce algún tipo de beneficio. E independientemente de mi experiencia personal, hemos hecho estudios en los que incluso hemos utilizado técnicas de neuroimagen con usuarios de cannabis que han estado un mes sin consumir, y cuando se les ha sometido a pruebas neuropsicológicas complejas después de este mes no se diferencian absolutamente en nada de los no usuarios.
El cannabis sí tiene un efecto sobre el aprendizaje y sobre la memoria de trabajo que es evidente, por lo que no es buena idea utilizar cannabis si tienes que estudiar para un examen, o si tienes que realizar operaciones cognitivas complejas, pero la gente que suele consumirlo no lo hace precisamente para esto, sino tras su jornada laboral o de estudio, para relajarse y disfrutar de la música, de la compañía… Creo que el uso recreativo del cannabis va en esta dirección y en la de obtener un beneficio, y no en la de perjudicar a las personas.
Estamos muy contaminados con el discurso médico, respecto a que uno solo puede utilizar algo con fines médicos, y si no lo utiliza con fines médicos está abusando de ello. De esta forma, o el individuo es un enfermo, o es un dependiente, y no queda espacio para la libre autonomía, el libre desarrollo de la personalidad, o alcanzar el máximo nivel de bienestar, que son derechos humanos fundamentales y que el discurso medicalizante nos está arrebatando.
La libre autonomía, el libre desarrollo de la personalidad, o alcanzar el máximo nivel de bienestar son derechos humanos fundamentales que el discurso medicalizante nos está arrebatando
Cuando alguien hace deporte no se le pregunta si lo hace por razones médicas, sino que se da por hecho que obtiene un beneficio personal. Sin embargo, al usuario de cannabis se le estigmatiza cuando lo utiliza para fines personales, y también los médicos consideran que se está automedicando. Se han apropiado también del concepto de autocuidado, de lo que hacemos todos los humanos para encontrarnos mejor tanto con nosotros mismos, como con nuestro medio. Son prácticas de autocuidado que todos hemos aprendido y nos han enseñado a practicar, y resulta que si es con cannabis o con productos que a los médicos no les gustan o consideran que son ellos los que deberían prescribirlos, lo llaman automedicación y es otra patología más; es un callejón sin salida.
Hablando del consumo recreativo de cannabis, habría que preocuparse también por su calidad, ya que recientemente se publicó un estudio que reveló que el 75% de las muestras de cannabis analizadas presentaban grandes cantidades de la bacteria 'Escherichia coli', un indicador de contaminación fecal. ¿Qué aconsejas a los usuarios para evitar este problema?
Esto es un efecto secundario más de la prohibición, porque no existe un control de calidad sobre el producto que llega al consumidor. Es una auténtica irresponsabilidad dejar en manos del mercado negro cualquier tipo de producto de uso humano porque deriva en estas cosas. Y hay poco que aconsejar porque el cannabis, a no ser que uno lo cultive para su uso particular, va pasando de mano en mano, y en las manos de las personas sabemos que hay bacterias.
Lo único que se les puede recomendar es que hagan un uso lo más aséptico posible en las transacciones, pero es imposible dar consejos al respecto más allá de que se mantengan unos niveles de higiene apropiados, tanto el que vende como el que compra. Pero exigir que un vendedor en el mercado negro mantenga unas normas de higiene es como pedirle a Al Capone que tenga un comportamiento ético; estamos hablando de un mercado no regulado en manos del crimen organizado.
Los estados alterados de conciencia que produce el cannabis y otras plantas psicoactivas en vez de provocar locura mejoran el bienestar de la persona
Se podría pedir a los políticos que se dejaran ya de farsa y regularan de una vez el cannabis para que todos salgamos beneficiados: los que lo utilizan para que los productos sean de calidad, y los que no lo utilizan para no tener que soportar que haya un mercado negro y que se produzca un gasto público que podría destinarse al beneficio de la sociedad.
Finalizas el libro hablando sobre 10 mitos y realidades sobre el cannabis. No te pido que los enumeres ahora pero ¿cuál consideras que es la creencia errónea más extendida sobre esta sustancia?
La propaganda de los años 30 que proclamaba que causa locura y adicción es lo que más ha dañado su imagen, aunque fue un daño hecho a propósito. Incluso se hizo una película mítica llamada Reefer Madness (Estados Unidos, 1936) en la que el protagonista se fuma un porro y se vuelve loco, pierde el control, se vuelve promiscuo, irresponsable, abandona a su familia, se gasta todo el dinero ahorrado…
Parece que a las autoridades les asusta que haya una alteración del control, y el cannabis claro que produce una alteración del control porque provoca un estado alterado de conciencia, pero estos estados alterados de conciencia asociados al cannabis y otras plantas psicoactivas en vez de provocar locura mejoran el bienestar de la persona.