Los bebés están listos para aprender su lengua materna antes de nacer

Los bebés aprenden más rápido el idioma que escuchan con mayor frecuencia en el útero, según un estudio que midió las ondas cerebrales de 33 recién nacidos y revela que la experiencia lingüística influye en el cerebro antes del nacimiento.
Bebé balbuceando con su madre

23/11/2023

Cuando los adultos intentamos aprender un idioma a menudo nos asombra la facilidad que tienen los bebés para pronunciar sus primeras palabras durante su primer año de vida, y una nueva investigación ha podido dar con la explicación a esta habilidad, ya que ha encontrado que antes de nacer el cerebro de los bebés se prepara para adquirir la lengua a la que han estado expuestos con mayor frecuencia en el útero.

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Los hallazgos proporcionan “la evidencia más convincente hasta la fecha de que la experiencia del lenguaje ya da forma a la organización funcional del cerebro infantil, incluso antes del nacimiento”, según han declarado los investigadores a la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS).

La mayoría de los recién nacidos son considerados “oyentes universales”, lo que significa que están capacitados para aprender cualquier lenguaje humano, pero cuando cumplen un año, el cerebro de los niños se especializa en los sonidos de su lengua materna. Aunque este primer año es clave para el desarrollo del lenguaje, las investigaciones sugieren que la experiencia prenatal también puede contribuir a establecer las bases para la percepción auditiva y del habla.

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Entre los cinco y los siete meses de embarazo, el feto puede empezar a oír sonidos fuera del útero y se ha comprobado que solo unos días después del nacimiento los bebés demuestran que prefieren la voz y el idioma nativo de su madre. Además, los recién nacidos pueden reconocer ritmos y melodías que escuchan en el útero, y la exposición prenatal a la música puede ayudarles a desarrollar habilidades musicales, pero no ha quedado claro si se puede decir lo mismo del lenguaje.

En el nuevo estudio la estudiante del Centro de Neurociencia de Padua de la Universidad de Padua Benedetta Mariani y sus colegas descubrieron que los bebés dormidos que estuvieron expuestos más recientemente al idioma nativo de su madre mostraban señales cerebrales asociadas con el aprendizaje del habla y el lenguaje a largo plazo. Sus hallazgos se han publicado en Science Advances.

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Los bebés identifican la lengua que escucharon en el útero

Los investigadores reclutaron a 33 mujeres embarazadas de habla francesa nativa de la sala de maternidad del Hospital Robert Debré en París, donde utilizaron una técnica llamada encefalografía (EEG) para monitorear las ondas cerebrales de sus bebés entre uno y cinco días después del nacimiento. “En los adultos, sabemos que una serie de oscilaciones neuronales u ondas cerebrales desempeñan un papel en la comprensión del habla y el lenguaje”, explicó la coautora Judit Gervain, profesora del departamento de psicología social y del desarrollo de la Universidad de Padua e investigadora principal del Centro Integrativo de Neurociencia y Cognición, CNRS y Université Paris Cité. “Las ondas que oscilan a diferentes frecuencias se alinean con los ritmos de diferentes unidades del habla, como la sílaba o los sonidos individuales del habla”.

“El efecto de la experiencia lingüística antes del nacimiento resulta ser un factor determinante en el procesamiento y la adquisición del lenguaje ya durante los primeros días después del nacimiento”

Los investigadores emplearon EEG para determinar si esta arquitectura cerebral presente en adultos con mucha más experiencia lingüística ya estaba presente en algún grado en el cerebro recién nacido y, de ser así, si los ritmos que producen sus cerebros se alinean con los ritmos del idioma que escuchaban con mayor frecuencia en el útero.

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Mientras los bebés dormían, los investigadores reprodujeron versiones en francés, español e inglés del cuento de hadas infantil Ricitos de oro y los tres osos en varios órdenes, cada serie comenzaba y terminaba con tres minutos de silencio, que fue cuando registraron ondas en el cerebro de los bebés, a los que previamente les habían puesto gorros que contenían 10 electrodos activos colocados en áreas superpuestas a regiones del cerebro asociadas con la percepción auditiva y del habla en los niños.

Los electrodos midieron la actividad electrofisiológica como señales de frecuencia, lo que ayudó a los investigadores a determinar si escuchar estos idiomas activaba las ondas cerebrales asociadas con el procesamiento de diferentes elementos del habla, como las oscilaciones theta (4 a 8 Hertz), que están relacionadas con la audición de sílabas, o las oscilaciones gamma. (30 a 60 Hertz), que están relacionados con distintas unidades de sonido conocidas como fonemas.

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Las señales EEG fueron procesadas utilizando un método que ayuda a medir el grado de “memoria"” (correlaciones de largo alcance) contenidas en ellas, explicó Mariani. “En nuestro caso, esta medida mostró evidencia de aprendizaje del lenguaje, es decir, cambios duraderos en la dinámica del cerebro después de la exposición al lenguaje, específicamente después del lenguaje escuchado antes del nacimiento”, afirmó Mariani.

Raquel Fernández Fuertes, directora del Laboratorio de Adquisición del Lenguaje de la Universidad de Valladolid (UVALAL), que no ha participado en la investigación, ha explicado en declaraciones a SMC España que en este estudio: “Los bebés identifican con éxito la lengua a la que han estado expuestos prenatalmente y la distinguen de lenguas desconocidas, independientemente de que sean prosódicamente similares o más distantes. Además, los bebés son sensibles en este mismo estado inicial a las unidades prosódicas más grandes (es decir, las sílabas, la banda theta) y no a las más pequeñas (es decir, los fonemas, la banda gamma), ya que son las unidades las que están expuestos en la lengua que han escuchado prenatalmente. El efecto de la experiencia lingüística antes del nacimiento resulta ser un factor determinante en el procesamiento y la adquisición del lenguaje ya durante los primeros días después del nacimiento”.

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“Este estudio deja la puerta abierta a considerar otras cuestiones que ayudarían a completar la información que tenemos sobre cómo el cerebro desarrolla y procesa el lenguaje, por ejemplo, analizando las lenguas tonales en las que los patrones de entonación implican un cambio de significado que no se produce en las lenguas no tonales como las tres consideradas en este estudio. Además, aún queda por investigar si los efectos de facilitación aquí descritos para el lenguaje pueden extenderse también a otros dominios (por ejemplo, la música)”, concluye la experta.

Actualizado: 23 de noviembre de 2023

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