Desarrollo del sentido de la vista en el feto: cómo favorecerlo

Cuando tu bebé es tan solo un embrión de pocas semanas ya se aprecian unos surcos que se convertirán en unos preciosos ojos. Descubre el desarrollo del sentido de la vista en tu pequeño y la participación de algunos nutrientes, como el DHA o la luteína.
Vista de un feto humano en el interior del vientre de su madre
Dra. Graciana Fuentes Páez

Revisado: Dra. Graciana Fuentes Páez

Especialista en córnea y cirugía refractiva en el Instituto Catalán de la Retina (ICR)

Actualizado: 25 de abril de 2024

Al nacer tu pequeño, te mirará con sus ojitos, muy abiertos. Heredarán tu color o el de su papá, y cuando le des el pecho o el biberón te mirarán fijamente. La naturaleza ha hecho que en estas primeras semanas el recién nacido pueda ver entre 20 y 30 centímetros, la distancia que hay entre su carita y la tuya cuando le alimentas. Todo lo que se aleje de esa medida lo percibe borroso.

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Y en el interior del útero… ¿qué ve? Todo parece indicar que el bebé dentro del útero materno percibe sonidos (como el latido del corazón de su mamá), sabores (el gusto del líquido amniótico que traga varía según la alimentación materna) … pero ¿distingue imágenes? Te vamos a contar cómo es el apasionante desarrollo del sentido de la vista de tu pequeño en su etapa fetal.

¿Cuándo se forman los ojos del feto?

Durante las primeras semanas del embarazo, cuando puede que la madre no sepa que está embarazada, en el tubo neural (que se convertirá en el cerebro y la médula espinal) se forma la vesícula óptica,

Si observamos una ecografía de las primeras semanas de embarazo, a ambos lados de lo que parece su cabeza, ya se perciben unas diminutas manchas negras o surcos ópticos. “Los primeros signos comienzan a emerger muy temprano, alrededor del día 22 de gestación. En este punto, se observa la presencia de unos surcos superficiales que eventualmente darán lugar a lo que llamamos vesículas ópticas. Para el día 25 de gestación, ya podemos observar claramente la formación de esta vesícula óptica, marcando el inicio del proceso de crecimiento y formación ocular”, nos explica la Dra. Graciana Fuentes Páez, especialista en córnea y cirugía refractiva en el Instituto Catalán de la Retina (ICR).

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No podemos decir que son los ojos de tu bebé, porque aún no se han formado, pero sí un esbozo. Lentamente se desarrollarán las partes del ojo que van a permitir que pueda ver: la retina, la córnea, el iris y la pupila, y las conexiones neuronales y el nervio óptico.

Ojos de un feto humano

Desarrollo de las estructuras del ojo

  • La córnea: es la capa transparente en la parte frontal del ojo, por donde entra la luz. Su desarrollo comienza a alrededor de la quinta semana de gestación, cuando el embrión tiene aproximadamente el tamaño de un grano de arroz. Para la semana 12ª de gestación, la córnea ya está presente como una estructura distintiva, aunque aún inmadura.
  • La retina: en la cuarta semana de la gestación, la retina emerge como una extensión de la vesícula óptica. En la semana 27ª, las últimas capas, en la parte posterior del ojo, se han formado ya y las células que convierten la luz en señales eléctricas mandan a través del nervio óptico la información recogida.
  • El cristalino: comienza a formarse alrededor de la séptima semana de embarazo. Es una estructura transparente que ayuda a enfocar la luz en la retina, en el fondo del ojo. Entre las semanas 16ª y 17ª de gestación en la ecografía ya se puede detectar. Por eso cuando acudas a la ecografía morfológica de las 20 semanas, se podrá ver ya el diminuto y transparente cristalino.
  • El iris y la pupila: hacia la 11ª semana se forma el iris, es decir la parte más visible del ojo y la que aporta el color característico, verdes, azules, marrones... La pupila, que es la zona central oscura y por la que entra la luz, “comienza a formarse durante el tercer mes de embarazo”, nos cuenta la Dra. Graciana Fuentes Páez.

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Desde que el iris es solo un esbozo, ya está definido su color, porque todo depende de la genética. Los iris de cualquier color tienen solo un tipo de pigmento, la melanina. Los diferentes colores de los ojos no dependen pues de distintos pigmentos, sino de la cantidad y posición de esta melanina: los iris con más cantidad de melanina aparecen más oscuros; los de menos se ven más azulados. Y si la melanina está más concentrada cerca del borde del iris, el color del ojo puede ser más oscuro en el borde y más claro hacia el centro. “El color del iris está determinado por la cantidad de melanocitos. Este proceso está influenciado por factores genéticos, lo que significa que heredamos la predisposición al color de ojos de nuestros padres”, afirma la Dra. Graciana Fuentes Páez.

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Las conexiones nerviosas que permiten ver

Paralelamente a la formación de la retina, la córnea o el cristalino, se crean en el cerebro neuronas y conexiones que van a permitir el sentido de la vista. Tan importante como la creación de la retina, son las conexiones neuronales con el cerebro a través del nervio óptico, que se empiezan a formar a partir de la 8ª semana de gestación. Sin estas conexiones que unen los ojos con el cerebro, la visión es imposible.

Al mismo tiempo se crean las conexiones que van a permitir que los ojos se muevan. “El proceso de conexiones neuronales que permiten los primeros movimientos oculares comienza a establecerse entre la séptima y la novena semana de gestación. Es en este momento temprano cuando se inicia la comunicación esencial entre los componentes neuromotores relacionados con la visión. Los primeros signos de movimiento ocular ya son visibles en la 14ª semana, lo que subraya la rapidez y la eficiencia del desarrollo neurológico en la creación de la red que controla nuestros movimientos oculares”, dice la Dra. Graciana Fuentes Páez.

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Durante el desarrollo fetal, las células nerviosas de la retina, llamadas células ganglionares, comienzan a enviar proyecciones hacia el cerebro a través del nervio óptico. A medida que progresa el desarrollo fetal, las conexiones entre las células nerviosas en la retina y en el cerebro se refinan y organizan aún más. Este proceso continuará después del nacimiento y durante la infancia y la niñez.

¿A partir de cuándo ve el feto?

Muchos se han preguntado si el feto puede ver dentro del útero. Se ha comprobado que sí es sensible a la luz y, de hecho, si se acerca una fuente de luz a la barriga de la madre, el feto trata de protegerse con sus manitas.

La Dra. Graciana Fuentes nos desvela que “A partir de la semana 30 de gestación, comenzamos a observar el reflejo pupilar en respuesta a la luz, lo que indica una sensibilidad incipiente a los estímulos visuales. Pero incluso alrededor de la 26ª semana de gestación, los prematuros pueden mostrar respuestas corticales a estímulos luminoso. Es maravilloso cómo nuestros pequeños pacientes están empezando a interactuar con el mundo visual incluso antes de nacer”. De todas formas, ten en cuenta que su mundo en el interior del útero materno es oscuro y líquido. Como mucho, si acercas un foco de luz a la tripa, tu bebé podrá vislumbrar un tono rojizo, pero nada más.

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“A través de técnicas como la magnetoencefalografía, se ha observado una mayor actividad cerebral en respuesta a estímulos luminosos en fetos de entre 28 y 36 semanas de gestación”, añade la experta.

En las últimas semanas de embarazo su visión será muy parecida a la de un recién nacido. Es decir, sus ojos no ven tal y como nosotros lo entendemos: si ver se define como captar una imagen, aunque no se interprete, el recién nacido ve algo; pero si se define como interpretar las imágenes que caen sobre la retina, el feto no ve. De hecho, se dice que el bebé viene al mundo con ojos, pero sin vista, ya que todo el montaje de la visión se desarrolla y perfecciona y alcanza su plenitud en la infancia.

Feto tapando su cara por que siente la luz exterior

Curiosidades del desarrollo visual del bebé

  • Un ojo a cada lado: En las primeras semanas de la gestación, los esbozos de los ojos del embrión están muy separados el uno del otro, alrededor de 160º, por lo que parece que están a ambos lados de la cabeza (como las orejas) en lugar de en su parte frontal. A medida que trascurran las semanas, los ojos se irán reubicando hacia el centro y para la semana 18ª estarán bien emplazados.
  • Con lagrimal, pero sin lágrima:  En la 8º semana de gestación se empiezan a desarrollar los conductos lagrimales, pero no terminan de formarse hasta después del nacimiento. Por eso, los recién nacidos suelen llorar sin lágrimas.
  • Los ojos, bien cerrados: Al principio del embarazo, los primitivos ojos permanecen abiertos, pero al tiempo que se forma el globo ocular se crean los párpados, que se fusionarán hacia la semana 10ª de gestación, y así permanecerán hasta la 24ª semana. A partir de entonces, tu bebé practica el parpadeo. Cuando nazca, este reflejo (que no desaparece con la edad adulta y que todos tenemos) protegerá sus ojos de los objetos que se aproximen, e impedirá que una luz perjudicial pueda dañar sus delicadas córneas y mantendrá sus ojos húmedos. Solo que en los recién nacidos ese reflejo está más acentuado y bastará una suave corriente de aire o una luz un foco fuerte para que cierre sus ojitos.
  • Ojos ¿grises, azules…? Los bebés presentan al nacer un color de ojos grisáceo, dado que los melanocitos no se han expuesto a la luz. Al nacer, cuando abandonen la oscuridad del útero materno, los melanocitos comienzan a producir melanina y la cantidad de esta sustancia en el iris aumenta gradualmente. El color definitivo suele aparecer entre los seis y los 12 meses después de nacer.
Mujer tomando suplementos para el embarazo

Qué hacer en el embarazo para favorecer el desarrollo fetal de la vista

Durante el embarazo, hay varios factores que pueden favorecer el desarrollo saludable de la vista del feto. Te compartimos algunos consejos basados en recomendaciones generales de salud prenatal:

  • Ingiere alimentos ricos en luteína: la luteína es un carotenoide, un tipo de vitamina que se encarga de dar color a las frutas y verduras. Nuestro organismo no puede producirla y solo la obtenemos a través de la dieta. La luteína está presente sobre todo en la mácula del ojo, una pequeña zona situada en el centro de la retina, que permite ver detalles, el movimiento, distinguir las caras y leer. Para hacerse una idea: la concentración de luteína en la retina es 1.000 veces superior a la del plasma. Y su concentración en el feto depende de los niveles en sangre materna. Un estudio realizado en EE.UU., y publicado en la revista The Journal of Nutrition, encontró que la concentración de luteína en la sangre del cordón umbilical de los bebés cuyas madres tomaban suplementos de este nutriente era 5 veces mayor.

    Como nos comenta la Dra. Graciana Fuentes, “la luteína desempeña un papel importante en el desarrollo fetal de la visión. Se ha observado que la luteína está presente en los tejidos oculares del feto hasta aproximadamente la semana 28 de gestación. Como antioxidante, se cree que su presencia ayuda a proteger los tejidos en desarrollo de la oxidación, lo que es crucial para un desarrollo visual saludable. Además, se están llevando a cabo investigaciones para explorar si la luteína puede estar relacionada con patologías oculares como la retinopatía de la prematuridad, la catarata congénita y los defectos del desarrollo de la mácula”.
  • Toma suplementos con DHA: “Los ácidos grasos desempeñan un papel fundamental en el desarrollo embrionario tanto del ojo como del cerebro. Son componentes esenciales para la formación y el crecimiento adecuados de estas estructuras vitales durante las etapas tempranas del desarrollo fetal”, puntualiza la Dra. Fuentes Páez.

    Las membranas externas de los conos y de los bastoncitos de la retina acumulan una gran cantidad de DHA. Estas membranas son imprescindibles para la visión: traducen las señales luminosas que reciben en una señal eléctrica que llega al cerebro, y allí se transforman en imágenes. Varios estudios han relacionado una mayor agudeza visual en los bebés cuyas madres tuvieron una dieta rica en DHA. En un trabajo publicado en la revista Plos One, encontraron que una mayor ingesta materna de DHA en el embarazo o la lactancia favorecía una mayor agudeza visual en los bebés a los 9 meses después del parto. Aunque los ácidos grasos se pueden conseguir con la alimentación (pescados azules, frutos secos…), según el estudio Ingesta de ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y omega 3, determinantes y fuentes dietéticas en la población española: resultados del estudio Anibes, publicado en Nutrients en 2023, en España el 83,5% de las mujeres en edad fértil (embarazadas y lactantes) no cumple los objetivos nutricionales EPA+DHA. Los organismos científicos a nivel internacional y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) recomiendan aportar DHA como forma de omega 3 en el embarazo. El efecto beneficioso para el desarrollo de la visión y del cerebro del bebé se obtiene con una ingesta diaria de 200 mg de DHA.
  • Acude a todas las revisiones prenatales: las revisiones prenatales, como el control del azúcar en sangre, permiten saber si la madre padece algunas patologías como la diabetes gestacional. Si la madre desarrolla esta complicación y no toma ninguna medida el feto tiene más riesgo de desarrollo enfermedades visuales.   
  • Evitar sustancias nocivas: el alcohol, el tabaco y las drogas pueden tener efectos negativos en el desarrollo fetal, incluyendo el de la vista. Evitar estas sustancias puede contribuir significativamente a la salud ocular del bebé.
  • Evitar infecciones: contagiarse en el embarazo del virus de herpes simple, toxoplasmosis o citomegalovirus, puede causar microftalmia, una malformación ocular que se caracteriza por que los ojos son más pequeños de lo normal. Practica buenos hábitos de higiene y sigue las recomendaciones de tu médico respecto a las vacunaciones y la prevención de enfermedades.

Creado: 25 de abril de 2024

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