Así influye la flora intestinal en tus ganas de hacer ejercicio

Descubren una vía del intestino al cerebro que aumenta las ganas de hacer ejercicio y el rendimiento deportivo, y podría ayudar a desarrollar intervenciones basadas en la dieta para motivar a las personas a practicar deporte.
Mujer haciendo un signo de OK preparada para hacer ejercicio

16/12/2022

Sabíamos que las bacterias que se encuentran en nuestro intestino y que forman parte de nuestra microbiota o flora intestinal junto a otros microorganismos –virus, protozoos, hongos, arqueas…– afectan a nuestra salud física y mental. Pero la ciencia va descubriendo nuevas conexiones entre estos microbios y cómo nos sentimos. Ahora, una nueva investigación ha revelado que también influyen en nuestra motivación para realizar ejercicio físico y nuestro rendimiento deportivo.

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El estudio ha sido realizado en ratones por científicos de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) y ha encontrado que determinadas especies de bacterias intestinales activan los nervios en el intestino para inducir el deseo de hacer ejercicio. Sus resultados, publicados en Nature, revelan la vía del intestino al cerebro que explica por qué algunas bacterias aumentan las ganas de salir a entrenar.

Los investigadores, liderados por el Dr. Christoph Thaiss, profesor de microbiología en la Universidad de Pensilvania, reunió a alrededor de 200 ratones a los que pusieron a correr, en una rueda giratoria o en una cinta andadora. El rendimiento de los animales era muy diferente, y cuando los clasificaron por su herencia genética no encontraron ninguna relación entre sus genes y su rendimiento deportivo, por lo que investigaron otras causas potenciales, como el metaboloma (conjunto de metabolitos que genera el organismo), su metabolismo o su microbioma intestinal (conjunto de microbios intestinales y sus interacciones genéticas).

“Las neuronas sensoriales transmiten una señal al cerebro que eleva los niveles de dopamina, el principal neurotransmisor involucrado en generar la motivación para hacer ejercicio”

Observaron que mientras los dos primeros factores no estaban correlacionados con el nivel de actividad física y que las diferencias en el rendimiento de carrera de los ratones se atribuían en gran medida a la presencia de ciertas especies de bacterias intestinales en los roedores que tuvieron un mayor rendimiento. Descubrieron que la genética parecía explicar solo una pequeña parte de las diferencias de rendimiento, y que las diferencias en las poblaciones de bacterias intestinales parecían ser sustancialmente más importantes.

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Los investigadores administraron un cóctel de antibióticos de amplio espectro a los animales para comprobar sus efectos, ya que se sabe que los tratamientos con estos fármacos deterioran la flora intestinal como efecto secundario, y observaron que el rendimiento de los que habían sido medicados era mucho más bajo, hasta un 50% menor que antes de tomar los fármacos y en comparación con los ratones que no los habían tomado. Muchos ni siquiera se acercaban a la cinta ni subían a la rueda.

Una vía que conecta las bacterias intestinales con las ganas de entrenar

El Dr. Thaiss ha explicado: “Lo que descubrimos es una vía que conecta el microbioma intestinal con un área del cerebro llamada cuerpo estriado, que es fundamental para generar motivación”. “El microbioma produce metabolitos específicos que son detectados por las neuronas que inervan el intestino. Estas neuronas se activan durante el ejercicio y las moléculas derivadas del microbioma mejoran esta activación. Las neuronas sensoriales transmiten luego una señal al cerebro, que desemboca en una elevación de los niveles de dopamina en el cuerpo estriado. La dopamina, a su vez, es el principal neurotransmisor involucrado en generar la motivación para hacer ejercicio”.

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El cuerpo estriado es un nodo clave en la red de motivación y recompensa del cerebro, por lo que la conclusión de los investigadores fue que la dopamina adicional en esta zona cerebral durante el ejercicio aumenta el rendimiento al potenciar el deseo de hacer ejercicio. Este sería el circuito que conecta las bacterias intestinales con las ganas de entrenar, aunque de momento solo se ha estudiado en ratones. “Si podemos confirmar la presencia de una vía similar en los humanos, podría ofrecer una forma efectiva de aumentar los niveles de ejercicio de las personas para mejorar la salud pública en general”, ha afirmado el Dr. Thaiss, autor principal del estudio.

“Esta vía de motivación del intestino al cerebro podría haber evolucionado para conectar la disponibilidad de nutrientes y el estado de la población de bacterias intestinales con la preparación para participar en una actividad física prolongada”, indica el coautor del estudio, J. Nicholas Betley, asociado profesor de Biología en la Escuela de Artes y Ciencias de la Universidad de Pensilvania. “Esta línea de investigación podría convertirse en una rama completamente nueva de la fisiología del ejercicio”.

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Los hallazgos de estos científicos abren nuevas vías de investigación sobre el tema. Por ejemplo, los experimentos mostraron evidencias de que los ratones con mejor rendimiento experimentaron un ‘subidón del corredor’ más intenso, que en este caso se midió por una disminución en la sensibilidad al dolor, lo que sugiere que este fenómeno también estaría controlado, al menos en parte, por las bacterias del intestino.

El próximo objetivo del equipo es llevar a cabo nuevos estudios que permitan confirmar la existencia de esta vía del intestino al cerebro en las personas, ya que no solo podría ofrecer alternativas más económicas y seguras basadas en la dieta para que la gente se anime a correr y para optimizar el rendimiento de los atletas de élite, sino que también podría contribuir al desarrollo de métodos más sencillos para modificar la motivación y el estado de ánimo en personas con problemas de adicción o depresión.

Actualizado: 16 de diciembre de 2022

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